Adolfo Lorente-El Correo

  • La declaración en la Audiencia Nacional del empresario en prisión preventiva acusado de un sinfín de delitos relacionados con su rol de comisionista en la era Ábalos es una bomba de relojería para Pedro Sánchez

Hace ya cierto tiempo que el futuro de Pedro Sánchez no estaba condicionado al pulgar de Carles Puigdemont (o no sólo), sino al tridente formado por José Luis Ábalos, Koldo García y Víctor de Aldama. Desde que estalló el presunto caso de corrupción por el fraude en la compra de mascarillas (a partir de aquí surgieron varias ramificaciones como el rescate de Air Europa o el ‘caso Delcy’), la gran incógnita era saber si tiraría de la manta. Y es que cuando se habla de Ábalos se comete el desliz de etiquetarle a secas como exministro de Transportes cuando en realidad, su cartel como ex de relumbrón se lo da haber sido secretario de Organización del PSOE en la primera etapa de Pedro Sánchez. Sí, aquel joven líder que recorrió España en un ‘Peugeot 407’ para derrotar al hasta entonces temible aparato. Venció y a partir de entonces, el jefe del aparato pasó a llamarse José Luis Ábalos.

Aldama ha tirado de la manta (¡Vaya si ha tirado!) y ha puesto contra las cuerdas a La Moncloa y al PSOE. Que si el presidente del Gobierno pidió verle para agradecerle «todo lo que estaba haciendo», que si sobres con dinero entregados en las cercanías de la sede del PSOE en la calle Ferraz, que si reuniones con la mujer de Sánchez, con la futura vicepresidenta de la Comisión Europea Teresa Ribera… No ha dejado a títere con cabeza. Y lo peor de todo para el PSOE es que parece que esto no ha hecho más que comenzar.

¿Se lo ha inventado todo porque está en prisión preventiva y busca colaborar con el juez e intentar salir cuanto antes de la cárcel? En el PSOE se han apresurado a negarlo todo de forma categórica caricaturizando a un Víctor de Aldama que tenía hilo directísimo con algunos ministros y llegó a estar en la planta noble de Ferraz la noche electoral del 10 de noviembre de 2019. Eso ha asegurado y nadie lo ha desmentido. Eran otros tiempos. Ahora, la estrategia socialista pasa por limitar el parte de daños derivando toda la responsabilidad hacia José Luis Ábalos y su círculo de confianza, con Koldo con el papel de actor principal. «Es un personaje», ha zanjado el presidente a media tarde en las puertas del Congreso. «Es una inventada. Mi Gobierno nació para combatir la corrupción», ha apostillado.

Pero hay nervios. Santos Cerdán, en otro gesto inusual, tuvo que pararse también ante los medios en los pasillos de la Cámara baja para negar todo y anunciar acciones judiciales «inmediatas» contra el empresario. Por cierto, un Cerdán que sustituyó a Ábalos como jefe del aparato y que llevó a Koldo García a Madrid desde Navarra, donde trabajaba para los socialistas navarro. El tal Koldo, también acorralado por la justicia, era tan importante que fue quien custodió los avales logrados por Sánchez en aquellas primarias socialistas.

Hay una pregunta muy sencilla que explica perfectamente todo lo que está pasando. En política, siempre conviene analizar todo desde el punto de vista del otro. ¿Se imaginan que estuviéramos hablando del PP? ¿Qué estaría diciendo el PSOE si lo que ha dicho Aldama de Sánchez lo hubiera dicho de Alberto Núñez Feijóo? ¿Y partidos como Sumar, ERC, Bildu o el PNV?

Y hablando de preguntas. ¿José Luis Ábalos y Koldo García tirarán de la manta cuando tengan que comparecer ante un juez?