ABC 18/09/14
· El Gobierno advierte de que los Veintiocho darán «muy pocas facilidades» a quienes se independicen y luego quieran entrar en la UE
En vísperas de una jornada histórica en Escocia, Mariano Rajoy aprovechó una pregunta de los nacionalistas vascos en el Congreso sobre el referéndum de independencia para advertir de las consecuencias negativas que tendría para los ciudadanos la secesión de una parte de un Estado miembro de la Unión Europea. El presidente del Gobierno empleó un tono especialmente firme y contundente y acusó a los independentistas, tanto de Escocia como de Cataluña, de impulsar un proceso que definió como «un torpedo en la línea de flotación del espíritu europeo».
La respuesta a Mas Rajoy podría convocar este fin de semana un Consejo de Ministros extraordinario si Mas toma una decisión
Torpedo contra la UE «Estos procesos son un torpedo en la línea de flotación del espíritu europeo»
Desde el primer minuto, el Gobierno quiso basar su respuesta al desafío independentista de los nacionalistas catalanes en dos ejes: la defensa de la ley y el diálogo. Y ante el aluvión de manipulaciones de la historia y tergiversaciones que se han vertido sobre las consecuencias que se derivarían de una hipotética independencia de una Comunidad Autónoma, añadió uno más: la claridad sobre los efectos que tendría la aventura política que inició Artur Mas si llegara hasta el final.
Rajoy quiso ser muy claro en el Pleno del Congreso sobre las consecuencias «enormemente negativas» que tendría para los ciudadanos una supuesta independencia de Escocia o de Cataluña. «Es una evidencia que si una parte de un Estado se separa, se convierte en un tercero respecto de la Unión Europea, y desde entonces no se le aplica nada del acervo comunitario, ni la libre circulación de personas, capitales, mercancías, servicios, ni la moneda, ni las ayudas agrícolas, etcétera», resumió.
Expulsión de la UE
El portavoz del PNV, Aitor Esteban, le había preguntado si el Gobierno iba a facilitar la integración escocesa en la Unión Europea, si hoy triunfa el «sí» a la independencia. La pregunta del PNV supone un pequeño cambio en la línea de los nacionalistas, ya que hasta ahora ponían en cuestión que la independencia supusiera la expulsión de la UE. «Está bien formulada la pregunta», reconoció Rajoy.
El presidente del Gobierno echó un jarro de agua fría sobre las pretensiones europeístas de los que quieren romper España y declararse independientes. Rajoy explicó que una región separada de un Estado miembro puede solicitar su ingreso en la UE, y se abriría un proceso que podría durar años. Según explicó, Rajoy ha hablado con los representantes de los 28 Estados miembros y el entusiasmo que ha visto por esos procesos es «ninguno». «Se entiende que son malos para la región y el Estado de que se trate y para el conjunto de la Unión Europea, afectan a la riqueza, el empleo y el bienestar de todos los ciudadanos y a la propia esencia de la UE», alertó.
Respuesta de Salmond
En sus conversaciones con los líderes europeos, Rajoy ha comprobado que se darán «muy pocas facilidades» a quienes se integren en ese tipo de procesos después de separarse de un Estado miembro. Desde Edimburgo, el ministro principal escocés y líder independentista, Alex Salmond, respondió a Rajoy y atribuyó al Ejecutivo esta idea: «El Gobierno español ha dicho muchas veces que, si hay un proceso democrático consensuado, entonces España, tal como ellos mismos lo plantearon, no tendría nada que decir al respecto».
En el Congreso de los Diputados, los nacionalistas no ahorran en elogios al primer ministro británico, David Cameron, «por el ejercicio democrático que está haciendo y por su capacidad para dar voz a los ciudadanos», como dijo el portavoz del PNV, fascinado por el referéndum que se celebra hoy en Escocia, aunque no tenga nada que ver con la realidad y la historia de España. Aitor Esteban llegó a felicitar a la Reina Isabel II «por su neutralidad en el proceso», y se remontó a la fecha mítica de 1714 para justificar el victimismo de los nacionalistas. Por último, pidió a Rajoy que «sea un demócrata y actúe como un unionista británico». Los diputados de CiU le aplaudieron encantados y los del PP le miraron con hastío.
Rajoy se fijó en una sola de las muchas diferencias que hay entre el proceso de Escocia y el caso español: Escocia prácticamente no tiene competencias en comparación con el País Vasco y Cataluña. Y acto seguido incidió en que estos procesos «producen recesión económica y pobreza para todos» y son un «torpedo» contra el espíritu europeo, porque Europa «se hizo para integrar Estados y no para fragmentarlos».
Respetar lo votado
Ante las pasiones nacionalistas desatadas tras la última Diada, el Gobierno prefiere responder con un discurso frío y racional. Incluso podría valorar convocar este mismo fin de semana un Consejo de Ministros extraordinario si Artur Mas acaba convocando la consulta. Así, cuando el portavoz adjunto de CiU, Pere Macias, preguntó a la vicepresidenta del Gobierno por la manifestación del 11 de septiembre en Barcelona y le reprochó su respuesta «legalista», Soraya Sáenz de Santamaría expresó su respeto al ejercicio del derecho de manifestación, que la Constitución reconoce, porque «cualquier Gobierno está obligado a cumplir y hacer cumplir las leyes». Y de paso recordó, a quienes exigen una consulta, que es importante votar, pero especialmente lo es respetar lo que ya se ha votado. Santamaría invitó a CIU a «trabajar por no dividir y por sumar esfuerzos».
El portavoz de Amaiur, Mikel Errekondo, optó por preguntar al ministro de Exteriores por el referéndum escocés. José Manuel García-Margallo, en tono didáctico, le explicó que el proceso se ha hecho con estricto respeto a la legalidad británica. En España, cualquier referéndum de secesión «es ilegal porque lo dice la Constitución», pero una cosa es la legalidad y otra la racionalidad. Por eso, apuntó que para Escocia la secesión sería una catástrofe y terminará con un proceso de balcanización, que nadie quiere en Europa. Como Errekondo le reprochó sus «amenazas» sobre la suspensión de la autonomía catalana, Margallo precisó que es una advertencia, no una amenaza. «Amenazas, las que ustedes hacen», soltó al diputado de Amaiur.