Rafael García Rico, LA ESTRELLA DIGITAL, 1/8/2011
Quinientos nos pueden parecer pocos, pero son muchos. Lo sabemos bien porque hemos ido muchas veces de entierro, hemos llorado muchas veces. Y quinientos días de silencio sin muerte es una cifra, una cantidad de tiempo suficiente para empezar a sentir un cierto alivio y a ver más cerca la materialización de nuestra esperanza.
Quinientos días son muchos, aunque para los familiares de las últimas víctimas resulte una cifra hueca, sin más significado que el de un número vacío. Quinientos días después del último crimen se cumplen quinientos días sin crímenes, y aunque aún permanezca el dolor de los que hace quinientos días morían un poco con su familiar muerto, la verdad es que desde entonces no hay más familiares llorando, no hay nuevos lutos, no hay más dolor que el que había hace quinientos días.
Pero siempre habrá luto y siempre habrá dolor, porque la memoria no permitirá que nuestros sentimientos se pierdan entre las hojas arrancadas de los calendarios. Esa es y será la mejor fuente de respeto a quienes perdimos por la sinrazón y la barbarie del terrorismo: mantener alerta la memoria de ahora y la memoria de los muchos entonces que ha habido a lo largo de treinta años de sufrimiento.
Pero más de setecientos es una cifra aún mayor. Es la del número de detenidos por una cúpula antiterrorista encabezada por Alfredo Pérez Rubalcaba. Es una buena combinación de cifras, una serie ininterrumpida de de días y de hechos: días sin crímenes, detenidos por alimentar el odio de crimen y matar.
Quinientos nos pueden parecer pocos, pero son muchos. Lo sabemos bien porque hemos ido muchas veces de entierro, hemos llorado muchas veces. Y quinientos días de silencio sin muerte es una cifra, una cantidad de tiempo suficiente para empezar a sentir un cierto alivio y a ver más cerca la materialización de nuestra esperanza.
Setecientos es una cifra sólida, consistente. Más de setecientos es aún más. Y Rubalcaba lleva la cuenta porque, al fin y al cabo, esa cifra indefinida por encima de los siete centenares, es el fruto de un esfuerzo, la entrega y el trabajo de un ministro que ha cumplido con el deber que le han asignado.
Se puede discutir sobre los demás ministerios, se puede pensar lo que se quiera sobre la gestión del Presidente. Pero Rubalcaba ha hecho su trabajo y los datos lo atestiguan.
Ahora, la crispación tras ocho años de estéril crispación, Rubalcaba da cuenta de los datos. Quieren acusarlo de “colaboración con banda armada y pueden llevar a más de setecientos testigos a declarar cómo colabora con la banda armada.
La convivencia comienza por tener respeto a la audiencia cuando se le habla de política. Quinientos días sin matar son muchos. Más de setecientos presuntos etarras detenidos es una cifra muy considerable, y esos son, aunque a veces pese, los pájaros que cuentan.