EL CORREO, 19/10/11
Evita descalificar en Bilbao la Conferencia de Paz y exige a la banda su disolución «incondicional y definitiva»
Mariano Rajoy aprovechó ayer su paso por Bizkaia, donde se reunió con más de medio centenar de empresarios, para dejar un mensaje de prudencia en busca de la paz y un aviso de calado a la izquierda abertzale. En su carrera electoral hacia La Moncloa, el presidente del Partido Popular trató de pasar de puntillas sobre las conclusiones de la conferencia internacional de San Sebastián, encabezadas por la petición a ETA de «cese definitivo de la actividad armada», para insistir en que «lo importante» es el comunicado de la banda en el que anuncie el «abandono incondicional y definitivo de su actividad criminal». «Hasta entonces, no tiene sentido entrar en estas cosas», indicó el candidato del PP, a la espera del alcance de los pasos que pueda dar la organización terrorista para cumplir con ese emplazamiento.
Pero, a renglón seguido, Rajoy entró y no con uno de sus recurrentes silencios. Frente a la ‘hoja de ruta’ planteada en el Palacio de Aiete por los mediadores internacionales, y asumida un día después en su integridad por la antigua Batasuna, Rajoy advirtió de que el sistema democrático contiene los instrumentos suficientes para abocar al terrorismo a su final. «Desde la ley, desde el Estado de Derecho y desde la fuerza de la democracia se puede derrotar también a la organización terrorista», proclamó el líder de los populares, en respuesta a la negociación técnica y la mesa de partidos propuestas por los promotores del cónclave donostiarra para cerrar el ciclo de la violencia.
Aunque se esforzó en volcar el peso de su discurso en la economía, su «prioridad» en la campaña, Mariano Rajoy dio ayer de alguna forma réplica a la Conferencia de Paz con un pronunciamiento en el que evitó la descalificación frontal. Auspiciada por la red social Lokarri y el Grupo Internacional de Contacto que lidera el abogado sudafricano Brian Currin, la cita culminó con un texto en el que se insta a los gobiernos español y francés a iniciar conversaciones con ETA para abordar «exclusivamente las consecuencias del conflicto», en referencia a los presos y aspectos técnicos vinculados al desarme. Asimismo, los antiguos líderes internacionales que respaldan las conclusiones, entre ellos el exsecretario general de la ONU y Nobel de la Paz Kofi Annan, «sugieren» la puesta en marcha de una mesa de partidos para «discutir cuestiones políticas, con consulta a la ciudadanía».
En una visita a Bizkaia en la que pareció presentarse metido ya en el traje de presidente, sobre todo en materia económica, Mariano Rajoy eludió el trazo grueso para valorar las conclusiones de la conferencia y se escudó en el refrán que dice que ‘no hay mayor desprecio que no hacer aprecio’ para expresar su desapego con una cita que contaba de antemano con las simpatías de la izquierda abertzale. «No voy a contribuir a esta ceremonia de la confusión porque no tiene sentido», subrayó. Fiel a su estilo de no meterse en jardines, su mutismo sobre el escenario abierto en el País Vasco por el posible cierre del ciclo de la violencia podría encerrar algo más que indiferencia, y más en un asunto como el terrorismo, en el que el PP nunca escurre el bulto.
Complicidad con el PNV
Mariano Rajoy considera que ETA ya no es un problema prioritario en el conjunto de España, según indican también los últimos sondeos sociológicos, y subraya que «lo capital» es centrarse en la economía. Sin embargo, su decisión de no entrar al trapo de la conferencia perseguiría no dejar a su partido fuera de juego con una declaración precipitada en la búsqueda de la paz, en una tarea en la que el PP ha tejido una red de complicidades con el PNV. De hecho, los jeltzales animan a Rajoy a participar con un papel protagonista como eventual próximo presidente del Gobierno de España, como apuntan las encuestas. El líder de la oposición prefirió ayer «remitirse» a las declaraciones de la víspera de su responsable en Euskadi, Antonio Basagoiti, quien consideró que el texto de Aiete es «inaceptable para cualquier demócrata», en un intento por cerrar filas.
El eurodiputado Jaime Mayor Oreja, que insiste en su tesis de que el escenario actual responde a «un desafío nacionalista» al Estado, ofreció ayer otra clave que podría ayudar a comprender la prudencia del presidente del PP. En una reunión celebrada en junio, el exministro de Interior le trasladó su diagnóstico y desveló que Rajoy tiene «una disposición distinta» a la suya para encarar la situación del País Vasco porque su «primera obligación es ganar las elecciones por mayoría absoluta». «La cuestión no es cómo te llevas de bien o de mal con el PNV, sino saber que viene un desafío», apuntó Mayor Oreja.
La dirección del PP, tanto en Madrid como en Euskadi, asume que Rajoy afrontará la gestión del final de ETA desde La Moncloa tras las elecciones generales del 20-N. Y que en este reto deberá afrontar presiones procedentes de varios frentes. De la izquierda abertzale, que parece haber dado un acelerón en su desmarque de la violencia ante la posibilidad de que el PP apueste por la derrota policial de la banda si asume el liderazgo del Gobierno. Y también del PNV, que apoya la reivindicación de la consulta, aunque mantenga un clima de cordialidad inédito con los dirigentes populares.
En cualquier caso, las «sugerencias» emanadas de la Conferencia de Paz para la creación de una mesa política y una negociación técnica con ETA tras el «cese definitivo» han sido interpretadas en las filas del PP como «concesiones», algo que traspasa lo que llaman las líneas rojas en el camino de «una paz que no debe tener precio político».
EL CORREO, 19/10/11