IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO

Primero lo datos. El gas está por encima de los 330 €kw; el petróleo en 140$/barril; la electricidad en 440€/Mw. La subida de los costes industriales se situaba en el 35,7% antes de la invasión rusa de Ucrania. Hoy, nadie sabe qué alturas alcanzará. Le recomiendo que, antes de enterarse del dato de la inflación de marzo, se tome un ansiolítico o un protector cardíaco. Para ver cómo va el desarrollo de la guerra puede ir a las páginas que se dedican a relatarla, pero en el terreno de la economía le basta con estos datos. Esa es la situación.

¿Cómo la encaramos? Pues mal, lo siento. Al Gobierno se le ha ocurrido una idea: el pacto de rentas. Como dicen en la patronal, eso es el título de la película, pero no ha desvelado el guión. Conocemos a los actores: los sindicatos y los empresarios, después el Gobierno tendrá su papel, pero nadie conoce su contenido.

Mejor, todos saben cuál no debe de ser su contenido y así…, no iremos lejos. Los sindicatos no están dispuestos a aceptar pérdidas del valor adquisitivo de los salarios, así que exigen revalorizaciones conformes a la subida de la inflación. Tienen razón. Los empresarios, por su parte, advierten que las empresas están sometidas a alzas severas de los costes que reducen sus márgenes en un entorno de una incertidumbre total, así que no quieren asumir nuevos costes que solo pueden presionar, más aún, a la inflación. Tienen razón. ¿Entonces? Si nadie cede no habrá solución; y si solo cede una de las partes será una solución temporal, provisional e injusta.

En este país todos somos conscientes, al menos eso espero, de que atravesamos una situación realmente delicada, pero nadie está dispuesto a ceder un milímetro de sus exigencias. No me refiero solo a trabajadores y empresarios, también al conjunto de los ciudadanos. Pues la situación es tan mala, que deberíamos empezar a razonar en términos de esfuerzos colectivos y sacrificios generales, si queremos que esto no se vaya al garete. En ese sentido, ¿estaríamos dispuestos a reducir o a racionar el consumo individual de gas, para eliminar su peso en el sistema marginalista y bajar el precio de la electricidad? ¿Aceptaríamos una reducción del consumo de carburantes para eliminar la dependencia exterior? Me temo que pronto vamos a tener que hablar de estas cosas.

Porque la pregunta que todos nos hacemos y que titula este comentario -‘¿Qué va a pasar?’- es de todo punto ociosa. Nadie lo sabe. Ni siquiera lo saben Putin o Zelenski. Ellos saben lo que quieren que pase, no lo que pasará. Por eso, la pregunta interesante es ‘¿Qué tiene que pasar para que esto mejore?’ La respuesta es complicada. Otro día volvemos sobre ella. Pero hay algo imprescindible de inicio. Tenemos que reducir la dependencia exterior de la energía y bajar sus precios. Sin eso, no habrá solución.