- Otxandiano, pretendiendo arreglar las cosas, ha pedido perdón. Pero no por los asesinatos de ETA, sino por si algún picajoso se había sentido ofendido por su discurso.
¿Que el candidato de EH Bildu se niega a reconocer que ETA era una banda terrorista? ¡Qué me dice! ¡Qué escándalo!
Así reaccionó la portavoz del PSOE Pilar Alegría ante las palabras de Pello Otxandiano. «Entonces, ¿romperá el gobierno sus pactos con EH Bildu?», preguntó un periodista. «No, ¿por qué?», respondió ella genuinamente asombrada ante la sugerencia.
También Otxandiano parece sorprendido por la reacción general que, de repente, ha provocado exponer lo que siempre ha mantenido EH Bildu: que los etarras eran heroicos patriotas que luchaban contra un estado opresor y sus maquetos infiltrados.
De hecho, él no ha sido puesto ahí para provocar, sino para aburrir, y por eso se había comprado unas gafas. Él está para calmar los recelos residuales en la sociedad vasca por la relación de su partido con el terrorismo. Un empeño al que la presencia de Otegi (la fiscalía acaba de archivar una investigación contra él por un asesinato, prescindiendo del informe principal) no acababa de ayudar.
Pero tampoco hacía falta tanto esfuerzo. La historia de ETA y su apéndice electo está olvidada. Nadie parece acordarse ya de los crímenes, los chivatos, ni la cobardía. Nadie recuerda a Txapote, Miguel Ángel Blanco o Irene Villa.
Gracias a esta prodigiosa desmemoria, inducida interesadamente por los actores políticos (y muy especialmente por Sánchez, que necesitaba sus votos), EH Bildu ha conseguido hacer una transición suave desde un tribalismo etnicista hasta uno ideológico basado en el apocalipsis climático y el feminismo de género.
«Preguntado por EH Bildu, Sánchez ha sido tajante: ni Aznar ni Otxandiano. Y a continuación ha anunciado la imposición de un cordón sanitario contra Vox»
Decía Vilfredo Pareto que las ideologías son meros vestidos de las emociones. Las primeras están sujetas a la moda, pero las segundas (el totalitarismo, en este caso) son bastante estables.
Ahora EH Bildu, sin abandonar su voluntad de amaestrar a sus vecinos, puede ganar las elecciones birlando el electorado a Podemos, Sumar e incluso el PSE.
Preguntado a su vez por lo del candidato de EH Bildu, Sánchez ha sido tajante: ni Aznar ni Otxandiano. Y a continuación ha anunciado la imposición de un cordón sanitario contra Vox.
También se ha manifestado Óscar Puente, que hace un par de meses presumió de quitar la alcaldía de Pamplona a la derecha para entregarla a «un partido progresista y democrático». Hombre, es que yo actué de buena fe.
Y, mientras tanto, Otxandiano, pretendiendo arreglar las cosas, ha pedido perdón. Pero no por los asesinatos de ETA, sino por si algún picajoso se había sentido ofendido por su discurso. Además, Otxandiano ha dicho que lo de ETA es «una trayectoria». Empezó como lucha antifranquista y acabó matando niños en las casas cuartel porque, supongo, ya había adquirido velocidad.
Lo desconcertante de la política actual es que ha abandonado por completo los cauces normales, y esto hace imposible el análisis y posiblemente también la sátira. Algunos políticos han descubierto que se puede actuar no sólo al margen de un mínimo consenso moral (matar al adversario es malo, y no se puede pactar con quien no entiende esto) sino también fuera de la Ilustración.
Ahora la verdad y la coherencia no parecen ser especialmente relevantes porque la primera se ha confundido con la opinión. En cuanto a la segunda, se ha permitido la compartimentación de la realidad: cada momento es independiente de todos los anteriores, así que en ellos se pueden decir cosas contradictorias entre sí.
Podría decirse que hoy, para comprender la realidad, no debemos recurrir a la ciencia política, sino a la ciencia ficción. Como en El problema de los tres cuerpos, hemos entrado en una época inestable donde las leyes físicas que conocemos han dejado de funcionar.
Se trata de descubrir las que actualmente operan antes de acabar abrasados.
*** Fernando Navarro es exdiputado de Ciudadanos y exviceconsejero de Transparencia en Castilla y León