JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 16/11/16
· El PSOE perdió su alma obrera en gobiernos y consejos de administración y el PSC vendió la suya al nacionalismo.
Es uno de los chistes más viejos de la democracia. Tan viejo que ya no tiene ninguna gracia: cuando no se puede alcanzar un acuerdo, se crea una comisión. Es lo que han hecho PSOE y PSC vista su incapacidad de superar sus diferencias y asustados por las consecuencias que tendría el anuncio de su divorcio. Así que han decidido crear una comisión que resuelva los problemas entre ellos, como esos matrimonios donde cada uno ha tirado por su lado, pero se ponen en manos de expertos por el qué dirán. Esperanzas hay pocas. El PSOE perdió su alma obrera en gobiernos y consejos de administración y el PSC vendió la suya al nacionalismo, que es como venderla al diablo, pues socialismo nacionalista es nazismo.
El problema del PSOE no es sólo suyo, sino de la entera socialdemocracia, que no vio, o no quiso ver, la gran crisis de 2008, que aún colea. Su Estado de Bienestar no hizo más que agravarla y, cuando se dio cuenta, se hallaba entre la sartén y el fuego: por un lado, una izquierda radicalizada dispuesta a volar el sistema –lo que comía votos de su caladero natural, los trabajadores– y, por el otro, una derecha que aplicaba los torniquetes necesarios para que la economía no se desangrase por completo. En la duda, no se decidió por ninguna, lo que le ha hecho perder prestigio y votos. De seguir así, terminará como el socialismo italiano, griego y, puede que, francés.
Pero eso no es nada comparado con lo ocurrido al socialismo catalán, que ya es residual, tras haber sido el partido más fuerte en su comunidad y hoy no gobierna ninguna de sus grandes ciudades. Una caída en barrena que intenta evitar agarrado al PSOE. Puede ayudarle en Cataluña, pero dañar a éste en el resto de España.
Sobre todo por el «federalismo asimétrico» y la «España, nación, de naciones» que intenta venderle. Son temas demasiado profundos para liquidarlos en las diez líneas que me quedan, pero puedo adelantarles ya una cosa; como el PSOE se los compre, se va también por la cañería. Federalismo algo asimétrico ya lo es el Estado de las Autonomías, y han visto ustedes que no resuelve nuestro problema territorial. Ampliarlo no haría más que hacerlo estallar como aquel «federalismo científico» que los catalanes ensayaron en la Primera República y acabó en rosario de la aurora.
En cuanto a reconocer a Cataluña como Nación, habría, primero, que cambiar la Constitución, que sólo admite una nación: España. Cambio que no creo admitan la mayoría de los españoles. Luego, precisar qué es una nación, pues hay muy distintas interpretaciones de ella. Y, tercero, que los nacionalistas, por el mero hecho de serlo, lo que quieren es un Estado. Y eso les costaría aceptar incluso a los europeos. Ya han visto cómo han reaccionado los franceses a la «Cataluña norte». Total: menudo encarguito le han hecho a esa comisión Fernández e Iceta. Como para ponerse a bailar éste.
JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 16/11/16