EN LA España de la mayor corrupción conocida, incluidos crímenes del Gobierno endosados al Estado, que ha sido la del felipismo, se hizo popular el término «cloacas» para designar a ciertos sectores de la Policía, intactos desde la Dictadura, a los que cabía encargar operaciones secretas sin que los agentes preguntaran por el respaldo legal y judicial. Tigrekán dijo «al Estado también se le defiende desde las cloacas». Y ahí se quedó.
Pero en una democracia, cuando pillan a una cloaca que rebosa de porquería e ilegalidad, el responsable político no se escuda en lo fecal de las aguas, sino que dimite y se va a su casa. Cuando agentes británicos mataron a cinco terroristas del IRA en Gibraltar, Margaret Thatcher se levantó en la Cámara de los Comunes y a pregunta de la Oposición dijo: «Yo disparé». Felipe fue incapaz de asumir los crímenes del GAL –tal vez, aunque fuera lo menor, suponía asumir la corrupción de los fondos reservados de Interior– así que llevó a la puerta de la cárcel a Barrionuevo y Vera, entraron y él se fue con Il Poverello Carlos Slim. Un héroe.
A cambio de hacer lo que mandara el Gobierno, generalmente del PSOE, las cloacas sólo han pedido que les dejaran enriquecerse en esa zona gris del ámbito de la seguridad que va desde el Ministerio del Interior a las grandes empresas del Ibex, espolvoreada y sazonada siempre por el CNI, con fogonazos delictivos para apuros de multimillonarios, sean opas o compiyoguis. Pero el apogeo de las cloacas no vino con el GAL, sino con el 11-M.
Ayer anunció Fernando Lázaro que Zoido ha destituido a García Castaño, El Gordo, hombre de Rosón y Rubalcaba, y Cascos y más Rubalcaba, y Fernández Díaz y la Virgen de la Oreja (jefe de escuchas de Interior), casualmente el único responsable policial del 11-M que seguía en su puesto, o sea, en su cloaca. Lo que sabe, lo que calló, lo que entonces tapó y todo lo que escuchó y siempre grabó no le han permitido sobrevivir a Villarejo. Barrunto que este viernes Sálvame no iluminará las Cincuenta Sombras de Campechano. Ya veremos si Zoido va en serio y tras echar a los caimanes orea y purga las alcantarillas –cocodrilo hay con cinco evacuatorios– o solamente quiere pintar y asear el despacho. Pero hasta para eso tenía que derribar tabiques. Alguno tiene micrófonos de antes de la electricidad.