ARCADI ESPADA-EL MUNDO
Ayer vi un rato a la Cuñada dando explicaciones a los periodistas sobre el Relator. Una orgía. Y leí los 21 puntos que el Valido entregó al presidente Sánchez en su reunión de Pedralbes. El primero, un homenaje que agradezco: «No se puede gobernar contra Catalunya». Otro dice: «Es necesario asegurar el respeto a los Derechos Humanos». Y el último. «Se debe hacer efectiva una política de fosas comunes». (Repítanse este último conmigo para saber adónde ha llegado la sintaxis catalana). Un relator, fosas comunes y un ejemplar de Contra Catalunya, a cambio de votar los presupuestos. En eso ha quedado la política autonómica.
La desesperación del Gobierno es comprensible. Como unas elecciones prontas le traerán la ruina tiene que ofrecer algo a los independentistas para mantenerse. Pero cualquier cosa que les ofrezca aleja la posibilidad de su reválida electoral. La exacerbación de este hundimiento por braceo es el indulto a los golpistas. Con esa posibilidad trata de convencer a sus aliados parlamentarios de que le permitan prolongar la legislatura. Pero imaginemos que los convence. Y que los indulta. Y que pocos meses después, en el verano del 2020, pide el voto a los españoles. ¡Con el indulto como bagaje!
Comprendo que la oposición apriete para que se marche. Yo veo manotear a la Cuñada y haría algo. Pero Pedro Sánchez merece una pudrición lenta, junto al partido que ha permitido todo esto.