Pep Guardiola nunca ha escondido su apoyo a la celebración de un referéndum por la independencia de Cataluña. Sin embargo, desde ayer ha pasado de ser una más de las personalidades que apoyan la votación a situarse en el epicentro del proceso soberanista.
El entrenador lo hizo al leer ante miles de personas en Montjuïc –30.000, según la Guardia Urbana– un manifiesto en el que se acusa a España de cometer contra Cataluña «los abusos de un Estado autoritario».
La participación del actual técnico del Manchester City en el acto fue la más aplaudida y también la más dura políticamente en una jornada destinada a espolear el referéndum de independencia que Carles Puigdemont quiere celebrar el próximo 1 de octubre. Pese a ello, el papel del presidente de la Generalitat fue ayer secundario.
Puigdemont se sentó en las primeras filas como invitado a un acto que organizaban las asociaciones soberanistas. Junto a él estaban Oriol Junqueras; varios consellers; la presidenta del Parlament, Carme Forcadell; y representantes del PDeCat, ERC y la CUP. Ninguno intervino en los discursos ni subió a un estrado presidido por una pancarta con una urna gigante impresa y el lema Love Democracy (Ama la democracia).
Puigdemont limitó sus apreciaciones a la primera gran movilización tras el anuncio de la fecha y la pregunta del referéndum a un mensaje a través de Twitter: «Gracias a todos por estar y hacerlo posible. Gracias Pep Guardiola por tu compromiso con la democracia y tu país».
La ausencia en el escenario de cargos del Govern y la dureza del manifiesto sirvieron en bandeja todo el protagonismo a Guardiola. El técnico leyó el escrito en catalán, castellano e inglés y sus palabras fueron las más celebradas por los miles de asistentes que se desplazaron hasta Barcelona en 120 autobuses fletados por los organizadores y soportaron unas temperaturas asfixiantes.
Durante su turno de palabra, el entrenador arrancó con un llamamiento a participar en la consulta. «Estamos aquí para dejar claro que el próximo 1 de octubre votaremos para decidir nuestro futuro. Votaremos aunque el Estado español no lo quiera», avisó. A partir de ahí, las cargas contra el Gobierno fueron in crescendo.
En el escrito se acusa a España de acometer «una persecución política impropia de una democracia en la Europa del siglo XXI» y se denuncia de manera explícita la denominada operación Cataluña, el supuesto contubernio policial para debilitar al independentismo que actualmente investiga la Audiencia Nacional.
Guardiola enumeró una «conspiración» contra Cataluña, «pruebas falsas» contra sus gobernantes y un ataque a los derechos de los catalanes, entre ellos «el derecho a la libertad de expresión política y el derecho al voto». Una lista de amenazas contra la que instó a actuar a los gobiernos europeos «y del mundo». «Apelamos a todos los demócratas de Europa y del mundo a que nos apoyen en defensa de los derechos hoy amenazados», leyó entre aplausos.
El manifiesto fue elaborado para la ocasión por los organizadores de la concentración: la ANC, Òmnium y la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI), grandes catalizadores de las movilizaciones independentistas. Que fuera leído por Guardiola, uno de los rostros soberanistas más reconocidos mundialmente, fue lo que elevó la importancia de las críticas. «Todos conocemos los intentos de acabar con el modelo de escuela catalana. Y del bloqueo de las inversiones en nuestras infraestructuras como los puertos, el aeropuerto o los trenes…», dijo el entrenador, que finalizó con otro aviso al Gobierno si intenta impedir el referéndum: «Ahora que quieren secuestrar la voz de la democracia, más que nunca, acudiremos a las urnas y defenderemos con todas nuestras fuerzas la democracia».
La atención que atrajo el ex entrenador culé dejó en un segundo plano los mensajes que también lanzó ayer el soberanismo y que evidencian su estrategia para los próximos cuatro meses: poner el peso del referéndum en los ayuntamientos y presionar a Ada Colau para que Barcelona se sume a la votación.
La presidenta de la AMI, Neus Lloveras, garantizó que los alcaldes de su asociación –787 de un total de 948 ayuntamientos– estarán «al lado del Govern» en la logística del referéndum. Jordi Sànchez, líder de la ANC, dio por hecho que en la capital catalana «también se podrá votar» y, sin mencionar el nombre de Colau ni a los comunes, aseguró que el 1-O «no fallará ningún demócrata». La frase más pretendidamente épica corrió a cargo de Jordi Cuixart, presidente de Òmnium: «No tenéis suficientes cárceles para encerrar a todo el pueblo de Cataluña».