EL CONFIDENCIAL 05/02/16
· Las ‘brigadas del diálogo’ de ambas formaciones se reúnen por primera vez esta tarde y su objetivo es «avanzar». Más teniendo en cuenta el último CIS, que muestra un mapa político casi igual al actual
La primera mesa de negociación entre los equipos del PSOE y Ciudadanos se abrirá esta tarde en el Congreso de los Diputados. A las cinco. Albert Rivera y Pedro Sánchez acordaron este primer encuentro durante su reunión bilateral del jueves al anunciar que sus ‘brigadas del diálogo’ se reunirían al día siguiente. La celeridad de la convocatoria, según confirman miembros de la ejecutiva naranja, es para que la «primera toma de contacto sea cuanto antes». En esta cita, los expertos definirán la metodología de las negociaciones, concretarán las áreas de discusión y definirán los mecanismos de diálogo. Una de las posibilidades es que existan varias mesas de conversación y que los miembros de cada equipo se dividan por áreas. Por ejemplo, en materia económica podría haber un cara a cara entre los respectivos portavoces, Luis Garicano y Jordi Sevilla.
Las fórmulas a través de las que organizarán los encuentros constituirán el contenido de la primera reunión. Ciudadanos propone además que en ellos participen técnicos especialistas capaces de avalar las posibilidades legales de los acuerdos que se vayan alcanzando. «Todavía no sabemos si estarán presentes o su colaboración será externa, pero constante», explica uno de los miembros del equipo de Rivera. Los plazos son la otra incógnita. Teniendo en cuenta la petición de Pedro Sánchez para que la fecha de investidura se fije en tres o cuatro semanas, las negociaciones serán intensas y continuas. El líder de Ciudadanos insistió el jueves en que harán todos los esfuerzos por mantener varios encuentros a la semana si es necesario. Pero no serán los únicos: Rivera pretende mantener citas con el equipo negociador del PP-todavía sin constituir-, y Sánchez, el encargado de recabar apoyos suficientes para formar Gobierno, hará lo propio con Podemos y el resto de fuerzas.
En todo caso, el primer contacto directo entre el presidente naranja y el jefe de Ferraz fue positivo, según ambos lados. En el seno de Ciudadanos reconocen sentirse «animados», pero son conscientes de que muchas de las cuestiones serán «complicadas». Lo que tienen claro es que la negociación será «intensiva» y creen necesario «no perder ni un minuto» porque el tiempo acordado «pasará volando» y hay mucho que negociar. «Lo que está claro es que no nos queda otra que buscar espacios comunes y avanzar«, asegura un negociador de la bancada naranja. La conclusión no está de más, teniendo en cuenta, entre otras cosas, los resultados que arrojó el barómetro de enero que el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) publicó este jueves.
En C’s se sienten «animados» aunque saben que habrá complicaciones. Creen que es necesario «no perder ni un minuto». «No nos queda otra que avanzar», dicen
Y es que en caso de que se celebraran elecciones anticipadas, el escenario no cambiaría sustancialmente. El PP se mantendría como primera fuerza, pero no rentabilizaría demasiado estos meses de ‘impasse’. Su 28,72% del 20-D pasaría al 28,8%, según la encuesta. Menos de una décima más. Podemos, en cambio, sí adelantaría al PSOE (20,5%), colocándose en segunda posición (21,9%). A escasos 1,4 puntos. En cuarto lugar quedaría Ciudadanos, cuyo 13,3% es muy semejante al 13,93% de las generales. Unos datos, en resumidas cuentas, que caminan en la línea de otros estudios poselectorales.
Ni Pedro Sánchez ni Albert Rivera mostraron gran preocupación por los números del CIS. Un estudio “caduco”, dijo el líder socialista, porque entre su fecha de realización -2 y 11 de enero- y el momento actual han pasado “muchísimas cosas”. Entre ellas, que se ha enfriado la guerra interna del PSOE, que se constituyeron las Cortes, que Mariano Rajoy rechazó la oferta del Rey de acudir a la investidura, que abocó a una segunda ronda de consultas y que ahora es Sánchez el candidato a la Presidencia del Gobierno.
