- Tanta canallada, tanto crimen, tanto dolor, tanta angustia, tanto miedo, no se puede despachar con un simple “sentimos su dolor”
“Sentimos su dolor. Eso nunca debió ocurrir”. Esta frase puede ser pronunciada en mil y una circunstancias. El que la pronuncia marca distancias con respecto al que la recibe. “Sentimos su dolor. Eso nunca debió ocurrir” se puede decir a quienes están sufriendo la pérdida de todo cuanto han ido reuniendo a lo largo de toda una vida. El volcán Cumbre Vieja de la isla de La Palma se lo ha llevado ante la mirada impotente de quienes ven pasar la lava por encima de sus casas, de sus campos, de sus cosechas, de sus negocios. La palabra “eso” quiere decir algo pero en multitud de ocasiones no es necesario aclarar su significado porque el contexto se encarga de hacerlo.
Supongamos que un conductor borracho mata a un joven que iba camino de su trabajo a las seis de la mañana. Los padres recibieron el pésame de amigos y familiares. El conductor ebrio envió un mensaje a la familia del fallecido que decía: “Sentimos su dolor. Eso nunca debió ocurrir”. En este caso “eso” significa la imprudencia de un conductor que bebió más de la cuenta. No quería matar, pero mató. “Eso no debió ocurrir”, pero ocurrió. El conductor homicida hubiera atenuado su culpa si en lugar de sentir el dolor de los padres del joven, hubiera reconocido su delito y hubiera pedido perdón por haberlo matado. Nadie, en su sano juicio, hubiera considerado un paso positivo la mera declaración de sentimiento.
Por eso es tan lamentable que haya habido interpretaciones elogiosas de la frase que pronunció el bilduetarra Otegi hace unos días con motivo del décimo aniversario del final de la banda ETA como consecuencia de su debilidad ante el Estado democrático y de Derecho: “Sentimos su dolor. Eso nunca debió ocurrir”. Quienes no han vivido los años de plomo en los que ETA mataba un día sí y otro también puede ser que hayan interpretado esa frase como la pronunciada por un hombre de paz. Manifestaba su sentimiento por el dolor de algunos y se lamentaba de que eso ocurriera.
Era tal la desolación que me embargaba, que las lágrimas me impedían decirle a Madina todo lo que sentía en ese momento
Y “eso” ¿qué es? “Eso” es lo que un joven vasco declaró en el juicio que se siguió contra dos terroristas, Iker Olabarrieta Colorado y Asier Arzalluz Goñi, que le pusieron una bomba en los bajos de su coche para que, cuando el joven metiera la primera para comenzar el camino que le llevaría a su trabajo, se activara el explosivo y el joven perdiera la vida. ¿Su delito? Ser, en ese año de 2002, militante y secretario general de las Juventudes Socialistas de Euskadi. No perdió la vida, pero sí su pierna izquierda y, según su testificación judicial, en su casa se hizo la noche. Según Otegi, “eso” no debería haber ocurrido, pero la voz de Edu Madina nos recuerda y le recuerda al bilduetarra que sí, que ocurrió. En días posteriores al atentado pude hablar con él por teléfono. Se encontraba hospitalizado por los efectos y las heridas de la bomba que le pusieron “esos”. Le llamé para transmitirle fuerza y sentimientos de cariño y afecto. El cariño y el afecto se los hice llegar. La fuerza me la transmitió él a mí. Era tal la desolación que me embargaba que las lágrimas me impedían decirle todo lo que sentía en ese momento. La calidad humana de Madina es tal que no pude apreciar en su voz ni un atisbo de venganza ni de odio.
¿En nombre de otros?
“Eso” son los casi 900 asesinatos y los secuestros y extorsiones de los que participó el autor de la frase de la vergüenza. Tanta canallada, tanto crimen, tanto dolor, tanta angustia, tanto miedo no se puede despachar con un simple “sentimos su dolor”. Cuando Otegi habla en plural, ¿lo está haciendo en modo mayestático o está hablando en nombre de otros más? Si es él el que siente su dolor, será porque se atribuye la autoría material o intelectual de tantos asesinatos. Si, por el contrario, está hablando en nombre de otros más, ¿en nombre de quiénes habla? ¿Quiénes son los que sienten el dolor de las víctimas? ¿Incluye en ese plural a los autores de los casi 300 asesinatos que todavía no han sido juzgados? Si Otegi habla en nombre de los que los cometieron, ¿por qué no acude a un juzgado y lo aclara?
Alguien dijo que “quienes sabemos de esto, interpretamos positivamente la frase de Otegi”. Como yo no la interpreto positivamente, debo deducir que yo no sé nada de terrorismo. Y por eso estaría encantado de que los exégetas de Otegi pudieran ilustrarnos y despejar las dudas que he planteado más arriba. Y sobre todo que nos expliquen qué dice Otegi cuando habla de “eso”. Y muchos jóvenes que no han oído hablar de Ortega Lara, podrán saber que en “eso” se esconde Madina, Miguel Ángel Blanco, Ernest Lluch, Gregorio Ordóñez, Francisco Tomás y Valiente, Fernando Múgica… y así hasta 864 muertos y 7000 víctimas en 3.500 atentados. Puede ser que, entonces, descubran quién es “ese” Otegi.