EL MUNDO – 24/04/16 – Entrevista ALBERT RIVERA
· El líder de Ciudadanos es reacio a hablar de elecciones, pero piensa en ellas. Con el reloj para formar Gobierno agonizando, propone a PP y PSOE un candidato de consenso. Señala a Mariano Rajoy y a Pedro Sánchez, a su no diálogo, como culpable del bloqueo. Sobre los últimos escándalos internos de su partido, afirma: «La nueva política tiene que ser más rigurosa que la vieja».
Su despacho en el Congreso mira al cielo de Madrid. Llueve, pero en la habitación hace calor. Y no es por el fragor de las negociaciones, donde pintan nubarrones. Albert Rivera no habla de elecciones pero piensa en ellas y sus dardos dialécticos señalan como culpables los personalismos de Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. Por eso defiende la solución de un candidato de consenso o independiente.
Pregunta.– Su propuesta de un presidente independiente…
Respuesta.– Primer matiz: no he dicho un independiente, he dicho una persona de consenso.
P.– Esta propuesta de última hora, ¿es una ocurrencia, es un brindis al sol o es una salida a la desesperada?
R.– Es una solución. La investidura reformista no ha salido adelante por el bloqueo de Podemos y del PP. Hemos intentado una mesa a tres y no ha habido respuesta ni voluntad de sentarse. Y llegados a este punto, con la consulta del Rey a la vista, me parece de responsabilidad política y de sentido de Estado tratar de buscar soluciones que aborden las reformas necesarias y generen un Gobierno de consenso. La realidad demuestra que las personas somos el problema. Yo no sé si lo soy o no, pero estamos a tiempo de intentarlo.
P.–No contento con fracasar en la petición de que Rajoy dé un paso atrás, está dispuesto a fracasar en la de que lo den Rajoy y Sánchez…
R.– Para mí, lo que es un fracaso es que este país no tenga Gobierno. Me importa muy poco lo que opinen de esta propuesta, lo que piensen de Ciudadanos. Estoy con la conciencia muy tranquila de intentar que este país tenga un Gobierno sensato.
P.–¿Ve al Rey capaz de proponer un independiente de última hora?
R.–No podría hacerlo. Si no tiene la suma de una mayoría parlamentaria, no puede proponerlo. No me verá pedirle al Rey lo que no podemos solucionar los políticos. La lógica de la Casa Real ha sido muy coherente y no me espero que el Rey saque a última hora una propuesta que no corresponde a la Casa Real.
P.– ¿Va a llevar al Rey algún nombre concreto?
R.– No. Faltaría más que yo tuviera que decir al Rey lo que tiene que proponer. Yo le voy a explicar lo que hemos hecho hasta ahora y la solución que proponemos, que no creo que sea fácil, pero respondería a las ansias de cambio y de reformas de muchos españoles y con un Gobierno nuevo, limpio, sin sospechas de corrupción ni sospechas personales.
P.–¿Entraría Felipe González en esa propuesta, o prefiere un Monti a la española?
R.– La verdad es que España es un país en el que casi antes de que propongas un nombre ya ha muerto. Por tanto, no voy a cometer ese error ni a hacer una quiniela. No me parece serio abrir un debate de nombres o de salón. Esto es una cosa muy seria. Si no hay voluntad política, no hay nada que hablar. Ya he visto un tuit de Rajoy volviendo a fingir un intento de acuerdo con el PSOE.
P.– ¿Dice que finge Rajoy cuando pide hablar con Sánchez?
R.– Con un tuit a Sánchez a cuatro días de la consulta, claro que está fingiendo. Es evidente que Rajoy no quiere esa mesa porque le invitamos el 8 de marzo y no ha contestado. Sigo pensando que las 200 reformas pactadas con el PSOE son asumibles en buena medida por el PP y sus votantes. No ha habido en el PP debate sobre los contenidos. Algunos piensan más en su interés personal y de partido que en el interés general. Hasta ahora el problema han sido Sánchez y Rajoy.
