EL MUNDO – 06/06/15 – VICTORIA PREGO
· Muy asustado tiene que estar el presidente del Gobierno para haberse lanzado así, a tumba abierta, a señalar al líder socialista y acusarlo de ser un peligro para la recuperación económica de España y para la estabilidad del país. Y muy serias le deben estar pareciendo las amenazas que ve en los acuerdos múltiples entre los partidos de izquierda para hacerse con el poder y, sobre todo, para impedir que ese poder caiga en manos del Partido Popular que, sin embargo, ha sido el más votado en casi todas las plazas.
Es verdad que la experiencia de la gestión de los gobiernos multipartitos ha resultado un clamoroso fracaso. Pero Rajoy debe tener presente que, si los electores han decidido propiciar este tipo de pactos en lugar de volver a otorgar la mayoría absoluta a su partido, es porque tienen memoria. Memoria del fracaso de los gobiernos multicompartidos por la izquierda, pero memoria también del resultado de las mayorías aplastantes que esos mismos electores depositaron en manos del Partido Popular en ayuntamientos y comunidades en la anterior legislatura.
Ahora es cuando Rajoy puede calibrar la auténtica hondura de las consecuencias que puede tener para el futuro de España la corrupción que ha anegado a su partido y de la que son responsables sus autores, pero también los dirigentes que la toleraron y que sólo han tomado medidas contra ella cuando ya era tarde. Y ahora se encuentra radicalmente sólo frente al peligro de que todo lo hecho hasta ahora por su Gobierno en materia de recuperación económica sea devastado si la tendencia electoral del 24-M se repite en las elecciones generales.
Por eso intenta socavar ante sus propios correligionarios la figura política de Pedro Sánchez. Es una llamada a rebato a quienes dentro del PSOE consideran que el ansia de su secretario general por mitigar su fracaso electoral cubriéndolo con conquistas de poder aupadas por Pablo Iglesias llevará al partido al desastre a medio plazo.
Es ése un temor muy fundamentado. Lo que está intentando Sánchez puede acabar siendo un engordar para morir, porque su partido corre el riesgo cierto de ser ocupado en su identidad hasta llegar a quedarse sólo con la cáscara, como un huevo vacío. Y, por lo que se refiere al país, nada más inquietante que esa imprecisa promesa del líder del PSOE de derogar la reforma laboral si gana las elecciones, promesa que sería incrementada y reforzada si tuviera que contar con la ayuda de Podemos para llegar al Gobierno.
El liderazgo de Sánchez no es aún todo lo sólido que él necesita y Rajoy intenta hacer palanca sobre ese punto de debilidad por ver si, alarmado ante el riesgo de perder apoyos determinantes en su partido, el secretario general del PSOE reflexiona y regresa a la centralidad que ha sido propia de los socialistas durante estos años. Pero su necesidad ahora es tan perentoria que puede muy bien haberle nublado definitivamente la visión de largo plazo.