Mariano Rajoy ha dado libertad casi absoluta a los dirigentes municipales y autonómicos del PP para buscar pactos de gobierno con cualquier fuerza política salvo con la izquierda abertzale de Bildu.
Esa libertad -que también ejerce el PSOE allí donde lo necesita- permitiría a los populares pactar con fuerzas de izquierda o nacionalistas en territorios donde, durante mucho tiempo, han censurado el comportamiento de esos partidos con los que ahora, por cuestiones de pura aritmética parlamentaria, necesitan pactar. Estos son algunos de los pactos en liza, que Rajoy abordará hoy en una comida con sus principales barones.
PAÍS VASCO Oferta a tres bandas
El PP vasco solo tiene una obvia y tajante exclusión en su política de alianzas: Bildu, con quien ni siquiera se ha sentado a hablar. A partir de ahí, cualquier acuerdo es posible, pero la principal apuesta que la dirección de Antonio Basagoiti lanzó tras el 22-M fue una oferta de pacto de Estado al PNV y a los socialistas con tres objetivos: estabilidad institucional, exigencia democrática frente a ETA y creación de empleo. Su objetivo es claro: frenar el paso a Bildu, especialmente en la Diputación de Guipúzcoa y el Ayuntamiento de San Sebastián. Basagoiti ha hablado varias veces en los últimos días con Rajoy, y tiene su respaldo. Por ahora, el PNV ha rechazado esa mano tendida.
El acuerdo que propone el PP, de alcance global para toda Euskadi, supondría que las tres fuerzas se apoyasen para que gobernase en cada institución la más votada. Eso garantizaría al PNV mantener la Diputación de Guipúzcoa, a los socialistas el Ayuntamiento de San Sebastián y al PP la Diputación de Álava (aquí los populares necesitarían que EB-IU, fuerza con la que ya han abierto contactos, no apoyase al PNV). El PP tiene también al alcance de la mano el Ayuntamiento de Vitoria, donde está descartado un pacto PNV-PSE-Bildu.
ANDALUCÍA El socio regionalista
En Andalucía, donde el PP tiene aseguradas las alcaldías de al menos 23 de las 29 ciudades de más de 50.000 habitantes, su política de alianzas tiene como principal interlocutor al Partido Andalucista (PA). Con él puede formar mayorías en un grupo de municipios medios del interior donde los populares han dado un gran salto el 22-M. Así, PP y PA ya tienen prácticamente cerrado un pacto de gobierno en Ronda para arrebatar la alcaldía al PSOE; en San Fernando, el PP necesita a los tres concejales andalucistas para asegurarse la investidura; y a la inversa, en Utrera, donde el PSOE ha sido la lista más votada, el PP puede dar la alcaldía al PA. Un intercambio similar podría darse en las localidades almerienses de Carboneras (PP) y Zurgena (PA); en Mairena del Aljarafe (Sevilla) el único concejal andalucista le basta al PP para tener la alcaldía.
Al margen de este cruce de intereses comunes con el PA, los populares barajan alianzas puntuales con grupos locales, especialmente en la provincia de Almería. Y podría darse también algún acuerdo aparentemente contranatura, como en Alcalá de los Gazules, pueblo simbólico para el PSOE por ser cuna de destacados dirigentes (Bibiana Aido, Alfonso Perales o Luis Pizarro, entre otros) y donde, tras perder la mayoría absoluta, IU amaga con prestar sus votos para investir a un alcalde del PP.
GALICIA Una firma sin validez
tras el 22-M
El PP negocia en Galicia con grupos de independientes para controlar alcaldías de pequeños municipios, e incluso ha llegado a ofrecer (sin éxito) pactos al Bloque Nacionalista Galego (BNG) en Lugo y Ourense. La estrategia poselectoral de los populares choca con el que fue su mensaje central durante la campaña: el presidente de la Xunta y del PP de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, convirtió sus mítines en una condena a los bipartitos PSOE-BNG (equiparando coaliciones a despilfarro) y en una defensa cerrada de que gobierne siempre la lista más votada. Feijóo llegó a considerar las coaliciones «una perversión del sistema democrático» e hizo firmar a sus candidatos un compromiso para permitir que las alcaldías recaigan siempre en el partido con más votos. El propio Rajoy, durante un mitin en Santiago, se comprometió a reformar la Ley Electoral para fijarlo como algo obligatorio.
