EL MUNDO – 31/08/16
· Advierte al líder del PSOE de que no tiene «más alternativa» que apoyarle o intentar gobernar con los independentistas.
· Se abre a negociar pactos de Estado en pensiones, violencia machista, educación o financiación autonómica.
· Los socialistas afirman que hoy tienen más motivos para votar en contra y C’s critica el derrotismo del líder del PP.
Mariano Rajoy solventó ayer el trámite de su discurso de investidura sin apenas emoción. Dos elecciones ganadas por el PP y ocho meses de espera para poder continuar al frente del Gobierno, y cuando ayer le tocó el turno de subirse a la tribuna para solicitar la confianza del Congreso, Rajoy lo hizo carente de todo entusiasmo.
La certeza de que no saldrá elegido, ni en primera ni en segunda votación, llevó al candidato popular a protagonizar una intervención extraña, en la que renunció a pedir al PSOE que se abstenga y en la que minimizó el acuerdo programático suscrito con Ciudadanos. Un aparente intento de cubrir el expediente a la espera de su debate hoy con el líder socialista, Pedro Sánchez.
No obstante, Rajoy abordó ayer asuntos que parecía haber orillado de su argumentario. Si el lunes, tras su encuentro con Sánchez en el Congreso, consideró casi imposible que el dirigente socialista pueda presentarse como candidato, ayer se detuvo mucho más en esta posibilidad.
Su tesis es que «no existe una alternativa razonable al PP». «Mi propuesta es la única posibilidad real de que España pueda disfrutar de un Gobierno moderado, que no sea una aventura de radicalismo, ineficacia e incertidumbre», dijo. Una aventura que «vendría hipotecada por las exigencias de partidos cuyo principal objetivo es desafiar a nuestras instituciones democráticas y romper nuestra unidad territorial».
Precisamente a este desafío le prestó ayer Rajoy una especial atención. El candidato popular defendió que España «necesita un Gobierno eficaz con urgencia». Para consolidar la recuperación económica, crear empleo y cumplir con el compromiso de déficit impuesto por Bruselas, pero también para hacer frente al independentismo catalán. «Como todo el mundo sabe, España sufre una amenaza explícita contra su integridad territorial, contra la igualdad de los españoles y contra su convivencia», afirmó. «Estamos hablando de la unidad, señorías, no de cualquier cosa». La primera obligación del Gobierno y de estas Cortes, insistió, es preservarla.
El portavoz del PNV, Aitor Esteban, muy crítico con el tono de la intervención de Rajoy, atribuyó sus afirmaciones a un intento de achicar las opciones de negociación del PSOE con ERC y PDC (la antigua Convergència). Con los votos de los partidos catalanes y los de Podemos, Sánchez tendría una mínima posibilidad de presentarse como alternativa a Rajoy. Una opción que voces autorizadas del PSOE no contemplan, pero que su secretario general nunca acaba de descartar.
Ayer mismo, horas antes de que el candidato del PP iniciara su alocución en el Congreso, el presidente de la Junta de Extremadura, el socialista Guillermo Fernández Vara, exigía a su partido una reflexión interna sobre qué hacer para evitar unas nuevas elecciones y advertía de que «no hay nada que agrade más a quien es o quiere producir un proceso secesionista o independentista en España que un Gobierno o una situación política en Madrid de debilidad como la que hay ahora». «El escenario en el que estamos es el peor de los escenarios para hacer frente a un proceso secesionista como el que se está produciendo en Cataluña», añadió. Este argumento es que el ayer introdujo Rajoy para sostener que él es la «alternativa conveniente y moderada».
Con esta convicción política y personal, el dirigente popular pasó de puntillas por el acuerdo con Ciudadanos, que le ha permitido presentarse a la investidura con 170 diputados (sus 137, los 32 naranjas y el de Coalición Canaria). Lo citó pero le concedió la misma importancia que a otros acuerdos firmados con Unión del Pueblo Navarro, Foro Asturias o el Partido Aragonés. A Albert Rivera ni le mencionó en su intervención. No es la primera vez que el presidente en funciones desdeña públicamente a Ciudadanos. Ya lo hizo cuando en el Comité Ejecutivo se negó a someter al debate interno las condiciones impuestas por ellos para comenzar la negociación.
Rajoy tampoco se detuvo en la parte social del acuerdo. Sólo se explayó en los aspectos puramente económicos y abrió al resto de formaciones las propuestas de pactos por la educación, por la ciencia, por la energía, contra la violencia de género, por el futuro de las pensiones y un plan de choque contra el desempleo.
La poca consideración al pacto alcanzado con Ciudadanos fue muy visible en la reflexión que el aspirante popular hizo sobre la corrupción. Una de las banderas políticas más visibles del partido naranja y uno de los asuntos que más han desgastado al PP y que Rajoy resolvió con la defensa de que «la corrupción se persigue hoy más que nunca, y los castigos son los más elevados que se han conocido. Nuestro país es más transparente, disponemos de controles más férreos sobre la financiación de los partidos políticos y hemos puesto en marcha mecanismos para recuperar hasta el último euro robado por los corruptos». Aún así, aceptó que se han incorporado al acuerdo de investidura con Ciudadanos «un conjunto de medidas que vienen a reforzar aún más la exigencia y la ejemplaridad en la vida pública».
Y si poca atención prestó a Rivera, el candidato popular renunció a intentar convencer al PSOE de que se abstenga para poder ser elegido de nuevo presidente. Ciudadanos le afeó que no lo hiciera.
Prácticamente no hizo alusiones directas a los socialistas o a Pedro Sánchez, más allá de apelar a los partidos constitucionalistas a defender la unidad de España. Su lance hoy con el dirigente socialista aclarará a dónde quiere llegar Rajoy al introducir de nuevo el tema catalán entre los motivos que exigen la formación de Gobierno. Si pretende desarmar de antemano cualquier hipotética alternativa o alimentar el debate interno en el PSOE. En las antípodas de la posición de Rajoy, Sánchez ha defendido que se debe dar una respuesta al encaje de Cataluña en España con una reforma de la Constitución.
Desde el PP se afirmó ayer que hoy se verá a un Rajoy distinto en el Congreso. «Habrá más rock & roll» y «arderá Troya», señalaron distintas fuentes populares.
EL MUNDO – 31/08/16