En Grecia, Syriza (Podemos) absorbió al Pasok (PSOE). En España, el Partido Socialista directamente se transformó en Podemos. El pasado fin de semana, Rodríguez Zapatero encabezó la delegación española en el castro-chavista IX Encuentro del Grupo de Puebla y firmó un comunicado de apoyo a dictaduras. Si había dudas, las despejó todas Pedro Sánchez con su vídeo-saludo enviado a la asamblea bolivariana, ensuciando la condición de presidente de turno de la Unión Europea. Entre los reunidos, a los que se dirigió como portadores de “valores progresistas”, el canciller de la dictadura cubana y la vicepresidenta de la autocracia torturadora de Venezuela Delcy Rodríguez.
“El PSOE no nos pertenece, es del pueblo”, soltó el hooligan Oscar Puente en el debate parlamentario, sin saber de dónde viene eso. Es populismo con retórica izquierdista, como se puede leer con detalle en uno de los mejores estudios sobre esta forma de degradación política, El siglo del populismo de Pierre Rosanvallon. En eso se ha convertido el PSOE en su competición por ocupar el espacio de la izquierda neocomunista. Como en Grecia o en Francia, el obtuso “giro a la izquierda” les ha llevado al abandono de todo el espacio de la socialdemocracia reformista, que sí se mantiene en los países nórdicos, Reino Unido, Alemania o Canadá. Lejos de Dinamarca, más cerca de Venezuela. Si votas PSOE, ¿qué votas?
Prepárate para asistir en los próximos días a la campaña que va a protagonizar Zapatero -“guía moral”, le denominan- para explicar a los votantes socialistas la amnistía como solución para “la convivencia y la concordia”. ZP sale del encuentro del Grupo de Puebla con las pilas cargadas de doctrina chavista. En México, con el protagonismo de Baltasar Garzón y la exministra y ex fiscal general Dolores Delgado, se trató en profundidad la “judicialización de la política”, el tramposo lawfare para borrar los delitos de robo de la camarada Cristina Kirchner o de presidentes chavistas ligados al narcotráfico.
En España, el PSOE podemizado banaliza ante la opinión pública las amenazas de los independentistas con los que negocia la investidura. Les dicen desde Junts y Esquerra “con el 1-0 logramos la amnistía y con esta iremos a otro 1-0” y nada, silencio. Ninguna sorpresa. El 22 de junio del 2021, el gobierno de Sánchez publicó en la web oficial de Moncloa una declaración institucional sobre la concesión del indulto colectivo a los golpistas. Si se sustituye en el texto indulto por amnistía, podrían reutilizarlo ahora para “argumentar” las nuevas cesiones a la delincuencia contra el Estado de derecho. Decían entonces “Pedro Sánchez defiende los indultos a los condenados por el procés para restablecer la convivencia y la concordia”. Para qué disimular con nuevas palabras. El presidente en funciones ha dicho exactamente lo mismo en Sevilla el pasado sábado: “cuatro años más de convivencia y concordia”.
Es muy visible que en la plaza pública la atmósfera está cambiando, que los “tranquilos, él sabe lo que hace” es una artimaña agotada, y una trampa repetida pierde operatividad
Si los españoles le dejan, volvería a repetir mensaje con el referéndum de autodeterminación. “Pedagogía exprés”, lo llaman. Es lo mismo que habría hecho Podemos con Iglesias al frente. Lo que practica el PSOE con los votantes socialistas, llevándoles del indulto a la desactivación del Código Penal, amnistía, etcétera, se parece mucho a la fábula de la rana en la olla. Se va aumentando la temperatura del agua paso a paso para que la pobre no se entere y muera cocida. Obviamente, la rana son los electores fieles al PSOE y el encargado de dosificar el fuego es Sánchez, o Illa, que también miente con mucha soltura. Se trata, pues, de ir desmontando la España constitucional, repitiendo engaño: indultos, pero no amnistía; amnistía, pero no referéndum…
Importa descifrar cómo están asimilando los votantes socialistas del 23-J los pactos actuales con los secesionistas, comprobar si aceptan la amnistía como hicieron con los indultos. El método utilizado para anestesiarles es idéntico al de 2021. Para hacerse una idea, este insulto a la inteligencia de El País: “Los socialistas se plantan ante los independentistas sobre la consulta”. ¿Les sigue funcionando igual? No lo creo. Es muy visible que en la plaza pública la atmósfera está cambiando, que los “tranquilos, él sabe lo que hace” es una artimaña agotada, y una trampa repetida pierde operatividad.
Está calando en la opinión pública que este PSOE que hace de Podemos lleva al país a una situación suicida de no-gobierno, de bloqueo político asegurado
El mayor acierto de Feijóo en el debate fue su capacidad para hacer visible qué consecuencias se derivan para el bienestar de los españoles de un gobierno bis de Sánchez atado al independentismo. Está calando en la opinión pública que este PSOE que hace de Podemos lleva al país a una situación suicida de no-gobierno, de bloqueo político asegurado. Es perceptible que cada día hay más votantes de centroizquierda asumiendo que les conviene un gobierno centrado de Feijóo. Improvisar partidos para captar ese electorado que abandona al Podemos sanchista, cuando se está produciendo un asalto a la España del 78, no parece una buena idea. Hoy lo central no es sobre izquierda-derecha, sino sobre la defensa del Estado de derecho amenazado.
¿Y ahora qué? Una repetición electoral es una oportunidad que difícilmente se va a dar. En el “dilema del prisionero” se puede encontrar la explicación. Los que deciden, Puigdemont y Sánchez, tienen más incentivos para cooperar que para competir. Ambos ganan evitando un 14-E. Uno, porque necesita que el chollo Sánchez siga, “aunque sea gratis”, y el otro, porque evita una caída electoral que sabe garantizada. La agonía del PSOE podemita se alarga.