La pobre convocatoria de la manifestación «Diez años bastan», que ha reunido a unos miles de personas este domingo en Madrid para reclamar «la abolición de la Corona», no ha impedido que se hayan producido imágenes inaceptables. Un grupo de manifestantes ha manteado a un pelele que representaba a Felipe VI, que ha llegado a impactar contra el suelo tras ser zarandeado con saña.
Lo realmente grave de este episodio vandálico es que se ha producido en el marco de una concentración convocada, entre otras organizaciones, por Podemos e Izquierda Unida, ambos socios del Gobierno. De hecho, Ione Belarra ha secundado en persona la protesta antimonárquica, a la que también ha acudido el diputado de Sumar Toni Valero.
La vejación en efigie del Rey este domingo trae a la memoria el apaleamiento de la piñata que simbolizaba a Pedro Sánchez en la pasada Nochevieja en Ferraz. Y sin embargo, el PSOE no se ha pronunciado por el momento sobre este escarnio al jefe del Estado, ni se ha distanciado de los socios que lo han apoyado.
Un silencio que difiere del enérgico repudio, en forma de denuncia, que el PSOE dirigió al ahorcamiento en efigie de Sánchez por los manifestantes de Ferraz. Defendió que aquella acción podía considerarse un delito de odio, de amenazas, de desórdenes públicos y de injurias graves contra el presidente del Gobierno.
Es cierto que la jueza acordó el sobreseimiento de la causa «por no ser los hechos [investigados] constitutivos de infracción penal», ya que se trató de un ejercicio de «crítica política» que se encuentran amparada en el genérico derecho a la libertad de expresión.
Pero en su petición de reapertura, la Fiscalía Provincial de Madrid afirmó que los hechos denunciados suponen un ataque «personal» dirigido contra el presidente del Gobierno, con objeto de «menospreciar, amedrentar y vilipendiar a la persona de este último, no encontrándose amparados por el derecho a la libertad de expresión», por lo que serían constitutivos de unas amenazas graves.
¿Va el PSOE a presentar también una denuncia contra los convocantes de la manifestación de este domingo? ¿O acaso el manteo de la imagen del Rey no constituye, como consideraron que lo hacía la piñata de Ferraz, «una exaltación de conductas con tintes violentos, de odio, de hostilidad, y discriminación» que incitan al «magnicidio o al linchamiento»?
Ciertamente, los socialistas no están en la mejor posición para denunciar estos hechos, después de haber votado el pasado diciembre a favor de la admisión a trámite de una proposición de ley de Sumar que proponía derogar el delito de injurias a la Corona. Votó, de hecho, junto a los partidos participantes en la última manifestación a favor de la República.
Aún así, El PSOE no puede permitirse un nuevo tropiezo en lo concerniente a la Corona. Porque cabe recordar que, en la misma semana en que se celebra el décimo aniversario de la proclamación de Felipe VI como Rey de España, ha aprobado en el Parlamento navarro una moción cuya exposición de motivos describe a la Monarquía como una institución «corrupta» e incompatible con la democracia. Y se ha abstenido en la votación de una propuesta de PP y Vox en el Consell de Mallorca que pedía nombrar hija predilecta de la comunidad a la princesa Leonor.
Por eso, no basta con que el PSOE se escude en que no ha dado apoyo a las manifestaciones antiborbónicas de este fin de semana. Debe cumplir con el imperativo ético de la coherencia y condenar la violencia simbólica contra Felipe VI al igual que hizo con la que sufrió Sánchez. De lo contrario, sólo conseguirá que cunda la sospecha de que los socialistas se están poniendo de lado ante las amenazas a la continuidad de la Monarquía en virtud de sus cálculos políticos.