Miquel Giménez-Vozpópuli
- Para Monsieur Le Ministre (Óscar Puente) todo es bueno si con ello sirve a su señor y ataca a la presidenta Ayuso–
Oh, Mon Dieu, Monsieur Le Ministre ha publicado una fotografía del metro del Paris colapsado haciéndola pasar por el metro de Madrid. Un hermoso homenaje a la Ciudad de la Luz que la canallesca ha ignorado con esa inquina que la caracteriza ante de los intelectuales sutiles. Porque eso y no otra cosa es Oscar Puente, más conocido como Oscar sur le Pont d’Avignon. Mais, pour Monsieur Le Ministre todo es bueno si con ello sirve a su señor y ataca a la presidenta Ayuso, a quien tiene manía porque sabe que es contraria al Pepe Botella que de Moncloa y que el mejor día carga ella contra los mamelucos izquierdosos y los deja hechos unos zorros. Le Ministre pasa el día rumiando su venganza contra la presidenta mientras canturrea “Sur le Pont d’Avignon on y danse tous en rond”, y hace venir a sus subordinados – que son muchos y pagamos todos – para que le digan cuantas veces se han metido con él en las redes y los pobres andan hasta las cejas, porque si cada día tiene su afán, cada día hay más gente que le dice de todo a Monsieur Le Ministre.
Y este se enfada, maltrata a Vito Quiles y a quien ose acercársele sin previa genuflexión, y pisa el suelo con mucho imperio y poca donosura, y abandona a los usuarios de cercanías de Madrid, y a los del AVE, y pasa de todo menos de regar su ego de mustia planta. Hay que hundir a Ayuso, se dice. Por eso pone fotos del metro de París. Bueno, y porque ama a esa ciudad, siendo conocido por ser un flaneur empedernido y leer a Baudelaire a grito pelado en le Bois de Boulogne y hablar de Rimbaud con los de parques y jardines en las Tullerias y subirse encima de la mesa de un bistró, sin venir a cuento, recitando los inmortales versos que puso Edmond Rostand en labios de Cyrano de Bergerac – otro gran incomprendido histórico, mira por dónde – “¡Callaos! Tengo una idea. Desde aquí desafío a toda la platea. Acércate tú, valiente. Uno a uno, quiero veros frente a frente. ¿Quién será el primero en la lista…? ¿Vos, señor? No. Al primer duelista lo despacharé con honor, con coraje y sin miedo.”. Y así procede este francófilo con la prensa, la oposición y hasta su sastre.
Claro que ante patrañas tan burdas com la de la foto de marras bien pudiera Monsieur Le Ministre encontrarse con que Ayuso también conozca a Cyrano y, mirándolo con ojos de acero de quien con la verdad ni teme ni ofende le responda “ ¿Que yo pacte? ¿Pactar yo? ¡Te conozco, Estupidez!¡No cabe en mi tal doblez! ¡Morir, sí! ¡Venderme, no!”.
Mientras todos los lacayos de Le Ministre se inclinan cuando suena esa canción, les beaux messieurs, les belles dames, les filles et aussi même les musiciens, España ve con estupor a este ministro y piensa, como Voltaire, que “La estupidez es una enfermedad ciertamente curiosa: no es el enfermo quien la sufre, sino los demás”.
Ah, Monsieur Le Ministre, triste destino el del ilustrado que, como Vuestra Excelencia, se las tiene que ver con señoras como la presidenta Ayuso. Es como enfrentar al tren de la bruja con una locomotora del Shinkansen.