Cristian Campos-El Español

El PP advierte del peligro de «empezar la casa por el tejado», pero las especulaciones sobre quién será el hipotético líder de Cataluña Suma arrecian ya en las redes sociales.

 

1. Lorena Roldán (Ciudadanos)

Es la opción más obvia. Lorena Roldán es la líder de Ciudadanos en Cataluña y pocos discuten que el primer puesto de la lista debería corresponderle, por peso electoral, a alguien de la formación naranja.

Pero varios elementos juegan en su contra. Lorena Roldán es una apuesta personal de Albert Rivera, no de Inés Arrimadas. Muchos en el partido creen, además, que el intento de fabricar una Arrimadas 2.0 no ha cuajado. El tono que en Arrimadas suena natural, en Roldán se percibe como artificial.

No es culpa de Roldán, que seguramente preferiría no haberse visto obligada a imitar a Arrimadas, pero las instrucciones eran las que eran y la mercadotecnia electoral, que tanto daño ha hecho al partido, primó sobre ese sentido común que dice que las copias no suelen superar al original.

Roldán tampoco ha conseguido conectar con el electorado naranja y los últimos resultados del partido en Cataluña, cierto que lastrados por los de Albert Rivera, han sido desastrosos. Esos resultados han sido, de hecho, el principal de los motivos que han llevado a Arrimadas a contemplar la idea de Cataluña Suma.

Roldán, en definitiva, no provoca enormes rechazos, pero tampoco grandes entusiasmos.

2. Alejandro Fernández (PP)

Alejandro Fernández es el caso opuesto al de Lorena Roldán. Se hizo cargo del PP catalán en el que era probablemente el momento más difícil para este en cuarenta años de democracia y no sólo ha logrado frenar la caída, sino también iniciar una leve remontada que ya empieza a asomar en los sondeos electorales.

Su tono, relajado e irónico, pero no exento de gravedad, le ha ayudado a convertirse en uno de los políticos más queridos por los catalanes del bloque constitucionalista. También se ha destapado como un excelente orador, probablemente el mejor del Parlamento catalán en este momento.

Es ese mismo talante tranquilo el que hace que Fernández, a diferencia de muchos otros altos cargos de Ciudadanos, sea difícilmente demonizable como «extremoderechista» por los partidos de izquierda y los separatistas, un detalle no precisamente menor.

En su contra, la obviedad de que los cuatro diputados actuales del PP no son rival para los treinta y seis de Ciudadanos. A su favor, que los últimos sondeos arrojan un equilibrio de fuerzas muy diferente a ese. La propuesta del PP es cerrar el debate con un sondeo interno conjunto que revele cuál es el peso actual de cada partido.

El nivel de conocimiento y de simpatía de los catalanes hacia el candidato también debería pesar a la hora de decidir el número uno de la lista, según los populares. «Nosotros queremos al mejor y punto» dicen y repiten hasta la extenuación en el PP, sabedores de que ahora mismo este está en sus filas.

3. Carlos Carrizosa (Ciudadanos)

El número dos de Ciudadanos en Cataluña es la alternativa lógica a Lorena Roldán, pero varios elementos juegan en su contra. Su tono desafiante gusta al sector más hiperventilado del electorado de derechas, pero incomoda también a un amplio sector de votantes que consideran que la gravedad no debería estar reñida con un espectro de emociones más amplio y, sobre todo, más natural y menos teatralizado.

Carrizosa es también visto por muchos en Cataluña como uno de los principales responsables de que Ciudadanos haya sido visto durante el último año como un partido antipático y eternamente enfadado que respondía a todos los conflictos políticos de la misma manera: con malhumor y aspavientos airados.

Es probable que Carrizosa sólo haya hecho lo que los estrategas del partido exigían de él, pero su imagen ha quedado ya asociada para siempre a ese tono hiperexcitado más propio de un partido situado en los extremos del espectro político que de uno que aspira a ocupar el centro demoscópico.

Su pésima relación con Lorena Roldán, que confirman distintas fuentes del partido, es otro punto en contra de su candidatura.

4. Manuel Valls (Barcelona pel canvi)

Que Manuel Valls estaría probablemente encantado de encabezar Cataluña Suma es una obviedad. Que Manuel Valls convertiría Cataluña Suma en la plataforma electoral de Manuel Valls, otra obviedad. Que Ciudadanos no vería con buenos ojos la operación, otra más. Que el PP no aceptaría el arrinconamiento de su programa electoral y la conversión de Cataluña Suma en un partido socialdemócrata, la cuarta de ellas. Que Manuel Valls no aceptaría un puesto que no fuera el más alto de la lista, la quinta obviedad.

Los resultados de Manuel Valls en las últimas elecciones municipales barcelonesas, en circunstancias financieras, mediáticas y políticas muy favorables para él, no invitan precisamente al optimismo. Es probable que Manuel Valls siga siendo visto en Cataluña como un elemento extraño al ecosistema político catalán, tanto entre el bloque separatista como entre el constitucionalista.

