El Gobierno considera que un escenario de terceros comicios en apenas dos años debe ser sólo un último extremo, pero no lo descarta, porque antepone respetar los compromisos con Bruselas.
«El Gobierno español está siendo rotundo: o logra que en Las Cortes se apruebe el Presupuesto para 2017 o convocará elecciones», asegura un alto cargo comunitario que ha participado en uno de los contactos mantenidos en Bruselas por miembros del Ejecutivo.
Por el momento, el propio Rajoy no habla de nuevas elecciones, asegura que se propone gobernar cuatro años y se centra en intentar que haya respaldos parlamentarios suficientes. «Estamos hablando con todo el mundo. Lógicamente lo haremos más intensamente con aquellos que tienen más predisposición a apoyar los Presupuestos», anunció el sábado en Santiago de Compostela: «Sí, yo ya he tenido alguna conversación», desveló el presidente sin aclarar si lo había hecho ya con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera.
El Gobierno tiene armas para atraer la abstención del PSOE al incluir en el conjunto de medidas presupuestarias una senda de déficit más suave para los barones socialistas y autonómicos en general, subida de las pensiones y de los sueldos de los funcionarios. Pero, por ahora, las respuestas iniciales de los grupos parlamentarios no suman votos suficientes para respaldar las nuevas cuentas de Rajoy. El portavoz parlamentario socialista, Antonio Hernando, ha llegado a calificar de «prácticamente imposible» que su partido pueda prestar apoyo.
En el Ejecutivo recuerdan que el presidente del Gobierno ya avisó desde el primer momento de que no quería gobernar sin Presupuestos. «Esto es una responsabilidad de todos, Señorías, no sólo mía. Añado que, como es obvio, cuando no se pueden controlar los ingresos ni el gasto público, sencillamente no se puede gobernar. Ustedes y yo sabemos que no es razonable gobernar sin Presupuestos y todos debemos de ser consecuentes. Carece de sentido proclamar que se va a facilitar que España tenga un Gobierno si no se está dispuesto a dotarlo de su principal herramienta de trabajo», afirmó Rajoy desde la tribuna del Hemiciclo el pasado 29 de octubre. Se mostró abierto a la negociación sobre el cómo, pero no sobre el destino final de ajustar el déficit. «¿Acaso si gobernara otra formación política no se cumplirían los compromisos adquiridos? ¿Es que si gobernaran otros se quebraría la estabilidad presupuestaria?», preguntó al resto de diputados.
Expertos consultados aseguran que con la prórroga de los Presupuestos de 2016 no se garantiza el cumplimiento salvo que se impusiera un ajuste más duro a las comunidades autónomas, entre otras medidas de urgencia. El propio Rajoy ha afirmado que sería una mala señal de inestabilidad política si el nuevo Gobierno no logra ver aprobados sus primeros presupuestos de la legislatura.
Según las fuentes gubernamentales consultadas, la prioridad de Rajoy es iniciar una legislatura de cuatro años y conseguir apoyos parlamentarios a los Presupuestos de 2017, pero no hay que descartar nuevas elecciones el próximo año, «porque la aprobación de los Presupuestos no depende sólo del Gobierno». Hay un factor político apetitoso adicional para Moncloa y es que, según se desprende del último barómetro del CIS, unas nuevas elecciones favorecerían al PP, que doblaría actualmente al PSOE.
En todo caso, el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, sostiene que con la actual prórroga presupuestaria España no cumpliría el requisito de déficit hasta 2019, dos años más tarde que todos los demás socios, lo que considera inaceptable.
Tanto el ministro Portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, el de Exteriores, Alfonso Dastis y de Economía, Luis de Guindos, se han desplazado en los últimos días a Bruselas y han asegurado en sus contactos con la Comisión Europea que es «total» el compromiso de Rajoy para respetar el listón de déficit que él mismo acordó el pasado julio con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. En aquella conversación, clave para evitar la multa a España entonces, el líder del PP aseguró que bajaría el déficit al 3,1% en 2017, pero, según Moscovici, con la prórroga actual y sin nuevas medidas estructurales, se quedará en el 3,8%, lo que que equivale a 7.700 millones más de desajuste de lo prometido.
Moscovici recuerda en un encuentro con enviados de los principales medios europeos, incluido EL MUNDO, que cuando él defendió en julio que no se multara a España, «francamente nadie me dijo que había sido demasiado duro, sino demasiado suave». Por tanto, cada vez va a ser más difícil que España y Portugal escapen a medidas sancionadoras si continúan reincidiendo todos los años en incumplir el déficit sin tomar medidas efectivas para ello. Rajoy recibe hoy en Moncloa al primer ministro portugués, Antonio Costa, que pretende un frente común en el expediente sancionador, aunque el plan del presidente español es ir desmarcándose de Lisboa, porque sus cifras son peores.
A cambio de su compromiso de cumplir, Rajoy quiere autonomía en el diseño del ajuste. Pretende evitar medidas reclamadas por Bruselas como la subida del IVA, porque podrían dañar el consumo. Guindos matizó en sus contactos con Moscovici el pasado lunes que en las medidas que se incluirán en el proyecto de Presupuestos no habrá ninguna que pueda perjudicar el crecimiento económico. El ministro no descarta fórmulas que aumenten los ingresos, pero sin dar marcha atrás en la rebaja del IRPF o elevar el IVA en algunos productos. El compromiso es remitir a Bruselas un llamado borrador de programa presupuestario para 2017 con medidas que aseguren bajar el déficit al 3,1% pactado.
Guindos hizo valer también ante Moscovici que la economía española crece más de lo esperado y que, pese a haber sido un Ejecutivo en funciones, ha tomado medidas este año que suponen un ajuste de 10.000 millones, principalmente por el endurecimiento del Impuesto de Sociedades. El titular de Economía y los otros ministros aseguraron en Bruselas que el cumplimiento este año de bajar el déficit al 4,6% está muy al alcance precisamente tras las medidas tomadas. Incluso la apuesta es que va a ser inferior, por lo que el nuevo Gobierno entrará en 2017 con mejor punto de partida en las cuentas públicas del previsto y con una economía creciendo también con mayor fuerza de lo pronosticado.