ABC – 31/12/16
· El presidente insta a Puigdemont a no seguir dando «más pasos en la mala dirección y en contra del sentido común».
· El balance del año que hizo Mariano Rajoy ayer en el Palacio de la Moncloa fue tan atípico como lo ha sido este 2016, marcado por un bloqueo político que no se había visto antes.
«Ha sido el año de las decisiones inesperadas, de los hechos sin precedentes y de los sobresaltos políticos. Ha sido un año de gran incertidumbre en España y fuera de nuestras fronteras», resumió Rajoy, que se mostró «moderadamente optimista y prudente» ante la primera gran prueba que tiene el Gobierno en 2017, como es la aprobación de los Presupuestos.
En ese balance, Rajoy resaltó los primeros acuerdos que ha cerrado el Gobierno en estos dos meses desde su formación, y después de más de 300 días en funciones, con el diálogo como principal herramienta. En su intervención inicial, profusa y cargada de datos económicos y políticos, no mencionó ni una sola vez el desafío independentista catalán. Pero en el turno de preguntas de los periodistas no pudo escapar a este asunto, «el reto más grave que tiene España» por delante, como él mismo dijo en su discurso de investidura.
Rajoy defendió el diálogo que el Gobierno está impulsando en Cataluña, encabezado por la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. Los últimos movimientos separatistas, incluido el último proyecto o borrador de ley secesionista, no arredran al Ejecutivo en su voluntad de tender la mano no solo a los dirigentes nacionalistas, sino a diferentes sectores catalanes para tratar de encontrar una buena salida al problema creado por Puigdemont, Mas y sus aliados.
«Hablar es bueno»
«Hablar es bueno», comenzó diciendo Rajoy, quien reiteró sin titubeos la voluntad de diálogo del Gobierno. «Tenemos muchísimos temas de los que hablar que afectan a la gente». Y en esa agenda incluyó asuntos como las pensiones, la educación, la violencia de género, los Presupuestos, las infraestructuras… Son los problemas «reales», sobre los que quiere tratar el Ejecutivo. «Vamos a hablar de lo que importa a la gente», subrayó Rajoy, marcando así los límites de una estrategia de acercamiento que ha descolocado a los independentistas.
De todo esto «se puede hablar». Pero el Gobierno no está dispuesto a borrar las líneas rojas, que siguen existiendo y que están marcadas por el Estado de Derecho. «No se puede hablar de incumplir la ley», explicó Rajoy. «Todos estamos sometidos a la ley». Por tanto, ni el presidente del Gobierno, ni la vicepresidenta ni el resto de ministros están dispuestos a cuestionar, junto a los independentistas, «la unidad de España, la soberanía nacional o la igualdad de todos los españoles». Son asuntos que quedan fuera de cualquier negociación o diálogo emprendido por el Gobierno.
Tampoco el supuesto referéndum de independencia que los nacionalistas quieren convocar en 2017 está dentro de la agenda del Gobierno de la Nación. «No se va a autorizar ningún referéndum que suponga liquidar la soberanía nacional». advirtió Rajoy. Los mensajes del Ejecutivo sobre la consulta que pretenden los independentistas se han intensificado en los últimos días. «No va a haber referéndum», sentenció el portavoz hace una semana. A partir de ahí, el Ejecutivo está dispuesto a estudiar todo lo demás.
«Vamos a continuar con el diálogo. Ofrezco hablar, pero pido que no se den más pasos en la mala dirección, en contra del sentido común». Con estas palabras, Rajoy se refería al proyecto o borrador de ley secesionista que Puigdemont ha metido en un cajón para que el Gobierno no pueda impugnarla de momento. Son pasos, dijo, que no llevan a ninguna parte.
El presidente del Gobierno tampoco cree que una reforma de la Constitución vaya a servir para resolver el problema, salvo que supusiera acabar con la unidad de la nación o de la soberanía nacional, algo, advirtió, que los españoles no iban a consentir.
Conferencia de presidentes
En La Moncloa creen que la Conferencia de presidentes autonómicos del 17 de enero es una buena oportunidad para acercar posturas entre todos, por eso no se entiende las ausencias anunciadas de Íñigo Urkullu y Carles Puigdemont. Según Rajoy, no ir a esta cumbre es «abdicar de una responsabilidad».
Rajoy tiene pendiente cerrar una reunión con Puigdemont, aunque ayer no quiso dar detalles: «Cuando tenga algo que contarles, se lo diré». También Sáenz de Santamaría tiene en la agenda varias reuniones, con Oriol Junqueras y Ada Colau. Su intención es volver a Barcelona después del paréntesis navideño.
ABC – 31/12/16