EL MUNDO 13/12/13
· Van Rompuy: «Cataluña quedaría excluida el día de la independencia»
No habrá referéndum secesionista en Cataluña. Ni el próximo 9 de noviembre ni ningún otro día. El Gobierno está decidido a impedirlo. Así lo «garantizó» anoche Mariano Rajoy desde La Moncloa horas después de que el bloque independentista hiciera pública la doble pregunta.
A su lado, el presidente del Consejo Europeo, escuchaba con atención los argumentos de corte constitucional que desgranaba Rajoy para defender la unidad del Estado. Después, cuando se le requirió a él en el turno de preguntas para que aclarara si Cataluña saldría de la Unión Europea en el hipotético caso de que se culminara un proceso secesionista, la respuesta de Herman Van Rompuy fue la esperada. El presidente del Consejo repitió punto por punto la doctrina comunitaria: un territorio que se disgrega de un Estado miembro deja de ser parte de la Unión y, en consecuencia, los Tratados dejan de aplicársele de forma automática. Si desea ingresar en el club debe abrir un proceso de adhesión que debe ser ratificado por todos los socios.
Anteriormente, en una declaración de corte claramente institucional, Rajoy quiso dejar clara su determinación: «La consulta no se celebrará». Y a ello añadió, además, que no está dispuesto a negociar nada con Artur Mas en relación con este asunto porque, como aclaró, ni puede ni quiere. Fue tajante porque la consulta de autodeterminación que pretenden la Generalitat y sus aliados «es inconstitucional». Y lo es porque colisiona de lleno con los dos artículos clave de la Carta Magna, el primero y el segundo, en los que se consagra la indisoluble unidad de la nación y se residencia la soberanía en el conjunto del pueblo español.
Por estas razones básicas, el presidente, que sobre esta cuestión aseguró estar «completamente de acuerdo» con el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, mantiene que en ningún caso podría tener lugar un referéndum cuyo último objetivo es intentar que una parte de los españoles imponga sus designios respecto al Estado a todos los demás.
«Lo que han planteado esta mañana algunos partidos políticos de Cataluña es radicalmente contrario a la Constitución y a la Ley. Es una iniciativa que choca frontalmente con el fundamento mismo de la Constitución que es la indisoluble unidad de la nación española», afirmó. Como consecuencia de este primer argumento, Rajoy enhebró una reflexión obvia: el Gobierno que preside no puede autorizar, «ni negociar» sobre «algo que es propiedad de todos los españoles». «Sólo al conjunto de los españoles», que son los titulares exclusivos de la soberanía, «les corresponde decir qué es España y cómo se organiza, y nadie», advirtió, «puede privarles de ese derecho»
«Ningún Gobierno puede ceder lo que corresponde a los españoles. Ni yo ni ningún presidente del Gobierno puede permitir o consentir que se prive a los españoles de lo que la Constitución y las leyes les garantizan», reiteró. Minutos después añadiría que esta facultad tampoco puede ser asumida por el Parlamento. Algo así, insistió, «sería disparatado».
El presidente, como ha hecho en anteriores ocasiones, recordó que es a él como jefe del Gobierno a quien con más rigor le corresponde cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes y ateniéndose escrupulosamente a ellas asegura que no habrá consulta. «Eso», aseveró, «está fuera de toda discusión y de toda negociación». Con estas palabras tajantes, Rajoy no deja ni un solo resquicio que permita albergar esperanzas a Mas y a sus socios de poder abrir un cauce de diálogo que desemboque en la celebración de un referéndum pactado. Esa vía quedó anoche cerrada a cal y canto. Y además, dará igual cuál sea la fórmula de presentación que el Parlament decida: ni el camino del artículo 152 de la Constitución, ni la Ley de Consultas catalana, ni la remisión al Congreso de los Diputados. Todas las salidas están cegadas. Aún más, el presidente del Gobierno lanzó un requerimiento que casi sonó a ultimátum al president de la Generalitat: «Antes de que se formalice esta propuesta y se intente abrir un proceso manifiestamente contrario a la Constitución y a los derechos de los españoles, apelo a su responsabilidad y al compromiso político por él asumido de no violentar las leyes».
Sobre este punto evitó, sin embargo, ir más allá y rechazó concretar que medidas políticas y jurídicas adoptará el Gobierno para impedir que el desafío se consume. Rajoy no quiso en ningún caso hacer mención al artículo 155 de la Carta Magna que contempla la posibilidad de suspensión de la autonomía. «No entraré en hipótesis», aclaró.
Rajoy recordó que su voluntad siempre ha sido la de «fortalecer los lazos afectivos, económicos y sociales» que unen a los catalanes y al resto de los españoles. Y pese a lamentar «profundamente» iniciativas como la que ayer empezó a tomar cuerpo, aseguró su intención de seguir esforzándose «para que los catalanes que siempre han sido una parte fundamental y querida de España no se vean perjudicados» por las consecuencias de la carrera de Mas hacia ninguna parte.
EL MUNDO 13/12/13