P.– Pero usted se comprometió a trabajar para que el PP se sentara a la mesa. ¿Admite su fiasco?
R.– Si alguien piensa que Rajoy y Sánchez no se hablen es culpa mía, que lo juzguen los españoles. Yo creo que no, sinceramente. El único partido que de verdad está intentando hasta el último minuto un Gobierno, y un Gobierno sensato, es Ciudadanos. Hemos hablado con el PP, hemos hablado y pactado con el PSOE –que no era fácil–, nos hemos sentado incluso con Podemos pensando que se podía abstener. Hasta me he sentado con Carles Puigdemont.
P.– El candidato de consenso, ¿no es una solución tardía? ¿Cómo pretende lograr en cuatro días lo que no se ha logrado en tres meses?
R.– Bueno, tardía… En España te critican por llegar tarde, por proponer un nombre… Reconozco que una solución de esta naturaleza es excepcional. Lo normal habría sido una mesa a tres o una abstención a la investidura de Sánchez con Ciudadanos, pero llegados a este punto, lo más valiente y sensato es poner el interés común encima de la mesa.
P.–¿Y no tiene trampa, en tanto pide más renuncia para Rajoy y para Sánchez que para usted mismo?
R.– Nosotros nunca hemos pedido una silla ni hemos aspirado a presidir un Gobierno, pero es evidente que somos uno de los agentes políticos de esta solución. No me metí en esto para cooperar en el bloqueo del país. No quiero que España sea Grecia. No digo que nuestra solución al bloqueo sea infalible, pero sí creo que estamos a tiempo de un gabinete de consenso.
P.–¿Ha consultado esta propuesta con su socio, el PSOE?
R.–No es mi socio. Tenemos un acuerdo de un, no gobierno, sino una investidura, y sigo compartiendo las 200 reformas. Pero si no sale adelante, tenemos la obligación de formar Gobierno, ése fue el encargo del Rey.
P.– ¿Tiene algo que ver este giro de estrategia con un reciente cambio de tendencia a la baja de Ciudadanos en las encuestas?
R.–Para nada, de hecho no ha habido un giro de estrategia. La misma mesa a tres que propuse el 21 de diciembre es la que quiero ahora. Apartemos del debate a las personas si somos el problema y hablemos de las reformas. La estrategia es la misma. Esto sólo sale adelante si PSOE y PP deshacen la guerra fría.
P.–La llamada del PP al voto útil, ¿ha hecho mella ya en su electorado?
R.–¿Pero qué voto útil? ¡Si no hay elecciones! Eso denota en qué está Rajoy. Está en las elecciones. No ha movido un dedo. Nosotros no estamos en elecciones. Somos los que más hemos trabajado por procurar un acuerdo y lo seguimos intentando. No creo que los españoles se hayan equivocado votando.
P.– Si vuelve a ganar Rajoy, ¿harán lo posible por pactar con él?
R.– No me voy a poner en el escenario electoral.
P.–¿No tienen derecho a saberlo sus votantes?
R.–Mis votantes lo sabrán todo, pero será cuando lleguen las elecciones. No me puedo poner en un escenario preelectoral como quieren algunos que no quieren Gobierno.
P.– ¿Mariano Rajoy es un rajao?
R.– No, Mariano Rajoy no es un rajao ni yo soy un veleta ni un pichón ni un naranjito. Son campañas en las redes sociales, y algunos venimos ya llorados de casa y aguantamos abucheos en el Pleno y hashtags en las redes. Para estar en política hay que tener sentido del humor. La piel fina no sirve en la etapa que le ha tocado vivir a España.
P.– En un escenario electoral, ¿va a resultar creíble un enfrentamiento suyo con Sánchez?
R.–El problema es que esta campaña, si se produjera, no va a destensar la situación. No hay nada más partidista que una campaña. No tengo como objetivo confrontar con Sánchez o con Rajoy, tengo como objetivo llevar a cabo mi programa. Aunque nadie va a poder aplicar su programa al 100%.
