EL MUNDO – 20/04/16
· La primera reunión entre Mariano Rajoy y Carles Puigdemont parece condenada al desencuentro.
· El presidente de la Generalitat adelantó ayer, durante el balance de sus primeros 100 días en el cargo, las prioridades de su mandato: cumplir el plan para dejar a Cataluña «a las puertas de la independencia» y «revertir los recortes sociales».
· Hoy se las comunicará a Rajoy, pero Moncloa ya ha adelantado su respuesta: con la soberanía nacional «no se juega».
Después de semanas de tira y afloja, la primera reunión entre el presidente español y el catalán se presenta idéntica a las que Rajoy mantuvo con Artur Mas. Sin embargo, Puigdemont confiaba ayer en no volver «de vacío» a Barcelona. «Espero que comprenda que no son las demandas de un partido político o una institución. Hay un movimiento muy transversal, un grueso enorme de ayuntamientos, Govern, Parlament, diputaciones», dijo el president sobre su proyecto de secesión.
Puigdemont dejará claro a Rajoy que está al frente de un «Govern independentista», y por tanto parte de la conversación se centrará en «las relaciones entre Cataluña y España». Eso incluye también «los incumplimientos del Estado» que la Generalitat ha detectado –con respecto, por ejemplo, a las inversiones– y el «injusto» reparto de los techos de déficit entre el Estado y las comunidades autónomas.
Además, Puigdemont se quejará ante Rajoy de la «judicialización de la política»: los nacionalistas están molestos por el hecho de que el Ejecutivo español lleve ante el Tribunal Constitucional (TC) iniciativas que aprueba el catalán, o por la imputación de miembros del anterior Govern por la organización de la consulta del 9-N de 2014.
Rajoy le trasladará su rechazo frontal al plan independentista, pero se mostrará abierto a hablar de cuestiones competenciales y financieras en el marco constitucional, según Europa Press. El PP enmarca la entrevista en la «normalidad institucional», y subraya que se produce a petición de la Generalitat.
Pero Puigdemont también tiene preocupaciones internas. La rueda de prensa de ayer, la primera que ofrece desde que es president, lo evidenció: la mayor parte de sus promesas fueron de contenido social, con el objetivo de convencer a la CUP de que apoye los Presupuestos de la Generalitat.
Además, el jefe del Govern dejó en el aire la promesa electoral de que la legislatura sólo duraría 18 meses: «No seremos prisioneros de ninguna armadura en forma de calendario». Y, en el debate sobre la repetición de las generales, se puso claramente del lado de Convergència, que quiere una lista única independentista, frente a ERC: «Yo soy presidente a consecuencia de una lista conjunta».
EL MUNDO – 20/04/16