El líder del PP responsabilizó ayer a Rodríguez Zapatero de haber provocado el órdago lanzado por Juan José Ibarretxe con la «falta de principios, la frivolidad y el gobernar sólo haciéndose el simpático». Rajoy aseguró que en tres años de diálogo con Ibarretxe el presidente sólo ha conseguido que convoque un referéndum, y le exigió que haga cumplir la ley.
Rajoy argumentó que después de tres años y medio hablando con lehendakari, lo único que ha conseguido el presidente del Gobierno es la convocatoria para el 25 de octubre de 2008 de un referéndum ilegal, a espaldas del Ejecutivo.
Su receta para resolver el desafío al Estado emprendido por Ibarretxe es sencilla: «Lo que tiene que hacer el presidente es cumplir la ley y hacerla cumplir. España es lo que digan todos los españoles: de derechas, de izquierdas o de cualquier ideología», manifestó Rajoy, durante la clausura de la Conferencia de Vivienda organizada por su partido ayer en Madrid.
El presidente del PP entonó ayer el discurso del «ya lo advertíamos nosotros» y su intervención tuvo un cierto sabor a venganza: después de tres años y medio predicando en el desierto, alertando de que no se podían romper los principios básicos constitucionales, avisando de que no se debía pactar el concepto de España con los partidos radicales, la sociedad española comprueba ahora los resultados.
A su juicio, la quema de las fotos del Rey Juan Carlos, el ataque a la bandera española y el referéndum convocado por Ibarretxe tienen un claro culpable que no es otro que Rodríguez Zapatero, que ha jugado con fuego y se está quemando.
Rajoy no ocultó su preocupación por los últimos acontecimientos, malestar que, según su testimonio, comparte con muchos otros españoles: «Todos los días hay una noticia relevante, importante y preocupante. Hay mucha gente que cree que lo que está pasando no es de recibo. En España se viven momentos de desprecio a los símbolos del Estado, de ataque a las instituciones del Estado y se discute a la nación española».
Por este motivo, defendió a capa y espada la nación española y lamentó amargamente el debate que se ha generado en torno a este concepto, alentado, bajo su parecer, por el propio presidente: «No somos ni dos ni tres ni cuatro naciones, somos una desde hace más de 500 años. La nación más vieja de Europa». Y zanjó el tema con un rotundo: «No admito discusión sobre la nación española».
Ante el desafío nacionalista actual, el PP es, según Rajoy, la única formación que puede garantizar la defensa de la Constitución española y de los símbolos nacionales: «Cuando se habla de derecho a la autodeterminación se está diciendo que el resto de los españoles no puede decidir sobre lo que quieren que sea España. La esencia de la Constitución es la soberanía nacional y que el voto de cada ciudadano vale igual».
También tuvo el dirigente popular palabras de defensa del Rey Juan Carlos tras la quema de su foto en Cataluña y la propuesta de la coalición Entesa Catalana (integrada por PSC, IU-ICV y ERC) en el Senado de que el presidente sustituya al Rey como jefe del Ejército: «Parece incapaz de hacer pedagogía y de recordar que la Monarquía ha sido un factor de estabilidad en España a lo largo de estos últimos años», dijo Rajoy refiriéndose una vez más a Zapatero, ante los aplausos de los asistentes.
Bajo la atenta mirada del secretario general del partido, Angel Acebes y de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, el líder popular lamentó la manifestación convocada ayer por la izquierda abertzale contra la alcaldesa de Lizarza (Guipúzcoa), Regina Otaola, y aprovechó para mostrarle todo su apoyo. El presidente del PP destacó que la protesta no es porque la primera edil «haya dejado de hacer o no una obra municipal, sino porque defiende la nación española, la bandera española, la libertad y los derechos de las personas y, por eso, se manifiestan contra ella».
Rajoy no tuvo reparos en rememorar las dificultades por las que ha pasado su partido durante los tres años y medio que lleva en la oposición. «Nos han intentado excluir, nos han expulsado de los consensos básicos de la Transición, nos han intentado liquidar. Muchas cosas no han sido comprendidas. El PP ha dado una batalla a la que estaba obligado: España y la negociación con ETA», afirmó. Y entonces preguntó al auditorio: «¿Cuáles han sido los efectos beneficiosos del debate territorial y la negociación con ETA?».
El líder popular recordó que, tras sus advertencias, fueron muchas las ocasiones en las que les tildaron de «exagerados y extremistas». «Tuvimos que oír muchas cosas. Ni somos exagerados ni extremistas, sino que creemos que España es una nación de ciudadanos iguales en derechos, oportunidades, deberes y obligaciones. Estamos orgullosos de nuestra bandera y creemos que las instituciones hay que respetarlas», aseveró.
Durante su alocución ante cientos de seguidores, el dirigente del PP insistió una y otra vez en lo que considera una política de acoso y derribo a la que ha sido sometido su partido por parte del Gobierno socialista: «No se ha querido contar con nosotros. Se ha roto el acuerdo territorial vigente desde 1978. Jamás un partido en el Gobierno promovió los estatutos sin contar con el otro», aseveró. Y terminó lanzando una irónica pregunta: «Y todo esto, tanto talante, ¿para qué?».
EL MUNDO, 30/9/2007