Una investidura fallida, un socio de pacto que dice que no se fía de él e insiste en pedir savia nueva y un PSOE que podría cambiar su estrategia si Mariano Rajoy diera un paso a un lado no son motivos que inquieten a Rajoy. El líder del PP mantiene la confianza en él mismo, pese a las teorías que hablan de su ausencia como una posible salida al bloqueo político. No contempla la retirada. Para acallar esas voces, puso como ejemplo a su candidato en Galicia, Alberto Núñez Feijóo, quien tuvo dudas en optar a la reeleción. «La decisión que has tomado es buena para Galicia, para España, para el PP y para ti. En tiempos de dificultad los que se tienen que quedar son los buenos, que se vayan los malos», fue el reto en clave nacional que lanzó. «Te deseo que cumplas muchos años más y, si es posible, que yo esté a tu lado; sería bueno para ti y bueno para mí», zanjó el día que Feijóo cumplía 55 años.
Los dos líderes del PP se dieron un baño de masas en la plaza de toros de Pontevedra, que ya es un clásico del PP gallego y Rajoy lo elevó a categoría de «emblema», pues fue el acto central de las dos últimas campañas autonómicas, en las que el partido ganó con mayoría absoluta. A la vista de los antecedentes, y de que ayer se superaron con creces las expectativas de público e incluso más de un millar de personas se quedó fuera, el presidente estatal manifestó su confianza en que Feijóo volverá a formar Gobierno el 26-S.
El candidato del PP para Galicia hizo bandera de un Gobierno «a la gallega» –los populares han gobnernado con mayoría absoluta–, sinónimo de estabilidad, frente a uno «a la española» o, lo que es lo mismo, 263 días en funciones.
A la vista del panorama político estatal, Feijóo pide «ni gobierno a la catalana, que quieren los nacionalistas; ni gobierno a la valenciana, que quieren los de Podemos; ni gobierno a la madrileña, que quieren los de Ciudadanos». Quiere un ejecutivo «a la gallega, elegido por el pueblo» con un presidente que promete, además, dedicación exclusiva y anteponer Galicia a «cualquier cosa, personal o profesional».
Feijóo y Rajoy coincidieron en pedir el voto al PP como garantía de solidez y única forma de evitar «la parálisis política del esto de España». Siguiendo el mismo hilo argumental, Rajoy abundó sobre los peligros de que su candidato no reedite la mayoría absoluta con la que gobierna en Galicia desde hace ocho años. Y el riesgo no es otro que un Gobierno en funciones en una España en la que «cada día que pasa el coste es mayor» y de la que no se corta ya nada en responsabilizar a la «actitud obstruccionista de Pedro Sánchez».
Esta política de Sánchez «amenaza con hacernos perder mucho más que el tiempo» y Rajoy alertó de la gravedad de la paralización de España «después de todos los esfuerzos que hicieron los españoles» en estos cuatro años y de que en Galicia ocurra lo mismo. «No queremos para Galicia lo que estamos viendo en el Parlamento nacional».
Para pedir el voto pone como aval las dos últimas legislaturas de gobierno del PP en la Xunta y un candidato «sensato, que da estabilidad, que es solvente» que garantiza una Galicia «estable, moderada, dinámica, constitucional, integrada en España y en Europa» frente a la «nada» que ofrecen los demás, pues no son más que «un solar sin licencia para edificar porque no quieren construir, solo quieren destruir» y crear una situación política «de radicalismo».