P.–¿Puede Sánchez traicionarle con un pacto de izquierdas?
R.–Para que haya traición uno tiene que entender esto como una lealtad absoluta. He firmado un acuerdo de reformas que no se puede llevar a cabo. Me ciño a los acuerdos y respeto lo que decidan el señor Sánchez y su Comité Federal. Si deciden finalmente sumar con los separatistas y con los populistas, ellos sabrán.
P.–Pero, ¿descarta ese giro sí o no?
R.– En política no hay lealtades personales o fe ciega en nadie. Hay acuerdos. No depende de mí lo que haga el Comité Federal del PSOE o Sánchez. Tienen libertad absoluta.
P.– Es decir, no se sentiría traicionado si Sánchez pactase a última hora con Podemos.
R.–Él es libre de poder llegar a un acuerdo si ve que no puede formar Gobierno. Si me pregunta qué opino de ese Gobierno: pues que sería un mal Gobierno. Sánchez y yo nos hemos reconocido nuestra autonomía y nuestra libertad de poder formular en cualquier momento algo distinto.
P.– La alianza Podemos-IU, ¿aleja o acerca esa expectativa?
R.– Podemos, legítimamente, sobre todo Iglesias, quiere suplir su crisis interna, su descenso en los sondeos, con IU. A los que llamó cenizos son ahora sus aliados. Es legítimo que lo haga, pero a Podemos, si hace eso, se le acabó hablar de nueva política, porque no hay nada más viejo que las ideas del partido comunista.
P.– ¿Con Errejón habría habido Gobierno de centro izquierda?
R.–Debo reconocer que las formas en política son importantes, y dentro de Podemos es evidente, desde siempre, que él las ha mantenido. No ha hablado de cal viva, no ha dicho ciertas barbaridades sobre C’s. Pero en el fondo, Errejón defiende lo mismo que Iglesias: un modelo que PSOE y C’s no compartimos.
P.–Habla de problemas internos de Podemos, pero ustedes en las últimas semanas también los han tenido: dos cargos han dimitido por sus negocios en Panamá, mientras pedían explicaciones a Soria y Rajoy. ¿No le provoca sonrojo?
R.–No. En el caso de Aragón ni siquiera lo tuvimos que echar porque nos presentó la renuncia antes de que lo supiéramos. El otro caso, que aparecía en una empresa trabajando y viviendo en Panamá, él mismo dimitió, ante la presión. En todo caso, hay una diferencia importante en como reaccionan unos partidos y otros. Y le sigo pidiendo explicaciones a Rajoy porque él hizo la amnistía fiscal, queremos saber por qué, y por qué no hemos pedido actuar contra el blanqueo de capitales en Panamá.
P.–En Murcia han destituido a su delegado territorial por pagos irregulares de facturas en la campaña.
R.–Puede haber un error administrativo a la hora de aplicar un gasto a la cuenta del grupo parlamentario de Murcia o del partido, pero todo es dinero del partido y no de mordidas, como otros. Lo hemos investigado y si alguien comete un error debe asumir su responsabilidad. Hay que ser ejemplares y marcar la diferencia con otros partidos. La política nueva tiene que ser mucho más rigurosa que la vieja, aunque no se trate de corrupción o temas delictivos como en otros partidos.
P.–Su partido también ha protagonizado últimamente mensajes contradictorios. ¿Eso no desgasta y provoca confusión?
R.–Lo que provoca desgaste es que tenemos que salir durante muchos días a hacer ruedas de prensa, a contestar a los medios sobre cosas que no han cambiado.
P.–Pero si no han cambiado, ¿por qué el mensaje es contradictorio?
R.- No es contradictorio, es que ustedes preguntan cosas que pueden o no suceder. Todos, yo el primero, a veces, no explicamos o matizamos claramente todo y de ahí, como hay poca información, se genera todo.