EL MUNDO 09/03/14
· Pese al apoyo de Rajoy y Cospedal, la líder del PP vasco es rechazada por el 27% de la militancia y pide perdón entre lágrimas por dañar la imagen del partido.
El presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, acudió ayer al rescate de Arantza Quiroga. Un auxilio imprescindible después de haber permanecido inmóvil durante el último mes, mientras la presidenta del PP vasco y el portavoz en el Congreso, Alfonso Alonso, libraban una batalla interna cainita que ayer condicionó la celebración del primer congreso asambleario organizado por el partido en el País Vasco.
Rajoy fue claro y tajante. «Nadie sobra. Todos tenemos nuestro sitio», destacó tan sólo unos minutos después de que la presidenta del Congreso, Marta Alaña, anunciara que el 72,3% de los presentes habían avalado a Quiroga. Este resultado no se oficializó con un acta por cada urna y algunos militantes lo pusieron en cuestión.
El PP vasco vivió ayer uno de sus congresos más tristes.
Planteado el 24 de enero en una urgente comparecencia de Iñaki Oyarzábal como la oportunidad para relanzar el liderazgo de Quiroga y –por ende– de todo el partido, acabó siendo un duro pulso entre Quiroga y Alonso, que se visualizó durante toda la jornada en el palacio de congresos del Kursaal en San Sebastián. La plana mayor del PP, encabezada por Mariano Rajoy, María Dolores de Cospedal y Carlos Floriano, acudió a San Sebastián para arropar a una presidenta que en la noche del pasado martes amagó con abandonar, harta del enconado enfrentamiento suscitado por el relevo de Iñaki Oyarzábal.
Quiroga sufrió lo indecible durante un largo día en el que al menos mantuvo el tipo ante sus seguidores. Pero sus primeras palabras en el Kursaal fueron un reconocimiento explícito de su responsabilidad en lo sucedido. «Quiero empezar pidiendo perdón, perdón a todos y cada uno de vosotros, perdón a todos los que os hayáis visto ofendidos en este complicado tránsito hasta el congreso de hoy…», reconoció en el momento de mayor intensidad del cónclave. Un gesto de la presidenta que no terminó de convencer a los 758 afiliados que la escuchaban.
Quiroga asumió en ese momento su condición de «principal responsable del PP vasco» cuando aún era la aspirante y su frase resonó en los pasillos del Kursaal cuando ya, reelegida como presidenta, se extendió el rumor de un descuadre en el recuento de las urnas.
La pesadumbre de Quiroga contrastó con el protagonismo de Iñaki Oyarzábal. El secretario saliente se convirtió en el principal protagonista del día y hasta la propia Arantza Quiroga –después del parón provocado por la votación y el almuerzo– incorporó en su discurso de proclamación un reconocimiento expreso a Oyarzábal, que ni siquiera aparecía en el texto escrito entregado a la prensa: «Tenía una cosa pendiente, algo que no he resuelto y que me gustaría poder hacer ahora. Dar las gracias a Iñaki Oyarzábal por todo lo que estás dando y seguirás dando tanto al PP vasco como al PP», dijo con la voz entrecortada Quiroga, ante la atenta mirada de Rajoy, Cospedal, sus compañeros de partido y, sobre todo, de los participantes en este tenso congreso.
Los compromisarios demostraron primero su pasividad durante el discurso inicial de Quiroga y, después en las urnas su desafección con los protagonistas del culebrón previo a este XIV congreso extraordinario. La frialdad de los asistentes fue especialmente llamativa durante la primera intervención de Quiroga, al filo del mediodía, cuando sólo consiguió arrancar aplausos al referirse a su rival Alfonso Alonso. En las otras dos ocasiones en las que la platea aplaudió la ovación fue incitada por personas del entorno de Quiroga.
Los militantes, distribuidos en urnas territoriales, castigaron a la presidenta y oficialmente el 27,8% de los votos emitidos lo fueron en blanco. Un duro correctivo para Quiroga que acusó el golpe. Votaron 758 militantes, de los cuales 659 fueron síes, 190 en blanco y 59 nulos. El PP vasco primero evitó dar a conocer los resultados de esta votación y tras las continuas reclamaciones de varios medios de comunicación se ofrecieron los datos anteriormente señalados. Sin embargo, fuentes del PP alavés detallaron a EL MUNDO que en las urnas habilitadas para los militantes de esa provincia el resultado fue de 150 votos en blanco –papeletas de castigo a Quiroga– y únicamente 50 síes. Además, estimaciones de votos en las urnas de Vizcaya sitúan el porcentaje del voto en blanco en un 20%. Una proyección que dejaría en torno a 60 los votos en blanco a los que habría que sumar los recogidos en las urnas guipuzcoanas. Militantes del PP consultados tras el recuento consideraban imposible que la suma total de votos en blanco fuera la de 190 oficiales.
Ni la presidenta del congreso, Marta Alaña, ni su vicepresidenta Beatriz Marcos, ni los responsables de comunicación facilitaron los datos de la votación. Además, los presidentes de las 10 mesas electorales en el primer congreso asambleario del PP vasco no formalizaron actas para certificar el resultado definitivo de la votación. Sin votos, ni actas, ni papeletas, la presidenta del congreso leyó el porcentaje oficial del 72,8% y la mitad, solo la mitad, del auditorio aplaudió a Quiroga.
EL MUNDO 09/03/14