¿Quién es el gafe?

IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO

Mientras la playa absorbe nuestras inquietudes, el mercado de la energía continúa su andadura inestable. Las medidas adoptadas para topar el precio del gas en la formación del de la electricidad y las dirigidas a reducir su consumo caminan por veredas diferentes. Lo primero va bien y nuestros precios son mucho mejores, para el consumidor, claro, que los registrados en los países vecinos. Ya veremos como quedan las cuentas finales, pero van bien.

Lo malo es que mientras el precio del gas se ha multiplicado por diez con respecto al año pasado en estas mismas fechas, el consumo se ha duplicado. Un comportamiento que patea las teorías esas que afirman que la demanda de un producto cae cuando se encarece y sube cuando se abarata. El responsable de semejante desaguisado no es la demanda industrial de gas, que acostumbra a caer en las vacaciones, sino ¡el agua! ¿Quién es el gafe?

No solo carecemos de reservas de gas -entre otras razones porque no queremos mirar debajo a ver si hay y allí dónde sabemos que hay no queremos extraerlo-, ahora también tiemblan nuestras reservas de agua por culpa de la sequía. De ahí que las centrales de ciclo combinado, que queman gas, hayan adquirido un enorme protagonismo mientras que las hidroeléctricas que utilizan los saltos de agua para generar electricidad producen algo parecido a la mitad de lo habitual, con los pantanos en su nivel más bajo desde hace más de 25 años.

Todo se pone en nuestra contra. Tras el verano, debería llegar la temporada de lluvias y es de esperar que la situación se normalice, pero entretanto la carencia de agua se suma a nuestra tradicional carencia de combustibles fósiles y las restricciones decretadas para restringir el consumo no han tenido tiempo de demostrar su utilidad. Ya veremos si lo hacen.

Ayer pudimos comprobar que el despiste de los gobiernos está bien distribuido por la geografía europea. En Alemania acaban de establecer una tasa que grava el consumo y que esta dirigida a compensar a los suministradores, pero ayer decidieron rebajar el IVA del gas desde el 19% hasta el 7%. Es decir, primero castigan fiscalmente el consumo al encarecerlo y después lo alivian con una menor carga fiscal.

A mí me parece un despropósito, pero como son tan listos… También se asegura que dentro de unos días puedan decidir prorrogar la vida útil de las centrales nucleares. Lo hará un gobierno con los verdes dentro. No es coherente, pero quizás sea necesario. Con tanto lío ¿para cuando un debate similar entre nosotros?