Julián Quirós-ABC
- Lleva el PP de Feijóo un año largo persuadido de que Puigdemont en algún momento se hartará de Sánchez
Puigdemont, el oráculo, ha vuelto a hablar y de nuevo sus palabras expresan lo contrario de su estrategia de fondo. Avisa el prófugo, el fugado de Waterloo, de que Sánchez no tiene mayoría y está en sus manos. Oh, oh, qué peligro. Invita el líder de Junts a sus subalternos a que se aprovechen de la debilidad del Gobierno y pasen a la ofensiva, pero toda esa farfolla no es aviso ni amenaza, ni la tarjeta amarilla previa a provocar al hundimiento, sino bien al contrario el reconocimiento chulesco de que piensa sacarle el máximo provecho a un Gobierno chantajeable. Lleva el PP de Feijóo un año largo persuadido de que Puigdemont en algún momento se hartará de Sánchez y la derecha social se ha convencido de que esto se cae en cualquier momento. Parece un pensamiento irracional, porque ni al Partido Socialista ni a sus innumerables socios (Podemos, Sumar, Compromís, Bildu, PNV, ERC o Junts) les interesa acortar el actual ciclo. Carecen de estímulos e incentivos para abortar la legislatura y nunca estarán mejor que ahora.