EL MUNDO 02/08/16
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, confirmó ayer la vigencia del pulso soberanista al asegurar que sólo cumplirá con el mandato del Parlament para crear un «Estado libre, moderno y próspero». Un órdago hecho público después de que Esquerra y la CUP apostaran sin matices por mantener el plan de desconexión con España, que prevé un mecanismo unilateral de ruptura.
«Obedecer a un Parlamento escogido por los ciudadanos no es, para un demócrata, ningún sacrificio. El Estado español, en cambio, lo convierte en una proeza», escribió el president en su cuenta de Twitter, una herramienta que ya usó la semana pasada para defender directamente a Carme Forcadell. «Obedeceremos, ya lo creo. Obedeceremos al Parlament, cumpliremos el compromiso con los ciudadanos», continuó Puigdemont, quien cumplió con la estrategia del Govern de apelar al resultado del 27-S –cuando el bloque independentista logró mayoría parlamentaria pero no rebasó el 48% de los votos– para apuntalar la hoja de ruta aprobada por el Parlament.
Al margen del Ejecutivo catalán, que sólo se manifestó a través de los tuits de Puigdemont, tanto la CUP como Esquerra y la antigua Convergència –ahora Partit Demòcrata Català (PDC)– quisieron dejar claro que no cumplirán con la suspensión del Alto Tribunal. «Si hay que desacatar, desacataremos», confirmó el diputado republicano en el Congreso, Joan Tardà. En la misma línea se expresó la diputada anticapitalista, Mireia Vehí: «Pese a la suspensión, seguiremos con el despliegue del proceso constituyente y no acataremos la resolución del tribunal». Mientras que la coordinadora general del PDC, Marta Pascal, subió el tono y acusó al PP de «romper de nuevo los principios básicos de la democracia». «No hay democratización posible del Estado español», se sumó Arnaldo Otegi desde el País Vasco.
En cambio, desde el PP catalán recrudecieron su posición y advirtieron al Govern de las posibles consecuencias que acarrearía este desacato anunciado. Según su líder, Xavier García Albiol, Cataluña vive la situación «de crisis institucional más grave desde el franquismo», dijo. «Ni el propio Franco había sido capaz de crear tanta inestabilidad», remató. Por ello, pidió al bloque soberanista que recupere el «sentido común» y que no «eche más leña» al fuego. «Debe haber consecuencias», reclamó el vicepresidente segundo de la Mesa del Parlament y diputado de C’s, José María Espejo-Saavedra.