Juan Carlos Girauta-ABC
- Su liderazgo no solo no remontará al PP sino que acabará con él
Podemos dar por hecho que pronto habrá elecciones generales dadas las declaraciones de Sánchez en sentido contrario. Antes de convocarlas requerirá de estudios demoscópicos fiables, lo que permite descartar a Tezanos como proveedor. Tales estudios le confirmarán el cuánto, no el qué; reflejarán el grado del destrozo del PP desde que Ayuso le lanzó una bomba nuclear a Casado y este le envió otra. La magnitud del desastre hay que conocerla y las fotografías demoscópicas no bastan. Hace falta cine: la dinámica de reorganización del voto. En dos meses la cosa estará clara y el piloto Sánchez, con sus gafas de sol y una gorra, tendrá suficiente visibilidad.
Sin los detalles todavía, lo sustancial solo escapa al analista dormido: Vox lidera la oposición y la seguirá liderando cuando se celebren las próximas elecciones generales. Lo que nos coloca en una interesante situación repleta de incógnitas. Pero con pistas, como el wordle.
Primera incógnita. ¿Qué pasa con Feijóo? Que quiere llegar y besar el santo, presidir por aclamación. No descartemos que baje del cielo, que lo desciendan con cables desde un brazo de grúa. Que advenga, como la Segunda República. Su olímpico deseo choca con la exigencia constitucional de que los partidos sean organizaciones democráticas. Y con la existencia de protocolos, procedimientos y reglamentos. Y con la introducción de primarias en su partido. Y con el eventual deseo de presentar candidatura de algún mero mortal. No un semidiós como él. Cojo aire, que estos son solo los choques metodológicos.
Segunda incógnita. ¿Qué pasa con Feijóo? Ya sé que se formula igual que la anterior. En el ideario también hay choques. Tenemos a un correcto gestor empresarial más que a un político. Eso gusta mucho en el ‘establishment’ y no tanto en la calle. Se reeditaría al mandatario que no se mete en política, de arraigada tradición española por gallega. Aquí choca con cualquiera que en su partido aspire a organizar una batalla cultural, de ahí mi profunda extrañeza al saber que el semidiós cuenta con el aval de mi admirada Cayetana y de Ayuso. La política lingüística de Feijóo en Galicia es la de un nacionalista periférico furioso, con lo calmado que es él. Queridos: si abomináis de la erradicación del castellano de la vida pública cuando pasa en Cataluña o en Valencia, no podéis aprobarla en Galicia salvo que seáis unos redomados hipócritas. Es decir, que los políticos profesionales no tendréis problema, pero los votantes sí.
Tercera incógnita, y principal. ¿Qué pasa con Feijóo? Ya lo sé, ya lo sé, dejen que me explique. Lo primero que hay que preguntarle cuando descienda -con eso habrá bastante- es si va a pactar con Vox. Si la respuesta es sí, hay alternativa al sanchismo. Pero será que no. Ergo votarle será como votar al PSOE. Y por todas estas razones, el liderazgo de Feijóo no solo no remontará al PP sino que acabará con él.