Al hacer público que hace un año los aparatos telefónicos del presidente y la titular de defensa habían sido intervenidos por alguien externo y no por los servicios españoles, el ministro Bolaño cumplía dos misiones. Primera, exonerar al CNI por la propiedad transitiva de las escuchas a lazis; segunda, poner al mismo nivel como víctimas a separatistas y Gobierno. Incluso otra: señalar un enemigo externo. Sánchez es un maestro a la hora de crear cortinas de humo y con esta larga cambiada ha dado la vuelta a las acusaciones indepes.
Más allá de lo que diga la por ahora directora del CNI, doña Paz Esteban, este jueves en la Comisión de Gastos Reservados, numerosas fuentes la dan por “amortizada” en favor del general Ballesteros, actual asesor de Sánchez en materia de seguridad nacional. El general es experto en yihadismo – lean su libro sobre el tema, está bien -, en inteligencia con satélites y en otras materias que lo acreditan como posible buen director de la inteligencia española.
Pero, a lo que vamos. ¿Quién sale ganando con que Sánchez salga un año después de los hechos a decirnos que ha sido espiado? ¿Quién es la potencia extranjera interesada en escuchar las conversaciones del presidente?
Evidentemente, el primer nombre que nos viene a la mente es Marruecos. Recuerde el lector que en las mismas fechas en las que nuestros servicios detectan las escuchas, se produce el asalto a la valla de Melilla por parte de los marroquís, con la aquiescencia de su policía. Que Rabat pueda tener material sensible obtenido mediante dichas escuchas no sería una hipótesis descabellada, máxime si lo analizamos a la luz de las innumerables cesiones que Sánchez ha hecho sin que medie explicación alguna: el Sáhara, las prospecciones petrolíferas ante las Canarias, el silencio sobre Ceuta y Melilla y algún otro fleco suelto, como cierta permisividad con elementos poco recomendables que operan en territorio nacional.
Que Rabat pueda tener material sensible obtenido mediante dichas escuchas no sería una hipótesis descabellada, máxime si lo analizamos a la luz de las innumerables cesiones que Sánchez ha hecho sin que medie explicación alguna
El segundo interesado podría ser Putin, aunque a este me parece que le informan mejor y más puntualmente algunos elementos del propio gobierno que sus servicios de inteligencia exterior. Como las fechas de las escuchas también coinciden con el indulto a los golpistas lazis, acaso al mandatario ruso le interesase saber hasta qué punto España conocía los lazos que unen a los golpistas con ciertos elementos del Servicio Federal de Seguridad Ruso.
Queda un último interesado: los Estados Unidos. Habida cuenta que para Biden nosotros somos un país poco o nada fiable, y que nos ha marginado de todos los foros de inteligencia, tampoco sería descartable una injerencia por parte de la CIA-DIA. Tengamos en cuenta que los norteamericanos han cambiado de aliado preferente en esta zona geoestratégica, sustituyéndonos por Marruecos, al que facilitan armas y tecnología de primerísimo orden. Quizá los servicios yanquis estuvieran interesados en saber como se posicionaba España con respecto a determinados asuntos.
Finalmente, que nadie lo dude, a quien más ha beneficiado este asunto es a Sánchez. Ha pasado de espía a espiado, aunque tenga el costo de dejar como bobos a los agentes del CNI. Pero eso no le importa al César socialista. Lo importante es salvarlo a él, aunque tenga que cesar a una directora competente, a una ministra de defensa entregada o meter al enemigo en la caja fuerte del estado.
No conoce límite alguno.