ABC 01/10/13
«No quiero una Cataluña fuera de Europa, quiero una Cataluña española y una España catalana», afirma el presidente del Gobierno
El desafío independentista de Artur Mas se encontró ayer con la respuesta más contundente que se ha escuchado a Mariano Rajoy en los últimos tiempos. Desde Astaná, la capital de Kazajistán, el jefe del Gobierno pidió una reflexión al presidente de la Generalitat sobre los resultados que han tenido sus decisiones en el último año y medio, y tras advertir de que ha dado pasos equivocados, le instó a tener un gesto de grandeza a partir de ahora.
Los resultados de CiU «Alguien debería hacer una reflexión sobre los resultados de sus decisiones en el último año y medio»
Hasta este momento, la respuesta del presidente del Gobierno ante las amenazas rupturistas del nacionalismo se había limitado a ofrecer diálogo y exigir respeto a la ley. Así lo expresó en la carta que envió a Mas el 14 de septiembre, en la que, con muy buenas palabras, rechazaba su propuesta de celebrar una consulta del «pueblo catalán» sobre su futuro. La prudencia del Ejecutivo ante el intento de sedición encabezado por Mas había recibido críticas por la falta de un discurso mucho más firme y rotundo.
Por eso llamó la atención el cambio de tono de Rajoy durante su comparecencia junto al presidente de Kazajistán, Nursultán Nazarbayeb, en el Palacio Presidencial de Astaná. Tomó al vuelo una pregunta sobre el último debate de política general en el Parlamento autonómico catalán para enviar varias advertencias a Artur Mas, de forma dura y tajante. Un giro que coincide con la decisión del Parlamento autonómico de enviar al Congreso una iniciativa sobre la consulta soberanista y de poner un plazo de tres meses al Gobierno para dialogar sobre el referéndum, lo que supone otro paso adelante en su hoja de ruta aparentemente imparable, ajena por completo a la voluntad del Gobierno de mantener contactos sin fecha de caducidad y alcanzar acuerdos económicos. Rajoy comentó que había seguido con atención el debate del Parlamento autonómico, y se reafirmó en su respeto a la legalidad. «No se puede aceptar nada que contravenga la ley porque eso va contra las normas de convivencia que nos hemos dado», explicó. Acto seguido apeló a la responsabilidad «de todos» y envió su primera advertencia: «Hay decisiones que solo generan división, como hemos visto, incertidumbre e inestabilidad, que no es bueno para la economía del país y las relaciones entre todos».
Rajoy lanzó un dardo envenenado a Mas cuando le pidió una reflexión sobre los resultados que ha obtenido con sus decisiones en el último año y medio, desde que empezó a calentar primero el pacto fiscal y luego la cuestión independentista. Desde entonces, CiU tuvo un fuerte retroceso en las urnas y está cayendo en picado en las encuestas, hasta situarse incluso por detrás de ERC. Una situación a la que hay que sumar la crisis interna dentro de la coalición. «Un dirigente político tiene que valorar muy bien las consecuencias de sus decisiones», señaló.
El presidente del Gobierno prometió que va a actuar con serenidad, responsabilidad y siempre en el marco de la ley. Pero esta vez apeló también a los sentimientos al recordar que Cataluña y el resto de España «han vivido juntos siempre». «Nos unen lazos personales, familiares, sociales…». Rajoy se detuvo aquí y explicó que el mundo se dirige hacia las grandes uniones, como se ve con la unión bancaria o la unión política de la Unión Europea, mientras que «otros plantean cosas que van en una dirección distinta».
«Yo no quiero una Cataluña fuera de Europa, ni fuera de los organismos internacionales ni aislada. Quiero una Cataluña española y una España catalana, y voy a dar la batalla», aseguró Rajoy, quien envió otro aviso rotundo al Gobierno de Mas: «Que no se creen divisiones, incertidumbres ni falsas expectativas. Que las decisiones se piensen y se estudien bien las consecuencias. Se han dado pasos equivocados, pero aún se está a tiempo de tener gestos de grandeza».