- Ucrania advierte: hay posibilidades de que Moscú ordene el lanzamiento de un misil cargado con ojivas atómicas
Los veteranos recordarán la canción de Polanski y el Ardor «¿Qué harías tú en un ataque preventivo de la URSS?”. Esa posibilidad es diabólicamente factible con el lanzamiento la semana pasada del misil supersónico Kinzhal ruso que, gracias a Dios, fue interceptado por un Patriot de los pocos que Occidente ha dotado a la defensa ucraniana. Carente de un sistema anti misiles como la Cúpula de Hierro israelí, Ucrania basa su defensa antiaérea en los pocos cazas de los que disponen y los Patriot, también escasos, que les hemos entregado. Pero no basta para proteger eficazmente todo su territorio. Tengamos en cuenta que ya no hablamos de guerra a base de blindados, tropas de infantería y artillería. El Kinzhal puede volar diez veces más rápido que la velocidad del sonido y alcanzar distancias de dos mil metros. Su operativa es encilla y Moscú dispone de un buen arsenal de estos. Ni que decir tiene que su precisión es milimétrica y puede cargar ojivas nucleares.
No es de extrañar que el portavoz de la exigua Fuerza Aérea Ucraniana Yuriy Ignat haya manifestado su inquietud. Todo indica que Putin, enfangado en su invasión terrestre, ha decidido pasar a mayores, o al menos es lo que indican los últimos informes que la inteligencia británico ha facilitado a la NATO. Según dichos informes, a los que este periodista ha tenido acceso en parte, el núcleo duro de los generales rusos abogan por atacar con todo a Ucrania en una demostración de fuerza de cara a EEUU y sus aliados occidentales. Putin habría dejado a un lado a sus tropas de tierra, primando el uso de drones y misiles de largo alcance.
Prueba del “abandono” al ejército son las diatribas que el capitoste del mercenario grupo Wagner ha hecho recientemente en un vídeo en el que insulta a los dirigentes rusos, llegando incluso a amenazar con la retirada de sus hombres de Bajmut si no se les entregan más armas y municiones. Visto que ni los de Wagner ni los asesinos chechenos enviados por el tirano Ramzán Kadírov, que apoya abiertamente a Putin, han logrado sus objetivos, toca el turno a las armas que pueden provocar un conflicto del que nadie sabe cuáles podrían ser las consecuencias. Combatientes chechenos que luchan al lado de Ucrania, como los integrantes de los batallones Dzhojar Dudayev y Mansur Ushurma, exiliados de la extinta República chechena de Ichkeria, aseguran según las informaciones británicas que Putin habría tejido una alianza sereta entre el dictador de este país así como con el tirano Lukashenko, bielorruso. Aseguran que varios misiles de este tipo están instalados en ambos países para ser disparados cuando Putin dé la orden.
El sátrapa ruso se encuentra entre la espada y la pared o, lo que es lo mismo, entre China, que desaprobaría tajantemente el uso de armamento no convencional, y sus propios generales, que le acusan de ser demasiado débil
El sátrapa ruso se encuentra entre la espada y la pared o, lo que es lo mismo, entre China, que desaprobaría tajantemente el uso de armamento no convencional, y sus propios generales, que le acusan de ser demasiado débil. La pregunta es ¿qué haría Sánchez ante un ataque nuclear contra Ucrania?¿Qué dirían sus ministros podemitas, abiertamente pro Putin? ¿Qué órdenes daría a nuestras fuerzas armadas? Si es incapaz de frenar las ansias expansionistas de Marruecos, ¿tendría el mismo coraje que otros países de nuestro entorno, como el Reino Unido? ¿O intentaría dar largas? Porque en la política de verdad, la que se juega en ese inmenso tablero que es el mundo, los bonos, las paguitas o las promesas de mentirijilla no sirven de nada. Hay que tener visión de estado. Y Sánchez carece absolutamente de cualquier condición como estadista. De ahí la angustiosa pregunta: presidente, ¿qué haría usted ante un ataque nuclear de Putin? ¿Contemporizaría con los comunistas podemitas con tal de aguantar hasta las próximas elecciones?