Miquel Giménez-Vozpópuli

El problema de España no es ni territorial, ni político, ni económico ni siquiera cultural. El problema de España, lo que equivale a decir de los españoles, es que somos tontos de capirote. No existe ningún país en el mundo que se deje estafar como nosotros. Y ahora más que nunca, porque a los estafadores amateurs que se colocaban cerca de las grandes estaciones de tren para darnos el timo de la estampita, del tocomocho o del nazareno les ha surgido una tremenda competencia: el político trilero con cargo.

Trátase de aquel que niega antes de elecciones que concederá la amnistía a unos delincuentes y, a la que ve que necesita sus votos, ¡ale hop!, cambia de chaqueta y dice que los va a amnistiar. Pagando usted el gasto, obviamente, porque ahí es donde radia el timo.

Vean como al de Waterloo le darán la pensión vitalicia correspondiente a su ex cargo de presidente de la generalidad. Eso en sí ya es un escándalo monumental, porque en Cataluña es donde los cargos públicos cobran más, incluso superando lo que perciben el presidente del gobierno y los ministros. Pues bien, sepan que Cocomocho cobrará una pensión vitalicia, repetimos por si no quedaba claro, vitalicia de siete mil lereles mensuales a la que cumpla sesentaicinco tacos. Es decir, dentro de cuatro.

Quizás a eso se refería Sánchez cuando decía que iba a mejorar las pensiones de los jubilados pero, oiga, darle siete mil euros a un pájaro que ha intentado dar un golpe de Estado es para ciscarse en el fielato de la política y mear sin echar gota. Ah, pero lo dijo una socialista, el dinero público no es de nadie, así que nadie debería darle un ochavo a ese revolucionario mejillonero de flequillo y maletero. No será así, aunque hacer una campaña de objeción de conciencia para seguir pagando pensiones de tal importe a figuras del music hall como Mas, Maragall o Torra o Carles Puigdemont i Cassamajó, debería ser consultado a la ciudadanía. ¿No son tanto de referéndums? Pues votemos que aquí, o cobramos todos siete mil cuando nos jubilamos o no los cobra ni el sumsum corda.

¿No son tanto de referéndums? Pues votemos que aquí, o cobramos todos siete mil cuando nos jubilamos o no los cobra ni el sumsum corda

Hora es ya de alzar la voz y decir que es de bobos de solemnidad pagar sueldazos a quienes pretenden romper el estado, como Aragonés, que se embolsa casi ciento cuarenta mil al año. Añadamos que para cobrar esas pensioncillas se exige lealtad al estado. Hombre, no fotem¿Lealtad a un insolvente intelectual que dice que lo volverá a hacer? En un país en el que las pensiones y el salario mínimo son de miseria ¿hemos de pagar esas barbaridades a personas que en cualquier oro sitio estarían en la cárcel?¿Saben que la capacidad adquisitiva de las clases medias está a nivel del año dos mil debido a la subida astronómica del coste de la vida y, sobre todo, de los impuestos? ¿Saben que una pareja con dos críos, trabajando ambos cónyuges, y cobrado mil quinientos cada uno, no llega a pagar facturas?

Vayan a los lugares de Cáritas donde se reparte comida y verán a muchos profesionales liberales – abogados, arquitectos, diseñadores – con la cara colorada de vergüenza recogiendo su paquete de comida en medio de señoras que gritan en lenguas no recogidas, de momento, por el reglamento del Congreso diciendo que lo quieren es carne y no de cerdo, precisamente. Ya no basta con trabajar. Incluso haciéndolo, se puede ser pobre en esta España de Falcon, asesores a punta pala y sueldazos para los que cortan el bacalao.

Ya no basta con trabajar. Incluso haciéndolo, se puede ser pobre en esta España de Falcon, asesores a punta pala y sueldazos para los que cortan el bacalao

Es indignante que una viejecita tenga que vivir con quinientos euros mensuales mientras estos sátrapas hablan de miles como si nada. Pero ya lo he dicho, somos tontos de capirote. Y todavía dicen que por qué salimos a la calle a manifestarnos. Lo raro es que no salgamos más.