A día de hoy, es evidente que Valls está moviéndose en Cataluña a la caza de una plataforma electoral a su medida. Que esa plataforma deba ser Cataluña Suma es bastante más dudoso.

Valls tiene a su favor a una parte de la intelectualidad constitucionalista catalana y el sospechoso silencio del PSC. Un silencio que, conociendo la habilidad de Miquel Iceta para imponer el marco narrativo que más beneficia a sus intereses y laminar a sus oponentes, parece indicar que el PSC no considera a Valls como un rival a tener en cuenta en su terreno.

5. Jordi Cañas (Ciudadanos)

Es la opción más citada tanto por votantes y simpatizantes de Ciudadanos como del PP, junto con Alejandro Fernández.

A su favor juega el hecho de que su tono desafiante y castigador es percibido como mucho más natural y menos incómodo que el de Carrizosa. De la misma manera que a Obélix no le hace falta beber la poción mágica porque cayó en la marmita cuando era pequeño, a Cañas no le han hecho falta órdenes de los estrategas electorales del partido para convertirse en la bestia negra del nacionalismo en las tertulias de TV3. De hecho, él ya era así antes siquiera de que los expertos en marketing político llegaran a Ciudadanos habiendo leído un par de artículos del New Yorker sobre las campañas electorales de Obama.

Cuentan fuentes del partido, sin embargo, que Cañas no ve con buenos ojos la idea de Cataluña Suma. Quizá porque siempre ha pertenecido a la rama socialdemócrata original del partido y la alianza con el PP choca con ese pasado. Quizá porque él estuvo en Ciudadanos desde el primer día, cargando con las sillas de camping en los primeros mítines de la formación naranja, y no quiere ver como sus siglas son diluidas en una plataforma electoral coyuntural.

De momento, Cañas está totalmente comprometido con su cargo de eurodiputado y no tiene intención alguna de volver a Cataluña. Pero un clamor a su favor podría, quizá, hacerle cambiar de opinión.

6. Nacho Martín Blanco (Ciudadanos)

Es una opción intermedia. Nacho Martín Blanco se ha confirmado durante el último año como un muy buen orador en el Parlamento de Cataluña. Sus formas relajadas hacen que el contundente fondo de sus intervenciones sea percibido como menos retador que el de algunos de sus compañeros de partido. En su contra juega la obviedad de que el primer puesto de la lista debería, por puro sentido común, corresponderle a alguien más fogueado en el liderazgo de equipos políticos. Sobre todo cuando en esa lista van a figurar tanto compañeros de partido como de otro partido e incluso independientes.

7. Juan Carlos Girauta (exCiudadanos)

Otro de los «sueños húmedos» de los votantes de Ciudadanos. Juan Carlos Girauta se ha retirado de la política, pero muy pocos de los simpatizantes de la formación naranja han aceptado perder a una de las voces más contundentes del partido contra el nacionalismo, el socialismo y la dictadura de lo políticamente correcto y las políticas de la identidad.

Las especulaciones sobre un hipotético ingreso de Girauta en Vox son habituales –espoleadas por cierto por la propia formación liderada por Santiago Abascal– pero el espacio natural del exdiputado por Toledo es, sin duda alguna, Ciudadanos.

Harina de otro costal es que a Girauta pueda apetecerle volver a Cataluña, de donde salió, como muchos otros, para no volver. Pero el incentivo de reflotar al partido en un momento en el que a este no le queda mucho que perder, pero sí mucho a ganar, podría jugar a favor de su retorno.

8. Daniel Serrano, Esperanza García y Santi Rodríguez (PP)

Son los tres diputados del PP que acompañan a Alejandro Fernández en el Parlamento catalán. En su contra juega su escasa visibilidad, acentuada por el silenciamiento que los medios catalanes suelen hacer de las declaraciones o las iniciativas de los diputados constitucionalistas. Parece difícil que ninguno de ellos llegue a optar a encabezar la lista, aunque sólo sea por los galones que atesora Alejandro Fernández. Pero es evidente que su experiencia política, y sobre todo la de Santi Rodríguez, un veterano del PP que conoce el Parlamento autonómico catalán hasta el último de sus rincones, deberían ser bienvenidas en Cataluña Suma.

9. Las sorpresas

Más allá de los nombres evidentes existe una pléyade de personajes de la sociedad civil y de políticos, en activo o retirados, que han destacado por su lucha contra el nacionalismo desde posiciones constitucionalistas y que podrían en un momento dado tener opciones, si no de encabezar la lista de Cataluña Suma, si de figurar en alguno de sus puestos más relevantes. Son nombres como los de Joan López Alegre, Carina Mejías, Celestino Corbacho, Teresa Giménez Barbat, Francesc de Carreras Albert Boadella.

10. Las imposibles

Cayetana Álvarez de Toledo e Inés Arrimadas serían dos números uno indiscutibles. Pero su lugar está ahora en el Congreso de los Diputados y Cataluña es pantalla superada para ambas. Ellas ya hicieron su parte en el pasado y ahora le toca a otros tirar del carro del constitucionalismo en Cataluña.