EL CORREO 16/03/15
· El presidente dice en Andalucía que apostar por el partido de Albert Rivera equivaldría a regalar la Junta al PSOE
Las elecciones andaluzas iban a ser el primer test para medir el empuje de Podemos, una fuerza alternativa al bipartidismo tradicional PSOE-PP. Pero la sorpresa la está dando Ciudadanos, una formación hasta ahora residual, muy vinculada a Cataluña y sin infraestructura en Andalucía que, sin embargo, en pocos meses ha levantado el vuelo y ha empezado a pescar en las aguas revueltas de los desencantados, que ven en la formación de Albert Rivera el toque de atención necesario sin salirse del sistema político de la Transición.
Los sondeos, a una semana de la cita con las urnas, sitúan ya a Ciudadanos como la clave para que la lista más votada pueda formar gobierno, dado que las fuerzas mayoritarias han descartado por activa y por pasiva cualquier acuerdo con Podemos e IU parece que va a obtener unos pobres resultados que le condenarán al papel de convidado de piedra en el debate de los pactos. Así, la única opción que les queda a los socialistas para gobernar con cierta estabilidad es Ciudadanos, que no se ve como una mezcla ideológicamente incompatible. De hecho, ya se probó en el Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda con el actual candidato naranja a la Junta Juan Marín de teniente de alcalde.
Así, el miedo empieza a cundir en las filas del PP, a quien la socialista Susana Díaz retó ayer asegurando que el 22 de marzo «van a recoger la derrota de Rajoy» y «a abrir la esperanza también para España». Los populares no solo se enfrentan al riesgo de abstención entre sus votantes sino, que al igual que el PSOE con Podemos, los comicios del domingo les servirán para medir la fuerza real de la formación de Rivera, que les come terreno por el centro. Su baza es alentar el miedo a unos pactos que, según dicen, regalarían de nuevo el Gobierno de Andalucía al PSOE, con Ciudadanos en calidad de «bisagristas». «No se puede tirar el voto dándoselo a fórmulas que solo garantizan la continuidad de los socialistas», insistió ayer el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en un mitin en Roquetas de Mar.
El líder popular apeló directamente a los indecisos, a los desencantados que recelan del PSOE y a quienes también han visto minada su confianza en el PP . Su argumento para frenar la huída de votantes fue, una vez más, su gestión económica. Rajoy insistió en «desconfiar» de quienes «no han gestionado nunca» o «proclaman soluciones instantáneas». «No hay varitas mágicas», dijo, arremetiendo también contra quienes no proponen nada «para ver si pescan de aquí y de allá».
«Palanca del cambio»
Albert Rivera, por su parte, se deja querer y presenta a Ciudadanos como la «palanca del cambio». En Sevilla, confió ayer en dar aún más la vuelta a las encuestas y no solo ser llave de gobierno, sino gobernar y dejar una Andalucía «que no la va a conocer ni la madre que la parió», dijo parafraseando a Alfonso Guerra, a quien describió como «buen orador y mejor cabeza».
Rivera insistió en que, si de ellos depende, «esto va a cambiar radicalmente y la Junta va a ser devuelta a los andaluces con el objetivo de que en esta tierra haya prosperidad y no haya corrupción». En este sentido, su partido empieza a imponer ya las condiciones de cualquier posible alianza postelectoral: no solo las dimisiones de José Antonio Griñán y Maneul Chaves, sino, además, un «cambio drástico» de políticas. «Ni cargos de confianza, ni dinero, ni puestecitos, ni paguitas para comprar voluntades», advirtió Rivera, convencido de que, «gane quien gane en Andalucía, el cambio va a llegar».