No obstante, el CIS, como la mayoría de encuestas poselectorales, pone de manifiesto una evidencia: que es a PP y a Podemos a quienes les conviene la repetición de elecciones. A los populares, porque podrían ver cómo el electorado de C’s vuelve a su granero, y a la formación morada, porque podría intentar asestar la puñalada final al PSOE, haciendo real el ‘sorpasso’. Íñigo Errejón, número dos de Podemos, difundió un vídeo en redes sociales en el que subrayaba que el CIS confirmaba que los anhelos de “cambio” han crecido desde el 20-D.
‘Objetivo PP’: los vetos dificultan todo
La insistente negativa de Mariano Rajoy -la última, este jueves en la reunión de su grupo parlamentario- a investir al candidato socialista, independientemente de que esté apoyado por Podemos o por Ciudadanos, dificulta enormemente avanzar en el pacto que a día de hoy es a todas luces el favorito. La operación pasaría en todo caso por contar con la abstención de los populares o la de Podemos. Si no se produjera, los números no salen de ninguna manera. Pero el PP se niega y la formación morada se considera radicalmente incompatible con C’s. El partido de centro dedicará estas semanas a trabajar activamente para darle la vuelta a esa situación, seduciendo al PP, igual que el PSOE quiere emplearse en atraer a Pablo Iglesias y al resto de fuerzas minoritarias.
Para la formación nacida en Barcelona, el tiempo es sin duda una de las claves. Las negociaciones seguirán su curso y confían en que el acuerdo termine llegando ‘in extremis’, tal y como ocurrió en Cataluña. Mientras tanto, Rivera se irá erigiendo como mediador -exactamente igual que en el pacto de la Mesa del Congreso-, tratando de acabar con la denominada «guerra fría» entre socialistas y populares.
La estrategia de Rivera para convencer al PP pasará por apelar a la responsabilidad de Rajoy y los suyos y el reproche constante de la falta de sentido de Estado
Por otro lado, la estrategia de Ciudadanos para convencer al PP de participar en el acuerdo constitucionalista pasará por apelar directamente a la responsabilidad de Mariano Rajoy y los suyos, y el reproche constante de la falta de sentido de Estado. La directriz en el seno del partido centrista está clara: ejercercerán una presión continua sobre el jefe de Génova hasta que termine retratándose; si no permite el acuerdo a tres bandas, será el culpable de que Podemos alcance el poder a través de una alianza de la izquierda.
Además, Rivera confía en que el propio Partido Popular reaccione ante lo que puede ser su perdición. A pesar de que Ciudadanos nunca aseguró que los casos de corrupción en el PP puedan impedir el diálogo con Rajoy, el líder naranja no ha cesado durante las últimas semanas en sus críticas hacia la formación -ahora salpicada de lleno en la operación Taula- y especialmente al presidente en funciones, afirmando que «no es la persona adecuada para abanderar la regeneración«. La idea de C’s pasa por que en el PP comprendan que difícilmente Rajoy podría liderar la nueva etapa política en España tras el 20-D, pero, al mismo tiempo, insistirán en la importancia de su participación -que representa a más de siete millones de votantes- en un acuerdo constitucionalista en el que, con la abstención, incluirían también sus propias condiciones.
El tercer paso de la ronda: Podemos
Sánchez no ha pedido apoyo al PP, y ya ha confesado que no se «plantea» ni su abstención. De hecho, no lo ha incluido en su primera ronda de conversaciones, la que se extiende hasta el sábado, porque en esta fase solo quiere verse con aquellas fuerzas que pueden ser proclives a su investidura. Para la semana próxima sí pretende dialogar con las demás: pedirá entrevistarse con Rajoy, por «respeto» a sus votantes, y también con los representantes de ERC y Democràcia i Llibertat (DiL), para recalcarles que no busca su apoyo porque no quiere negociar nada con quienes buscan la ruptura de España. La única formación parlamentaria excluida es EH Bildu: el secretario general cree que tiene que «hacer muchas cosas antes» de poder sentarse con el PSOE, una fuerza que ha sufrido en sus carnes el terrorismo durante años.
