Francesc Homs tiene ganas de que le juzguen. Cuando el pasado 8 de febrero compareció como testigo en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) por el juicio contra el ex presidente Artur Mas por presunta desobediencia al Tribunal Supremo el 9-N, el actual diputado del PDeCAT en el Congreso se jactó de que la Fiscalía no le preguntase.
No sólo lo hizo antes de concluir su interrogatorio –cuando exclamó un «¡qué lástima!» después de que el fiscal Emilio Sánchez Ulled dijese que no le interrogaría– sino que, tras la sesión, abordó al representante del Ministerio Público para reprocharle: «Qué pena que no me hayas preguntado, te habría podido contestar». El fiscal respondió con un «puede llamar a Madrid y que me asciendan como a sus funcionarios, así lo podré interrogar en el Supremo», en referencia indirecta al ascenso de algunos testigos que colaboraron con la organización de la consulta del 9-N y que ahora tienen un cargo superior en el Govern o son senadores por el PDeCAT.
La actitud de Homs demuestra la dura pugna que hay en las instituciones de Madrid entre el PDeCAT y Esquerra Republicana (ERC) para convertirse en la punta de lanza del independentismo y mostrarse como los interlocutores válidos con el Gobierno.
Y es que el ex consejero de Artur Mas tiene a un rival inesperado en el diputado republicano Gabriel Rufián que se ha convertido en el independentista de moda para los medios de comunicación catalanes que lo han encumbrado como el azote de Mariano Rajoy mientras que Homs ha sido relegado, junto con el resto de su grupo parlamentario, al gallinero del Congreso de los Diputados.
Por eso Homs tiene ganas de volver a mostrarse beligerante en sus declaraciones ante los periodistas, como cuando acusó de falta de «valentía» al fiscal del juicio por el 9-N por no preguntarle, pese a que el diputado no podía responder, tal y como le asesoró su abogada Eva Labarta, o como cuando tras conocer los nueve años de inhabilitación que le pide la Fiscalía exclamó: «Me daría asco pertenecer a un sistema en el que te pueden inhabilitar por poner urnas, y por utilizar a la Policía te dan cargos».
Dentro de la sala, fuentes judiciales apuntan a que Homs podría seguir con la misma estrategia que cuando declaró como testigo ante el TSJC y asegurar que el Govern, del que formaba parte, no cometió «ninguna» ilegalidad al mantener las votaciones tras la suspensión del Tribunal Constitucional el 4 de noviembre.
En este sentido, Homs explicó que, como consejero de Presidencia, analizó la providencia junto con el gabinete jurídico de la Generalitat e informó al Govern de que no se incumplía «ninguna irregularidad», ni menos se incurría «en un tipo penal». De esta forma, se decidió mantener el proceso participativo y pedir una aclaración al tribunal.
El diputado también lanzó dardos contra el Constitucional al asegurar que «adapta su agenda a lo que le conviene al Gobierno» por lo que instó a la Generalitat a presentar una demanda contra el Ejecutivo del PP por vulnerar la libertad de expresión y «usar un vehículo procesal singular y discrecional que generaba atender una orden cautelar».
El Supremo deberá dirimir si Homs cometió los delitos de desobediencia y prevaricación cuando, como consejero de Presidencia, dio instrucciones para seguir con el 9-N pese a la resolución del Constitucional.
La principal prueba contra él es una carta que enviaron los responsables de T-Systems, una proveedora del Govern en cuestiones informáticas, quienes preguntaban si debían parar los trabajos tras la providencia del 4 de noviembre. La respuesta del Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CTTI) apelaba a una explicación de Homs sobre que se siguiesen con los preparativos ya que no había motivo para suspenderlos.
El juicio contra el diputado durará tres días y el Supremo estableció que el aforado comparecerá ante siete jueces de lo penal, y no cinco como se compone habitualmente el tribunal, ya que la sentencia será firme.
El martes está previsto que declare como testigo Artur Mas a pesar de estar imputado «en una causa derivada de los mismos hechos», por lo que podrá acogerse a su «derecho a no contestar a aquellas preguntas que puedan resultar perjudiciales para su defensa». Pero Mas estará el mismo lunes en Madrid para mostrar su apoyo a Homs.
Tanto el PDeCAT como entidades soberanistas han convocado una concentración de apoyo al diputado en la plaza del Rey y desde ahí irán en comitiva, igual que hicieron los independentistas ante el TSJC durante las declaraciones de los imputados y el primer día del juicio pese a que en esta ocasión, hacia el Tribunal Supremo, la manifestación no se espera tan numerosa.
Junto a Mas también estarán representantes del Govern y del Parlament así como la ex consejera Irene Rigau que fue juzgada con Mas, además de representantes de l’Assemblea Nacional Catalana, Òmnium Cultural, la Asociación de Municipios por la Independencia y la Asociación Catalana de Municipios.
Las entidades también han convocado concentraciones de solidaridad con Homs el mismo lunes por la tarde frente a las sedes de las delegaciones del Gobierno en Barcelona, Girona, Lleida y Tarragona, además de Taradell, la población natal del diputado.