Juan Carlos Viloria-El Correo
Durante la campaña electoral de las elecciones generales de marzo de 2008 se hizo viral un comentario pillado a Rodríguez Zapatero por un micro traidor al término de una entrevista con Iñaki Gabilondo. «Lo que pasa es que nos conviene que haya tensión. Yo voy a dramatizar un poco a partir de este fin de semana. Nos conviene mucho, si no la gente…». Le dijo el entonces presidente del Gobierno y candidato al periodista cuando se despedían. Le faltó precisar que si no hay tensión y dramatización una parte del electorado se queda en casa.
En la ciencia que estudia la estrategia electoral, tensión equivale a movilización. Y polarización, que es una derivada más radical, equivale a aumento de los votos antisistema, populistas, extrema derecha. Justo lo que Núñez Feijóo más teme en su primera gran competición electoral contra Sánchez, pero también contra Abascal. Si los micrófonos traidores sorprenderían ahora a Feijóo como a Zapatero, probablemente su comentario sería lo contrario: ahora nos conviene que no haya tensión. La tensión y la polarización son dos implacables enemigos de una candidatura cuyo valor añadido y relato es, precisamente, aportar sosiego a la política cainita que domina desde 2019.
La recuperación de Borja Sémper para encarnar el rostro y el discurso del PP solo se explica después del diseño de la estrategia electoral del PP del sucesor de Pablo Casado. Sémper es el encargado de evitar que su partido caiga en la polarización que siempre beneficia a los extremos, Podemos y Vox, y bajar la tensión política frente al Gobierno, porque eso distorsiona la imagen moderada de Feijóo. En muy pocos días el equipo de campaña del presidente popular ha marcado territorio para huir de la tensión y la polarización.
El 21 de enero evitó que sus dirigentes más reconocibles estuvieran presentes en la manifestación de la Cibeles por la Constitución y contra Sánchez. Conscientes de que el 80% de las mujeres en España son partidarias de la interrupción voluntaria del embarazo y que una posición contraria le colocaría a la defensiva, Feijóo se sumó a la sentencia del Constitucional que daba luz verde a la ley del aborto. Cero tensión social, leves protestas internas.
La reforma de la ley del ‘solo sí es sí’ a la que los portavoces del PP ya han anunciado su apoyo al PSOE, es otro gesto para evitar caer en el enfrentamiento directo y de difícil control con el Gobierno de coalición. Y la guinda del pastel. Feijóo sentado en butaca de patio en los premios Goya. El PP no necesita movilizar a sus votantes porque ya se los movilizan Sánchez y sus socios. Pero como los partidos de fútbol, una cosa es la pizarra y otra jugar el partido en el campo.