La abstención del PP a un acuerdo PSOE-C’s sería una opción más que plausible para la vieja guardia y ciertos sectores del partido. Pero no será la alternativa que, por ahora, se trabaje la cúpula socialista. Esa será labor de Rivera y los suyos. Sánchez mantiene en pie su sueño de hacer posible lo que ‘a priori’ suena imposible: combinar, en un mismo pacto, a C’s y Podemos. Las «fuerzas del cambio», remacha, han de entenderse. Este viernes, a las 12:30, se entrevistará con Pablo Iglesias. Su actitud, frente a los «desplantes» y la «arrogancia» del jefe de la formación morada, ha sido la de actuar en frío, con «respeto», como le gusta decir. Y lo mismo hará hoy.
Sánchez no va a cejar en su empeño de cuadrar el círculo y reunir en un pacto a Podemos y C’s, apelando que las tres son las «fuerzas del cambio»
Sánchez ha insistido en los últimos días en que todas las fuerzas deben dejar atrás «los vetos» y las líneas rojas, y centrarse en lo que les «une» y no en lo que les «separa». Con Rivera, el entendimiento y la sintonía personal son más sencillos, como demostraron ambos en su reunión. Una alianza entre los dos sería la alternativa favorita, sin duda, para los barones críticos, que siguen recelando de las intenciones de Podemos. Iglesias, por su parte, ya ha reprochado al líder socialista que trate de «vender» un «imposible», una entente a tres bandas, y mantiene viva su exigencia de entrar en el Ejecutivo y hacerse con la vicepresidencia. «Podemos no puede pretender maniobrar como si la investidura fuera suya. Todos tenemos que ceder algo. El acuerdo es difícil, pero el momento es esperanzador. Paso a paso», valora una integrante de la dirección del Grupo Socialista, que enfatiza cómo han sido de «positivas» las dos primeras jornadas de contactos: con Coalición Canaria, Nueva Canarias, IU, Compromís -el miércoles- y C’s -el jueves-, y confía en que también se desencasquillen las cosas con Podemos. El cierre de la semana será el sábado, con la reunión con el PNV.
Iglesias insistirá este viernes en su exigencia de Gobierno de coalición. A priori, la dirección no es favorable y en ningún momento ha reconocido mínimamente que es una buena alternativa. Todo lo contrario: el número dos, César Luena, ya advirtió de que «por tradición y trayectoria» el PSOE prefiere un Ejecutivo monocolor, con apoyos externos. La vuelta a la geometría variable. Sánchez, cuando es preguntado -la última, ayer-, siempre recalca que lo prioritario es acordar las políticas, y luego la configuración del Gabinete. Los barones críticos abominan de un Gobierno compartido con Podemos, porque no se fía de él y porque podría acabar engullendo al PSOE.
Podemos insiste en un Ejecutivo de coalición. A priori la dirección no ve la idea con buenos ojos, y recuerda que primero van las políticas, y luego el Gabinete
Los socialistas consideran que, llegado el caso, si se cerrara un pacto con C’s y con otras pequeñas fuerzas, Iglesias tendría que decidir si se va o no a nuevas elecciones, optando por el ‘no’ a la investidura de Sánchez, como el PP. Una pinza que ambas formaciones dejaron asomar el miércoles, cuando respaldaron la idea de que el debate se produzca en solo 15 días, entorpeciendo en la práctica la posibilidad de acuerdo y mostrando implícitamente sus prisas para que haya pronto una votación que ponga en marcha el contador de los dos meses hacia las nuevas elecciones. El PSOE confía en que al final el abismo de la repetición de las generales mueva a los distintos actores y facilite la investidura de Sánchez.
En el equipo negociador del PSOE, por ahora, impera el hermetismo. Se irá poco a poco, aunque de forma intensiva, hilando el acuerdo en torno a los espacios comunes. Pero esa declaración de principios choca con la realidad de los programas y las jugadas tacticistas de los partidos, que aún no han abandonado el traje de campaña electoral.