EL CORREO – 26/08/14
· Los partidos quieren preguntarle en el Parlament si su fortuna procede de comisiones ilegales y si Mas estaba al tanto de sus prácticas.
Nada es igual en Cataluña desde hace un mes, desde el 25 de julio, el día en que Jordi Pujol confesó que había ocultado durante más de tres décadas al fisco una herencia millonaria en el extranjero. En la festividad de Santiago cayó un mito, el del político entregado en cuerpo y alma a su «país». El padre del nacionalismo catalán moderno, el fundador e ideólogo de Convergencia, tiró por tierra un legado político de 23 años al frente de la Generalitat y acabó por confirmar que, pese a lo que pregonó durante años, Cataluña nunca fue un oasis
Ha transcurrido un mes en el que la sorpresa y la decepción iniciales dejaron paso a la indignación unánime. La confesión cogió a sus compañeros de filas a contrapié. En un principio, Convergencia fue el único partido que evitó reclamar su comparecencia en el Parlamento catalán. Sin embargo, el cambio en la estrategia de defensa del expresidente de la Generalitat, que primero mostró su disposición a colaborar con la Justicia y ahora trata de frenar la labor de los jueces, llevó a la formación nacionalista a marcar distancias. La semana pasada le exigió, en público y en privado en su propia residencia gerundense de Queralbs, que vaya a la Cámara catalana a dar la cara. Pero, por el momento, sin éxito. A pesar de que queda una semana para que se confirme la petición de comparecencia, que podría acabar con el expresidente citado para el mismo 2 de septiembre, Pujol no ha comunicado aún al Parlament si va a atender su demanda.
Ni Pujol, que ya está en Barcelona tras sus vacaciones en Girona y que ayer eludió la pregunta a la salida de su domicilio, ni los dirigentes de Convergencia ofrecen pistas. El Parlamento, en cualquier caso, lo espera el martes que viene. Los representantes de los catalanes quieren preguntarle si el dinero oculto en Andorra era una herencia de la familia, como confesó; o si, como investiga la Policía, corresponde a comisiones cobradas a cambio de concesiones de obras durante los 23 años que estuvo al frente de la Generalitat. También quieren saber si Artur Mas estaba al tanto y de qué manera se beneficiaron los hijos del expresident de su posición preeminente en el poder.
El manido ‘España nos roba’
Al margen del desprestigio que el escándalo sobre el presunto fraude ha provocado en el expresidente, que ha perdido todos sus honores, el ‘caso Pujol’ ha supuesto una bomba en la línea de flotación del proceso soberanista y se ha llevado por delante algunos de los lemas sobre los que se sustentaba ideológicamente. Uno, el manido ‘España nos roba’, que se le ha girado hacia el exdirigente catalán, pues será él quien tendrá que explicar si se dedicó a vaciar las arcas públicas en propio beneficio. Y segundo, tira por tierra otro de los argumentos del soberanismo, según el cual la independencia es necesaria para no vivir en un país lleno de casos Gürtel, Bárcenas, ERE o Carlos Fabra. Las primeras investigaciones abiertas para esclarecer el origen de la fortuna de los distintos miembros del clan Pujol amenaza con alcanzar las cotas de corrupción de los escándalos más conocidos.
El exjefe del Gobierno de Cataluña ha dañado al soberanismo, pero sobre todo ha dejado muy tocado a su partido, CDC, que habla ya de la necesidad de refundarse. El expresidente hizo pública su confesión cinco días antes de la reunión entre Mariano Rajoy y Artur Mas, lo que desarmó al presidente de la Generalitat en su cita en La Moncloa. Mas, castigado por la sombra de la corrupción en su partido y debilitado por su incapacidad para sacar adelante la consulta, está en una situación límite a dos meses y medio del referéndum. De ahí que vuelvan los rumores de ofertas a Esquerra para ir de la mano a unas posibles elecciones anticipadas plebiscitarias.
EL CORREO – 26/08/14