EL MUNDO 02/08/14
ENRIC GONZÁLEZ
NO, no esperen el fin del pujolismo. Si el peronismo se mantiene saludable a pesar de todo (fascismo, Triple A, López Rega), si la Legión de Cristo prospera pese a ser fundada por un violador de niños, ¿por qué no va a tener futuro el pujolismo? Tal vez durante una temporada los fieles de Jordi Pujol se sientan desorientados o incluso avergonzados. Tal vez Convergència Democràtica, su partido, se vaya al garete; en ese caso, habrá que montar otra tapadera para ciertos negocios, y ya está. Pero en el futuro habrá quien considere que Pujol fue un mártir. En el futuro y ya ahora mismo, para qué engañarnos.
En su célebre comunicado autoinculpatorio, Pujol mintió por enésima vez. Se refirió a unos pocos milloncejos heredados de su padre y mantenidos en un lugar seguro (la burguesía catalana tiende a ser comprensiva con la evasión fiscal), defendió a sus vástagos (¿quién no empatiza con un padre que protege a los suyos?), se mostró compungido y consideró que el hecho de confesar constituía, en sí mismo, un acto expiatorio. Como la expiación, no confundir con la penitencia, viene a ser la descarga de la culpa propia sobre espaldas ajenas (en el caso de los cristianos sobre las espaldas de Jesús, que se sacrificó por la humanidad), ahí podría atisbarse algo de veracidad. Lo demás, falso. Ni el problema se limita a unos pocos milloncejos, ni la cuestión puede definirse como un simple fraude fiscal, ni todos los hijos son víctimas inocentes. Hasta la firma era parcialmente falsa: junto al nombre de Jordi Pujol debía haber figurado el de Lady Macbeth, això és una dona.
Pero, oigan, Pujol pidió perdón por algo. De un plumazo se convirtió en alguien extraordinario. En el régimen constitucional de 1978 hemos asistido a terrorismo de Estado, latrocinios abundantes y corrupción sistémica; sin embargo, solamente dos altas personalidades han pedido perdón. Una de ellas, Juan Carlos I, no especificó la causa del arrepentimiento. Fue por matar a un elefante, parece.
Pujol logró aparecer como víctima de la quiebra de su propio banco, tras muchos años de fraude a través de una doble contabilidad. Pujol también será víctima ahora. Víctima y mártir, lo que más nos pone a los catalanes. No, no esperen el fin del pujolismo. Esto es solo un bache y el futuro es muy largo.