ABC – 09/10/16
· A la espera de la decisión que tome el Comité Federal del PSOE, La Moncloa no descarta apoyos de los nacionalistas en asuntos económicos concretos.
La Moncloa ya está mirando al día siguiente de una eventual investidura de Mariano Rajoy, algo que cada día ven más probable. Los quebraderos de cabeza no acabarán en el momento en que el líder del PP consiga la confianza del Congreso de los Diputados, si los diputados del PSOE deciden abstenerse finalmente. A partir de ese instante empezará otro calvario para el nuevo Gobierno, que tendrá que ganarse la estabilidad día a día, votación a votación, y partido a partido, al no contar con un acuerdo mayoritario que le permita afrontar la legislatura con una garantía de gobernabilidad. De hecho, Rajoy tiene asumido ya que deberá gobernar con «geometría variable».
Para el presidente en funciones la mejor opción habría sido un Gobierno de coalición, y si no un acuerdo parlamentario de gobernabilidad. Pero desde el nuevo PSOE ya se le ha hecho saber que de eso no habrá nada. Lo máximo que puede esperar es una abstención que los socialistas califican de «técnica». Es decir, ni un paso más allá. Si Rajoy quiere estabilidad, se la tendrá que trabajar duro, y no precisamente con el PSOE, que estará centrado en ocupar el principal espacio de la oposición frente a Podemos.
El presidente del Gobierno, en la declaración que hizo en Torremolinos el jueves pasado, dejó claro que acepta esas reglas del PSOE (abstención en su caso, si lo decide el Comité Federal, pero nada más) y aseguró que por su parte no pondrá condiciones porque ir a unas terceras elecciones sería un gran disparate. «En principio, el PSOE no querría acordar nada, solo facilitar la formación de un Gobierno, y punto. Al día siguiente se irían a la oposición y tendríamos que ir a buscarlos ahí para apoyos puntuales. Ojo, pero no solo a ellos, también a los demás, según el tema que se trate. Entraríamos en una “geometría variable”», comentan fuentes de La Moncloa.
Distintas mayorías
En jerga parlamentaria, se utiliza el término «geometría variable» cuando un Gobierno en minoría necesita buscar apoyos puntuales, con partidos de distinto color político según las circunstancias y la materia que se trate, para cada medida que impulse. El último Ejecutivo que basó su acción en la unión de piezas diferentes y separadas para construir mayorías que le permitieran seguir adelante fue el de José Luis Rodríguez Zapatero, que se apoyó unas veces en los nacionalistas, otras en la izquierda y alguna incluso en el PP, como cuando pactó la reforma constitucional del artículo 135. Su geometría variable falló en 2011, cuando se vio incapaz de aprobar los Presupuestos y adelantó las elecciones.
Zapatero tenía entonces 169 diputados (siete menos que los necesarios para alcanzar la mayoría absoluta). Rajoy tiene ahora 137. La diferencia es evidente. El líder del PP tendrá que sudar mucho la camiseta para sacar adelante cualquier ley y reforma. De entrada, deberá ponerse de acuerdo con sus dos socios de investidura: Ciudadanos y Coalición Canaria, con los que logró 170 votos en su investidura fallida del 2 de septiembre.
Presupuestos, lo primero
Los apoyos que necesite cambiarán según el tipo de ley que se vote. La primera prueba de fuego de la legislatura será la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado de 2017. Como recordó Rajoy esta semana, la prioridad es formar Gobierno. Cuando esté constituido, se entrará a fondo en la negociación de la ley más importante del año.
Para su aprobación no necesitará el voto afirmativo del PSOE, le valdría con la abstención, aunque intentará llegar a un acuerdo con los socialistas. Si no lo consigue y estos intentaran bloquear esa ley, el Gobierno del PP podría buscar apoyos en los nacionalistas catalanes y vascos, con quienes ya ha tenido coincidencias en esa materia en el pasado. La antigua CiU, por ejemplo, aprobó junto al PP la reforma laboral de 2012.
En La Moncloa no se descarta que dentro de esa «geometría variable» se busquen puntos de encuentro en materia económica y social con los nacionalistas. En este caso tendrá que hacer auténticos equilibrios para que Ciudadanos no le dé portazo y acepte esos acuerdos puntuales. La alternativa podría ser un nuevo bloqueo de la legislatura y un adelanto electoral, un fantasma que siempre planeará en las conversaciones.
«Desde luego va a ser muy duro gobernar así. Pero no queda otra y lo tendremos que hacer. Habrá que negociarlo todo a varias bandas», advierten en el equipo de Rajoy.
ABC – 09/10/16