EL CORREO 30/09/14
· El presidente lanzó un mensaje de tranquilidad a los españoles porque ni habrá consulta ni otros actos que atenten contra unidad de España
Mariano Rajoy aprovechó ayer la comparecencia extraordinaria en la que informó de que el Gobierno ha pedido al Constitucional que anulase el referéndum independentista catalán para aconsejar a Artur Mas que desista, que no profundice en el órdago al Estado, que recupere la tradición pactista de CiU y que devuelva la lícita persecución de la metas soberanistas al cauce de la legalidad.
El presidente del Gobierno le trasladó que es el momento de soltar el lastre de sus socios independentistas de Esquerra y recular del callejón sin salida en el que se ha metido él solo y por su única culpa. Cree que debe reconocer que ha perdido el pulso porque la consulta de autodeterminación nunca se celebrará –«por ilegal»– y porque el Gobierno se va ocupar de que la ley, la Constitución y las resoluciones judiciales se respeten «en su integridad». Como adelantó, para «tranquilidad» de todos los españoles, está dispuesto a usar todos los medios y mecanismos legales en su mano para impedir actos de desobediencia o nuevos intentos de desbordar la soberanía nacional o de atacar la «indisoluble» unidad de España.
En definitiva, le dijo al presidente de la Generalitat, que, pese a su error al convocar la consulta, «aún estamos a tiempo de enderezar el rumbo, de superar una dialéctica estéril de confrontación y de buscar un diálogo fructífero» si se olvida del referéndum.
Eso sí, le aclaró que cualquier diálogo que puedan tener en el futuro para tratar de casar los intereses de ambas partes será «desde el escrupuloso respeto a la legalidad» y recordó que para reformar la Constitución, asunto que ni siguiera prometió porque lo ve fuera de cualquier debate hasta que la única prioridad deje de ser su defensa, hace falta un alto consenso y la mayoría suficiente.
Dejó claro a los catalanes y al resto de ciudadanos que, en cualquier caso, el Gobierno, al recurrir la ley de consultas y el referéndum, no hace sino ejercer su obligación de «cumplir y hacer cumplir la ley» y de garantizar el derecho de todos los españoles a decidir qué quieren que sea España, derecho del que no puede apropiarse sólo una parte. «Ni jurídicamente ni políticamente se podía hacer de otra manera», justificó.
Único responsable
El presidente del Gobierno no dudó en señalar como el único culpable de la «grave» situación a Mas, quien, con su actuar «unilateral» e «ilegal» con la puesta en marcha de un proceso independentista, deslegitima «injustamente» a las instituciones y «fractura» los lazos entre españoles y catalanes. «Lo que no puede hacer un gobernante responsable es buscar atajos o subterfugios para violentar la legalidad» en su interés, denunció.
Rajoy lamentó «profundamente» que el «irresponsable» proceder del presidente de la Generalitat y de sus socios «desborde la democracia, divida a los catalanes y los aleje de Europa y del resto de España, por no hablar de la frustración a la que ha condenado a una parte de las ciudadanos de Cataluña al animarlos a participar en una iniciativa que no puede, por su ilegalidad, ver la luz». «Lo peor –insistió– es que lo sabía desde un principio», que su plan no tenía una sola oportunidad de salir adelante. Y aún así no escuchó los avisos y continuó con su «política de hechos consumados».
El presidente del Gobierno no quiso especular con la posibilidad de que se vea obligado a tomar medidas coercitivas si su homólogo de la Generalitat desobedece a los tribunales y trata de celebrar la consulta. «No valoro un escenario distinto a que Mas cumpla la ley», comentó. No obstante, y por si acaso, lanzó un claro aviso a navegantes, a todos los que empujan a ignorar las resoluciones. «Si el Constitucional admite los recursos, lo que diga tiene que cumplirse», rubricó.