Todo cambió al día siguiente de las elecciones. Los populares alegan desde entonces que solo cumplirán su compromiso si PSOE y BNG dejan también que las alcaldías recaigan en el partido con más votos. Sin embargo, socialistas y nacionalistas, como vienen haciendo desde 1995, se apoyarán mutuamente en 35 municipios para cerrar el paso al PP, que, a su vez, se hará con algunas alcaldías gracias a grupos independientes.
CANARIAS Gobierno de concentración
En Canarias, el popular José Manuel Soria -ganador de los comicios autonómicos- se mantiene a la expectativa del resultado de las negociaciones entre el PSOE y Coalición Canaria (CC), que han desestimado el ofrecimiento de los populares para formar gobierno. El PP mantiene la misma postura que en campaña: un Gobierno de concentración en caso de que nadie obtuviera mayoría suficiente. «No renunciaré, seguiré buscando una mayoría parlamentaria», ha dicho Soria. No descarta, por ejemplo, incorporar a consejeros de CC y PSOE en un Ejecutivo presidido por él. El secretario de Organización de CC, José Luis Perestelo, ha tildado la propuesta de Soria de «ruin» y la considera una «llamada al transfuguismo».
CATALUÑA La prioridad, Badalona
El PP catalán se fijó dos objetivos antes de las elecciones: la alcaldía de Badalona (tercera ciudad de Cataluña) y formar parte del gobierno de Barcelona. Estas metas cuadraban con la intención del partido de respetar la lista más votada en todos los municipios. Tras el 22-M, la decisión se ha mantenido, con una excepción: Tarragona, donde el PSC perdió la mayoría absoluta y una alianza de CiU y PP desbancaría al socialista Josep Félix Ballesteros.
De conseguirla, la alcaldía de Badalona sería la primera importante para los populares catalanes. El PP ganó claramente las elecciones, pero su candidato, Xavier García Albiol, es rechazado por el resto de formaciones por sus discursos xenófobos. El PP necesita que CiU, tercera fuerza en la ciudad, respete a la lista más votada y no apoye al PSC. Los nacionalistas necesitan al PP para asegurarse el mando en la Diputación de Barcelona, así que previsiblemente votarán a su propio candidato y dejarán que García Albiol sea alcalde. En las negociaciones entre populares y CiU está en juego también el Presupuesto de la Generalitat para 2011, que los nacionalistas esperan aprobar con la abstención del PP.
Si los populares se aseguran Badalona, facilitarán a CIU el gobierno en el resto de plazas en liza, respetando la lista más votada. Lo ha hecho en la localidad tarraconense de Reus, donde ya se ha firmado el pacto. Y en Barcelona seguirá el mismo curso.
ARAGÓN En manos del Par
Poco han cambiado las cosas en Aragón desde el 22-M. Hasta ayer se sucedían las reuniones pero todas las cartas están sobre la mesa. Luisa Fernanda Rudi, candidata del PP, no dijo nada antes de las elecciones: puso sobre la mesa su programa y dijo que eso era su propuesta para gobernar Aragón. El pasado viernes, al hacer balance de los resultados, Rudi dijo: «Ha llegado el tiempo de la política con mayúscula, no el de cambiar cromos». Para ser aupada a la presidencia necesita los votos de los siete diputados del Partido Aragonés (Par), que en esta legislatura ha apoyado al PSOE.
En Zaragoza las cosas siguen como la semana pasada. El actual alcalde, el socialista Juan Alberto Belloch, ha pasado de decir en campaña «quiera Dios que no tenga que gobernar con el tripatito» a «me veo como líder de un proyecto de izquierda». Una izquierda -PSOE, IU y Chunta- que suma 16 concejales frente a los 15 del PP.
EL PAÍS, 1/6/2011