EL CORREO 14/02/14
La dirección nacional del PP, a través de Pons, dice que hay que decidir entre un ‘número dos’ de Bizkaia, «donde hay más población», o de Álava, «donde hay más partido»
«Es que no es necesario ese apoyo», recalcó su portavoz, que destacó la «determinación» de Quiroga por impulsar la «renovación» de las estructuras de control del partido.
Frente a esta postura, altos cargos del partido advirtieron que «Génova nunca hubiera autorizado un congreso de saber que se iba a montar este lío», en alusión a la contestación interna que ha suscitado la eventual sustitución de Oyarzábal. Según estos mismos medios, la dirección asiste con «preocupación» al calado de la pugna y al riesgo de que acabe afectando a la marca electoral a escasos meses de las europeas. Las declaraciones hechas ayer por González Pons vendrían a poner el foco en Álava, plaza fuerte del PP en Euskadi. Pese a los problemas, todas las partes parecen conjuradas para poner fin a la división con tiempo suficiente para que Mariano Rajoy pueda clausurar el congreso con un partido sin secuelas tras el pulso. BILBAO. El pulso por el poder que mantienen la presidenta del PP vasco, Arantza Quiroga, y el influyente sector alavés del partido que lidera Alfonso Alonso ha provocado el primer movimiento público en la dirección nacional de la madrileña calle Génova. La ejecutiva, que afronta sorprendida la crisis abierta entre sus filas en Euskadi, ofreció ayer sus primeras declaraciones desde que Quiroga confirmó el lunes su apuesta por relevar al parlamentario de Álava Iñaki Oyarzábal de la secretaría general, origen del incendio desatado en vísperas de su congreso de ratificación. Lo hizo a través de su vicesecretario de Estudios y Programas, Esteban González Pons, que resumió el conflicto de la siguiente manera. A su juicio, las dudas sobre la continuidad de Oyarzábal obedecen a la necesidad de decidir si, «con una presidenta guipuzcoana», el ‘número dos’ de los populares vascos debe ser de Bizkaia, «donde hay más población», o de Álava, «donde hay más partido».
González Pons recurrió a los equilibrios territoriales para sentar las bases de una posible solución a la crisis. Fuentes alavesas del partido interpretaron sus declaraciones como un gesto de apoyo, ya que Álava constituye la plataforma del poder institucional del PP en Euskadi al gobernar en el Ayuntamiento de Vitoria y la Diputación foral.
La imagen del tutelaje
La posibilidad de que la dirección termine por intervenir directamente para sofocar el incendio fue ayer motivo de debate interno en el núcleo duro del PP vasco, reunido en el pleno del Parlamento. Arantza Quiroga, por medio de su portavoz oficial, consideró que puede resolver el conflicto «sin necesidad de que Génova tenga que mediar», en un intento por evitar la incómoda imagen del mando a distancia. Un tutelaje que, a la postre, ha sido definitivo para poner fin a los problemas de liderazgo registrados en el partido en Andalucía.
Después de tres días de convulsión, el entuerto en las filas vascas del PP sigue sin aparentes vías de salida. El bloqueo mantiene de algún modo en vilo al partido, después de que buena parte de sus cuadros, encabezados por los aparatos de Alava y Gipuzkoa, rechazaran de forma explícita la posibilidad planteada por Quiroga de cambiar a su ‘número dos’ y se posicionaran en favor de la continuidad de Oyarzábal. Aunque en algunos medios se da por segura la inminente intervención de la dirección nacional, en el entorno de la presidenta vasca se mantiene la confianza en la solución propia. «Somos un partido maduro que, pese a la tensión, puede resolver la situación», declaró un portavoz autorizado de Quiroga.
Sin embargo, los intentos se han demostrado hasta la fecha baldíos. La crisis ha llegado hasta la sede de Génova, inquieta ya por la falta de una solución a menos de un mes del congreso en el que Arantza Quiroga se someterá al examen de la militancia. El equipo de la presidenta, que sigue sin ofrecer explicaciones públicas para desvelar las razones que le llevan a pensar en el relevo, insiste en que la dirección nacional le avaló la convocatoria de un cónclave solicitado para su ratificación y para «hacer cambios». Sin embargo, anunció a sus barones sus intenciones de prescindir de Iñaki Oyarzábal sin el respaldo expreso de la Ejecutiva que encabeza Dolores de Cospedal a ese eventual cambio en concreto, como ha confirmado este periódico.
La líder del PP y Oyarzábal tratan de rebajar la tensión en un reencuentro sin resultados
La presidenta del PP vasco y su secretario general se vieron ayer las caras en mitad de la tormenta. Arantza Quiroga e Iñaki Oyarzábal se reencontraron con el Parlamento como testigo. Convocados por el pleno de la Cámara de Vitoria, Quiroga y Oyarzábal afrontaron el ‘papelón’ de verse en público tres días después de que estallara la crisis por las intenciones de la líder de los populares de prescindir de él como ‘número dos’ del partido. El reencuentro les sirvió para intentar rebajar la evidente tensión que preside sus relaciones. Tomaron café juntos en el bar del Parlamento a los ojos de propios y extraños, en compañía de otros compañeros de bancada como los barones vizcaíno y guipuzcoano, Antón Damborenea y Borja Sémper.
«Han estado hablando. Se han dejado ver con normalidad y han compartido la necesidad de rebajar la tensión y buscar una salida», explicó un portavoz de Quiroga, que lanzó una «apelación al PP de Álava para evitar que no se encone la situación». En el entorno de la presidenta se considera clave el papel de Alfonso Alonso, líder de los populares alaveses y portavoz de los populares en el Congreso de los Diputados. Alonso, considerado un referente del nuevo PP vasco tras haber ejercido dos mandatos como alcalde de Vitoria, no ha dudado en manifestar en público su apoyo a Oyarzábal. Sin embargo, al igual que Quiroga, mantiene un sepulcral silencio sobre la forma de resolver la crisis, lo que revela el alcance del pulso por el poder.
«La idea de Arantza Quiroga no se basa en términos territoriales, sino en la persona que represente el mejor incentivo en la trayectoria del partido», indicó un portavoz de la presidenta.
En sus escaños, Quiroga y Oyarzábal alternaron gestos de cierta distensión con otros en los que no podían ocultar que su cara es un poema.