EL CORREO 11/05/2013
· Basagoiti reunió en Vitoria a todos sus ‘barones’ territoriales para pactar la paz en la sucesión y el acceso de la portavoz popular al liderazgo.
La plana mayor del PP vasco ha decidido aferrarse al dicho popular ‘aquí paz y después gloria’ para resolver con sosiego la carrera por la sucesión. El presidente del partido, Antonio Basagoiti, reunió ayer a sus ‘barones’ territoriales para pactar el acceso de Arantza Quiroga al liderazgo, en un encuentro celebrado en un asador de Vitoria, junto a la ermita de San Prudencio. La cumbre también sirvió para refrendar a Iñaki Oyarzábal como ‘número dos’ en calidad de secretario general. Oyarzábal repetirá en una responsabilidad clave. No sólo como garante de los delicados equilibrios internos, puestos a prueba en este relevo al borde del cisma, sino para preservar el legado renovador de Basagoiti.
Por tanto, Quiroga se asegura así la elección sin tormentos como nueva presidenta del PP, en una designación que se producirá oficialmente dentro de un mes por la llamada vía rápida, a través de una junta directiva que reúne a los pesos pesados del partido. Pese a que la militancia no la podrá refrendar en un congreso tradicional, ejercerá de líder con todas las de la ley, al menos, hasta que presente su mandato al examen de las próximas elecciones municipales y forales de 2015. Poco después de los comicios se prevé la convocatoria del cónclave regional ordinario, encargado de renovar la dirección de los populares.
Si los resultados electorales le acompañan, Quiroga afrontará el cónclave con garantías de revalidar el cargo y ser nominada como candidata a lehendakari en la convocatoria electoral prevista para un año más tarde, salvo eventuales adelantos. Las urnas dictarán sentencia en 2015. En el caso de sufrir un revés, la sucesión en el PP podría volver a aflorar, en busca de un recambio oficial sometido al contraste de los afiliados.
Eso son las cábalas. Las certezas las puso ayer Basagoiti sobre la mesa y mantel de la cita, celebrada en un reservado del restaurante El Caserón. Recordó a sus interlocutores las razones que le llevarán a dejar de forma inminente la política, en un relato que se desarrolló con cordialidad y, por momentos, con emotividad. Con atención, y cierta tensión al inicio, seguían sus explicaciones el secretario general, Iñaki Oyarzábal, y los presidentes territoriales Alfonso Alonso (Álava), Borja Sémper (Gipuzkoa) y Antón Damborenea (Bizkaia).
A flor de piel
Era un cara a cara a flor de piel, después de que todos y cada uno de los comensales hayan jugado sus cartas en los últimos días y no siempre con tácticas coincidentes. Basagoiti se ha preocupado de atar el relevo de Quiroga con Mariano Rajoy, primero; y con la secretaria general, Dolores de Cospedal, después. Alonso ha especulado con la posibilidad de regresar al País Vasco para aspirar al liderazgo, en respuesta a la llamada del influyente sector del PP alavés y con el ánimo de dar su impronta al partido. Sémper llegaba a la reunión de ayer después de haber dado un paso atrás en sus aspiraciones vista su falta de apoyos. Y Damborenea concurría en una posición aparentemente más discreta, pero crucial para el futuro de Quiroga. Sin el apoyo de los vizcaínos, la política guipuzcoana no estaría donde va a estar ahora.
La ‘cumbre’, que comenzó en el receso adoptado en el Pleno del Parlamento a la hora de comer, despejó con celeridad las cuestiones pendientes. Tan rápido que a las 15.15 horas ya estaba cocinado un acuerdo político que se sustenta sobre tres patas. Quiroga será la elegida al ser considerada la mejor opción posible en las «circunstancias actuales» del partido, que parecía asomarse al abismo de la división si se mantenía el pulso no ya sólo de Sémper, sino de Alonso también desde Madrid.
Basagoiti encontró un respaldo sin fisuras de sus ‘barones’ en torno a la portavoz del partido como nueva presidenta, aunque su elección no haya despertado aún excesivos entusiasmos y pueda ser interpretada como una designación por descarte de otros aspirantes. Precisamente, el PP deberá afrontar ahora el reto de reconstruir esa legitimidad que la política de Irún ha asumido desde ayer mismo. Para esta tarea contará con la ayuda de Oyarzábal, llamado a ser su colaborador más estrecho y puente entre los dos períodos de la formación de centro-derecha.
El acuerdo político también sirvió para ofrecer una salida decorosa a la táctica de Alfonso Alonso. La dirección vasca le refrendó con firmeza como el mejor interlocutor posible con el Gobierno de España, en un intento por consolidar su posición en Madrid. Otra cosa es si su amago de volver a Euskadi, bien situado en el caso de que Rajoy abra una crisis de Gobierno y se decida a renovar ministerios, le puede pasar factura en el mando del partido en Álava. Tiempo al tiempo.
La otra clave resuelta es Basagoiti. Tras un período de cierta confusión, los líderes provinciales se congraciaron con su todavía jefe, que enfila el camino pendiente de los agasajos de los suyos. La primera explicación se ofrecerá el lunes en las ejecutivas territoriales. Un día después, en la junta directiva regional, el mismo órgano que confirmará dentro de un mes a Quiroga al frente del PP.
EL CORREO 11/05/2013