EL MUNDO – 21/09/15
· Mariano Rajoy entró ayer definitivamente en campaña. A una semana del 27-S, el presidente del Gobierno inauguró la ofensiva final que el PP ha orquestado para tratar de impedir la consumación de una mayoría independentista en las urnas.
· «Hay que salir a votar, decir basta y acabar con esta pesadilla», exclamó el líder de los populares, como si de una llamada de auxilio se tratara.
El líder del PP acudió a Badalona, cuna y fortín de Xavier García Albiol, con una misión tan definida como evidente: movilizar el voto del extrarradio barcelonés, de ese catalán de origen «andaluz, gallego, manchego o murciano» que se ha convertido en objetivo prioritario tanto para las candidaturas contrarias a la ruptura como para las soberanistas.
Intentó Rajoy hurgar en el orgullo de la Cataluña que ha presenciado, sin tomar parte, el auge del fervor secesionista y ahora teme sentirse extraña en la que es su casa desde la década de los 60. La del jefe del Ejecutivo fue una interpelación directa: «Que no os engañen. Sólo serán más fuertes si calláis, si os quedáis en casa. Que no os engañen, no serán más si alzáis la cabeza y acudís a las urnas para defender la Cataluña que representáis. Ya no podéis seguir en silencio».
Albiol procuró al presidente un auditorio sensible a su arenga. En una nueva demostración de fuerza, el ex alcalde de Badalona congregó a casi 4.000 de esos fieles que le respaldaron masivamente en las últimas elecciones municipales. En el barrio de Llefià, que sirvió de escenario al cónclave popular, el candidato del PP a la Presidencia de la Generalitat obtuvo un 40% de los sufragios el pasado 24 de mayo, doblando a la segunda fuerza, un PSC que sólo logró el 18%.
Con la enseña española como bandera oficial del mitin y los coros rocieros por banda sonora, Albiol pasó lista. «¿Cuántos de vosotros nacisteis en otra parte de España?», preguntó. Asintieron por cientos los presentes y Rajoy pudo comprobar que su mensaje iba a ser jaleado.
Con la seguridad del que se siente en suelo amigo, el líder del PP pudo acusar entonces a Artur Mas de «estar envenenando la convivencia» o de convertir Cataluña «en una fábrica de extranjeros». «Hay que plantarle cara, nadie os tiene que decir en qué consiste ser buen catalán», culminó.
La de Rajoy no fue una exaltación casual. No sólo respondió su actitud a una estrategia calculada, el presidente del Gobierno también se vio inevitablemente contagiado por un Albiol que lleva días amenazando con elevar el tono tanto como sea necesario.
Ayer volvió a demostrarlo cuando utilizó su historia personal para agitar el sentimiento de pertenencia compartida de la Cataluña emigrante. «Mi padre no vino de Andalucía porque lo mandara Franco, vino a trabajar», espetó el popular. Valiéndose de su biografía, se presentó Albiol como el protector de aquellos que, como su progenitor, quieren conservar raíces y residencia en Cataluña. «No voy a aceptar que nadie os insulte porque nadie os montó en un tren para venir a Cataluña como si fuerais ganado», prometió el candidato del PP a la Presidencia de la Generalitat.
El arsenal desplegado por los populares no pareció amedrentar a un Mas que ayer se burló abiertamente de la continua presencia de Rajoy, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en Cataluña. «Grandes jefes venir reserva catalana para decir a indígenas lo que conviene votar», ironizó empleando una suerte de dialecto indio. «Pues bien: indígenas decir a grandes jefes Madrid PP, PSOE y Podemos que un gran corte de mangas», remachó el candidato a la reelección.
Con la cabeza más puesta en las generales que en las elecciones catalanas, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, proclamó ayer en un mitin en Sabadell (Barcelona) que «en España hace falta un presidente que escuche a Cataluña». «Yo quiero ser ese presidente», apostilló sin ambages ante 2.500 personas. Toda una declaración de intenciones que llega en el ecuador de la campaña, con Catalunya Sí que es Pot –la coalición entre el partido morado e Iniciativa– tercera en las encuestas por detrás de Junts pel Sí y Ciutadans.
«Defendemos el derecho a decidir de los catalanes», reiteró Iglesias, en un intento de acaparar foco en el debate soberanista y presentar una salida al conflicto entre Cataluña y el resto del Estado. «Esta campaña va de banderas y bandos», admitió el líder de Podemos, quien también aprovechó para denunciar la poca presencia de las propuestas sociales en los programas de los partidos, uno de los puntos fuertes de Podemos e ICV para el 27-S.
«¿Hay alguien preocupado por lo que pase tras el 27-S y después de las generales?», preguntó Iglesias, antes de pedir el apoyo de «todos aquellos preocupados por las pensiones, la sanidad y la educación». «La Cataluña popular tiene que ir a votar por una vida mejor», dijo en una clara apelación a la movilización del tradicional cinturón rojo, feudo del PSC en el área metropolitana de Barcelona, donde más votos hay en juego en los comicios.
EL MUNDO – 21/09/15