En reconocimiento a Fernando Savater y a cuantos con él se acoderan con la cara al viento más difícil
Los eurodiputados baten palmas
entrecortadas
(basta ya, basta ya, basta ya).
Y un hombre
se reviste la angustia de otros hombres,
serena su semblante emocionado
y empuña la palabra. La Palabra:
ese clamor silente y estruendoso
que erupciona los labios aherrojados.
Ese clamor, hoy lo recoge un hombre;
lo sopesa, lo acuna, lo mastica,
lo hace suyo… y empuña la palabra.
(Porque tiran a dar a las palabras
en boca de rebeldes sin amparo).
Y un hombre
se acrece sobre el hombro de otros hombres
abatidos.
Y un hombre
se agiganta al lado de otros hombres
sometidos.
Empuña la palabra y no reclama
venganza (basta ya).
Empuña la palabra y sólo afea
que se ejerza tan mal el magisterio.
Empuña la palabra y desempolva
conciencias y vetustos diccionarios.
Empuña la palabra y abre espacios,
esculpe libertad en los senderos
infinitos,
ventea sacristías y despachos,
redobla boletines oficiales,
sacude las rendijas de los miedos.
Empuña la palabra y siembra luz.
Empuña la palabra. ¡Basta ya!
Mª Luisa López González
13.12.00
Mª Luisa López González, recibido el 11/2/2003