Mira que había material para escribir el artículo de hoy: la Constitución, el nombramiento de Iceta como delegado de España ante la UNESCO, la presidencia de Pepe Zaragoza de la Comisión Constitucional del Congreso, la generalidad catalana que va a tener trescientos inspectores de hacienda, en fin, que el observador de eso que llaman vida política tenía dónde escoger. Personalmente, me hubiese inclinado por describir como será la vida de Iceta en París a gastos pagados – y cómo – ejerciendo de flaneur, comprando libros a mansalva en la FNAC o, más selectivamente, en Galignani, la mítica Shakespeare and Company de la búdica Gertrude Stein o la Gibert Jeune. También hubiera sido una delicia intuir lo que puede llegar a hacer Pepe Zaragoza en esa comisión parlamentaria básica de cara a los tiempos que vienen, la Constitucional.
Excuso hablar del resto de material que tenía encima de la mesa para pergeñar unas líneas, cuatro opiniones y un desencanto permanente. Pero no. Pablo Iglesias se ha pillado un cabreo del quince y ha roto las relaciones con Yoli Díaz y Sumar. Que los podemitas se van al Grupo Mixto, ha dicho el zagal. Se entiende. A Irene Montero no la dejan ni hablar sola y la han escondido estos últimos meses en el armario de las escobas.
Debe ser triste pasar de ser aquellos terribles revolucionarios que iban a hacer que el miedo “cambiase de bando” a una irrelevancia total y absoluta
Normal. A la hora de repartirse ministerios y demás minucias, a los de Iglesias no les han dejado ni lo que le sobró al gato. Como decía la Bombi, y eso dueleeee. Si estará la cosa chunga que, en viendo que Podemos no tiene ministerios, cargos autonómicos o municipales de relevancia, poder ni perrito que le ladre Pablo se ha cabreado. Debe ser triste pasar de ser aquellos terribles revolucionarios que iban a hacer que el miedo “cambiase de bando” a una irrelevancia total y absoluta. La traición de Yolanda Díaz, en boca de los podemitas, ha sido enorme y uno colige, sin que sirva de precedente, que tienen razón. Porque fue el mismo Iglesias quien la designó como sucesora. Él la instauró, la bendijo y la otra, a la que se vio con mando en plaza, lo primero que hizo fue cargarse a todos los que hasta aquel momento habían sido entrañables camaradas, objeto de besicos y achuchones. Típico de comunistas. La gallega debió percatarse de que con la ley del sí es sí Montero había cavado su tumba política y que tarde o temprano le iba a pasar factura. Así pues, desligó su futuro de la moza y decidió volar sola, que más vale eso que hacerlo mal acompañado y con plomo en el ala. Hay otra razón de peso. Podemos tenía su agenda propia y le costaba seguirle el paso a un Sánchez que jamás miente, pero suele cambiar de opinión. Así están las cosas en el patio de esa dacha rojipálida que es la izquierda.
Como se le crucen los cables al de Galapagar Sûr Mer, envía la legislatura a hacer puñetas bolcheviques
Sánchez es el Gran Timonel y todo lo que no se acomode a sus designios, cosa que Mari Yoli pilló a la primera de cambio, no puede existir. Las consecuencias ya se verán. De momento, Iglesias se presentará a las europeas del año próximo, o sea, que vuelve a la política y desde una atalaya comodísima para tocarle los cascabeles a Sánchez; más importante, de los 31 diputados que tiene Sumar en el Congreso, 5 son de Podemos si las cuentas no nos fallan. O sea, que como se le crucen los cables al de Galapagar Sûr Mer, envía la legislatura a hacer puñetas bolcheviques. Recuerden que uno de los lemas favoritos de esta peña es el de cuanto peor, mejor. ¡Ah, como envidio a Miquel Iceta, comprando libros, acudiendo a la Ópera Garnier o a la Comedie Française y comiendo especialidades regionales francesas en La Grange Aux Canards, el auténtico caviar francés en Prunier – su lema tout ce que vient de la mer es real – o el cuatro veces centenario y mi favorito La Tour d’Argent. Miquel tú sí que sabes.