Miquel Giménez-Vozpópuli
- Es un clamor que surge desde el Gobierno y sus aliados
La ofensiva contra Vox se ha recrudecido a raíz del chat de wasap hecho público en el que unos cuantos altos mandos militares – retirados, ojo – dicen auténticas barbaridades. Que quienes hablan de fusilar a compatriotas, habiendo llevado el uniforme del ejército español, son unos descerebrados no tiene discusión. Que eso nos retrotrae a tiempos en los que las tapias de cementerios y cuarteles asistían a la venganza cainita que una España ejercía sobre la otra por el simple hecho de no adherirse a la Cruzada, también. Que la milicia solo puede ser acto de servicio, entrega, valor y obediencia es indiscutible. Y que la obligación del militar, quizá la más importante, es preservar vidas a riesgo de la suya no puede negarlo nadie que crea que las Fuerzas Armadas son los máximos defensores de nuestra sociedad, nuestra paz y nuestra Constitución. Creo que dejo meridianamente claro lo que opino de quien se atreve a jugar a salvador de la patria.
Aprovechando esto, a Vox la han hecho poco menos que responsable de organizar un golpe de Estado apoyándose en ese grupo de militares, insistimos, retirados, y en el Congreso de los Diputados se han podido escuchar graves palabras en contra del partido verde. Socialistas, podemitas, bilduetarras y separatistas no han dejado de clasificar a Vox desde el minuto cero como la peligrosa extrema derecha, fascista, heredera del régimen de Franco y ahora como golpista. Todo, porque ven en ese partido un grave adversario imposible de batir si no es con malas artes, porque en las urnas, que es donde se miden democráticamente las ideas, los votos de Santiago crecen y crecen y vuelven a crecer parafraseando el villancico.
Pues bien, si consideran que hay que ilegalizar a una formación por atentar contra el régimen democrático debido a un prurito democrático en un intento de depurar la calidad de quienes se presentan ante los españoles para ofrecernos sus propuestas, bienvenida sea la medida. Siempre y cuando los fielatos sean los mismos para todos. Eso de aplicar la ley del embudo, basada en lo estrecho para ti y lo ancho para mí, no sería de recibo. ¿Vox es facha? Perfecto, aunque habría muchísimo que discutir, se ilegaliza, pero con la última resolución de la Unión Europea en la mano ilegalícense también Podemos, el PCE y toda organización que reivindique el comunismo como ideología, porque en dicho informe equiparan fascismo y comunismo como lacras condenables. Con eso, la mitad de partidos en España se suprimirían.
¿Hay que ilegalizar a Vox por participar en un golpe de Estado? Adelante, pero hágase también con Esquerra, JxCat, CUP, Arran, y clausúrense Ómnium Cultural y la ANC
¿Hay que ilegalizar a Vox por participar en un golpe de Estado? Adelante, pero hágase también con Esquerra, JxCat, CUP, Arran, y clausúrense Ómnium Cultural y la ANC, y declaren ilegal toda asociación, institución o colectivo participante en el 1-O. Y ni que decir tiene lo que debe hacerse con Bildu, con las herriko tabernas, con el entramado asociativo proetarra, con el PNV o con cierta parte del clero que, tanto en Cataluña como en las Vascongadas, apoya a los asesinos.
Si se ilegaliza a Vox por no cumplir el nivel exigible en una democracia de calidad añadamos también la vara de medir respecto al calibre moral. Ilegalicen, pues, a PSOE y PP, con un temario de corrupción a sus espaldas que sobrecoge, a todos los pequeños partidos regionalistas que han hecho de su insignificancia caciquil piezas importantísimas en la conformación de este o de aquel gobierno, de este o aquel presupuesto, de esta o aquella componenda. Ilegalicen también a los partidos que nos mintieron, nos engañaron, nos hicieron creer que iban a por una cosa cuando en realidad iban a por otra, a los pancistas, a los ineptos, a los despechados, a los ególatras.
Una vez ilegalizado todo esto, tendremos unos partidos sin tacha, inmaculados, perfectos y adecuadamente presentables en sociedad.
Claro que entonces no quedaría ni uno. A lo mejor es lo que le gustaría a algunos, sean partidarios del golpe de Estado en un chat, en un comité central o en un despacho de la plaza de Sant Jaume.