EL CORREO 29/01/14
· Se plantea «resolver cuanto antes» la duda sobre la continuidad de Oyarzábal como ‘número dos’ para evitar más tensión tras la polémica de Mayor
Arantza Quiroga se había planteado un congreso de ratificación sereno ante la militancia, pero afronta el momento más convulso de su corta trayectoria como presidenta del Partido Popular del País Vasco. El plante de Jaime Mayor Oreja a Mariano Rajoy ha agitado a los populares de Euskadi, a un mes de celebrar un cónclave extraordinario que ha sido convocado en un ambiente enrarecido. La dirección anunció la cita con las secuelas del último encontronazo sufrido con un sector de las víctimas en el aniversario del asesinato de Gregorio Ordóñez. Además, coincidió con la renuncia del exministro del Interior a encabezar de nuevo las listas europeas, en un gesto que denota su profundo desacuerdo con la gestión del Gobierno de Rajoy en el final del terrorismo. Discrepancias que torpedean la línea oficial del PP vasco, convencido de que la «democracia ha derrotado a ETA», y que revelan el alcance de la brecha abierta en el ala más conservadora del partido.
La cadena de acontecimientos que ha sacudido al partido dentro y fuera de Euskadi ha terminado por trastocar los planes de Arantza Quiroga, que puso en marcha la cita de su confirmación con la duda de si mantiene al alavés Iñaki Oyarzábal en la secretaría general. La política guipuzcoana se inclina ahora por resolver «cuanto antes» la incógnita sobre la figura del ‘número dos’ para evitar más tensiones territoriales, mientras el influyente aparato de Álava comienza a cerrar filas en torno a Oyarzábal para que repita.
De hecho, su presidente provincial y portavoz en el Congreso, Alfonso Alonso, tuvo la oportunidad de reunirse con él el lunes pasado en Vitoria. Entretanto, la ejecutiva de Bizkaia, la organización con el mayor número de afiliados de la comunidad autónoma y baluarte principal de Quiroga en su designación como sustituta de Antonio Basagoiti, se mantiene a la expectativa, en un elocuente silencio.
Equilibrios territoriales
El equipo de Quiroga aspiraba a un congreso tan plácido que se planteó la posibilidad de buscar un recambio en la secretaría general. Un paso que siempre es delicado porque puede afectar a los equilibrios territoriales de un partido, pero más aún cuando se produce en tiempos de tormenta. La secuencia de acontecimientos que ha alterado en los últimos días al Partido Popular vasco parece ideada por su propio ‘enemigo’.
En plena resaca por la constitución de Vox, el partido promovido por los exmilitantes del PP Santiago Abascal y José Antonio Ortega Lara –éste último todo un símbolo en la resistencia frente a ETA–, la dirección de los populares decidió celebrar un acto de recuerdo a las víctimas del terrorismo el mismo día del aniversario del asesinato de Ordóñez. Ocurrió el jueves pasado en San Sebastián. La coincidencia de este homenaje con la ofrenda floral que le tributa anualmente su familia fue cuestionada con dureza por la hermana del concejal asesinado y presidenta de Covite, Consuelo Ordóñez, que abroncó en público a la ejecutiva vasca.
Un día después, Quiroga convocó de urgencia a su comité de dirección para anunciarles su idea de celebrar en marzo el congreso, sin concretar la fecha. Parecía un intento desesperado por cambiar el paso. Pero lo cierto es que la presidenta del PP trataba de fijar el cónclave de su ratificación desde hacía meses para consolidar su liderazgo y verse legitimada del todo. Sin embargo, su convocatoria se produjo en pleno revuelo por las «injustas» críticas de un sector de las víctimas, algunas de ellas próximas a UPyD. El «espectáculo» de Consuelo Ordóñez ha podido pasar factura a Covite, que acaba de vivir una escisión al darse de baja un nutrido grupo de socios críticos con la actitud de su presidenta. Y todo esto antes de que Mayor Oreja soltara la ‘bomba’.
Mientras disidentes de notoria relevancia como Abascal, Ortega Lara y el eurodiputado Alejo Vidal-Quadras hacen piña en Vox y revelan el desgaste del PP, Mayor Oreja les ha hecho un guiño con su renuncia a liderar la candidatura popular en Europa. Pese a mantenerse, de momento, en el partido, el exministro del Interior habría tratado con esta controvertida decisión de «no competir» en las urnas contra sus excompañeros
de filas. El expresidente del PP vasco comparte con ellos el grueso de sus críticas al Gobierno de Rajoy por sus «concesiones» en el fin de ETA y su presunta debilidad en la respuesta al órdago soberanista en Cataluña.
Lecturas dispares
El plante de Mayor Oreja tiene lecturas dispares en el PP vasco. Los sectores oficiales y renovadores ven su alejamiento como una oportunidad para ratificarse sin complejos en el discurso abierto y con vocación de pacto instaurado desde 2008, tras la salida de María San Gil, que ayer se sumó a la cadena de criticas. Los afines al exministro, minoritarios en los cuadros altos, consideran su renuncia como la pérdida de un «activo» para las elecciones europeas, en un momento en el que Vox y UPyD pueden erosionar el electorado conservador.
La decisión de Mayor Oreja puede tener consecuencias para la continuidad de Carlos Iturgaiz, el otro eurodiputado del PP vasco. Iturgaiz, que ya entró por los pelos en las anteriores listas, «quiere seguir». Así lo expresó a algunos compañeros el jueves, en el acto por las víctimas de San Sebastián. Otra cosa es que con la renuncia del exministro, su gran valedor, la dirección nacional se decida por un recambio.
Entre las filas populares se rumorea la posibilidad de que Mari Mar Blanco entrase a formar parte de la plancha europea. Sería un golpe de efecto del PP nacional para competir en el flanco de las víctimas, pero añadiría dosis de dramatismo al situar a la hermana de Miguel Ángel Blanco frente al partido de Ortega Lara.