El partido de Otegi tiene un problema: su pasado, las décadas sometidos voluntariamente a ETA, siendo cómplices y conniventes. Por eso están fuera de la ley y tienen que demostrar con hechos su rotura con la banda. Tienen que romper con su propio pasado, no hacer como si no hubiera existido.
BATASUNA ha movido ficha para intentar volver a la legalidad y al hacerlo ha ido más lejos de lo que hubieran imaginado sus propios miembros hace poco tiempo. Se han movido presionados por la firmeza del Estado, por las resoluciones judiciales adversas y por el aval que la Corte Europea de Derechos Humanos ha dado a las instituciones españolas en su persecución del brazo político de ETA.
Ese movimiento de ficha de Batasuna es, por tanto, un éxito del Estado de Derecho y un fracaso de la historia de los terroristas. Batasuna quiere volver a estar presente en las instituciones y recuperar su estatus legal y para eso promueve un nuevo partido con unos estatutos que, según afirma, cumplen las exigencias legales.
Batasuna asegura ahora que rechaza la violencia, pero omite deliberamente emplear el término condena, a pesar de que la sentencia del Tribunal de Estrasburgo consideró que la negativa a condenar el terrorismo era suficiente para la ilegalización.
El nuevo partido parece aceptar un rechazo futuro de la violencia etarra ya que se afirma en condicional -«si la hubiera»-, pero no condena la trayectoria criminal que la banda y Batasuna han compartido durante décadas. Se desmarcarán de ETA en el futuro, pero no se condena el pasado ni el presente. El partido de Arnaldo Otegi, sin embargo, tiene un problema que es su pasado, las décadas que han estado sometidos de manera voluntaria al grupo terrorista y han sido cómplices y conniventes con ETA. Es por eso por lo que están fuera de la ley y por lo que tienen que demostrar fehacientemente su rotura con la banda terrorista con palabras, pero sobre todo con hechos. Para poder volver, tienen que romper con su propio pasado, no hacer como si no hubiera existido.
El conjunto del nacionalismo y algunas fuerzas de izquierda han dado ya su absolución a Batasuna por la presentación de los estatutos del nuevo partido, pero las cosas no son tan fáciles. Como señaló el Tribunal de Estrasburgo, no basta con fijarse en el programa o los estatutos de un partido como único criterio. «Es preciso comparar el contenido de dicho programa con los actos y tomas de posición de los miembros y dirigentes del partido en cuestión», añade la sentencia. Y hasta hoy, los miembros y dirigentes de Batasuna no habían querido desmarcarse de ETA.
Esta misma semana Batasuna va a presentar en el Ministerio del Interior los estatutos del nuevo partido. Con los precedentes que existen, la decisión más coherente del Ministerio sería no aceptar la inscripción y enviarlos a la fiscalía para que en último término sean los jueces los que decidan si los cambios de Batasuna se ajustan a las exigencias que la Ley y la jurisprudencia han ido estableciendo.
(Florencio Domínguez es doctor en Ciencias de la Información y experto en terrorismo y seguridad)
Florencio Domínguez, DIARIO DE NAVARRA, 8/2/2011